Más
de 60 miembros de ETA excarcelados por la derogación de la doctrina Parot se
han reunido en Durango. Es innegable que cometieron matanzas y asesinatos. Es
igualmente innegable que fueron apresados, condenados y cumplieron condena, de
acuerdo con la legalidad española. Y también que se reunieron en Durango porque
el juez Pedraz no prohibió el acto. Incluso también que son libres de reunirse
donde quieran y acordar juntos lo que crean conveniente, siempre que no
contravengan los derechos humanos y las leyes españolas.
Esos
ex presos de ETA han pedido en Durango más excarcelaciones de presos, en
aplicación de la derogación de la doctrina Parot, y se han reafirmado sin
ambages en “las vías políticas” para alcanzar sus objetivos. Ciertamente, no
han mostrado arrepentimiento, pero el Código Penal no lo exige. Y reconocen el
daño causado en y por “el conflicto”, cuyas consecuencias enclavan en un marco
“multilateral” (afirman que las víctimas y el sufrimiento se han producido en
ambas partes).
En
este asunto la ciudadanía española suele ser solo selectivamente empática con
los agentes del conflicto, si recordamos
someramente qué es eso de empatía: literalmente, ponerse en el “pathos” del
otro, o en otras palabras, tener la capacidad y la voluntad de percibir las
ideas y las emociones que otra persona puede pensar o sentir. Con esto no me
refiero a estar de acuerdo o a “comprender” el crimen perpetrado por un etarra,
sino solo a librarse de las limitaciones de la perspectiva únicamente propia a
la hora de analizar una cuestión.
Por mucha
propaganda política que se nos haya querido lanzar desde la parte española, una
buena parte de la población vasca reclama el derecho a “decidir”, la
“autodeterminación”, el “autogobierno” o la “independencia”. Si no queremos
hacer recuento de los votos obtenidos en las últimas elecciones vascas (de
amplísima mayoría nacionalista, a pesar de la cantidad de obstáculos puestos a
determinados grupos políticos abertzales por “apoyar el terrorismo”), basta
considerar que en el referéndum de diciembre de 1978 votó en Euskadi solo el
30% del censo (un total de 1.552.737 ciudadanos con derecho a
voto). Pues bien, el sí a la Constitución obtuvo en Euskadi
479.205 votos, el no 163.191, y la abstención, promovida por el PNV, 859.427 votos.
Invocar, pues, la Constitución española al pueblo vasco en esta cuestión es,
como mínimo, poco ajustada a la realidad.
Equivocados
o no, un grupo de vascos y de vascas optaron por la lucha armada contra el
Estado español como única vía real para conseguir la independencia de Euskadi.
Contra el régimen franquista, primero, y contra los gobiernos españoles
surgidos a partir de 1978, se armaron, mataron, asesinaron, volaron con bombas
y perpetraron atentados sangrientos. Sin embargo, en sus mentes, lejos de
considerarse criminales y terroristas, se consideraron “gudaris”, soldados y
combatientes vascos. Lo han vivido como una guerra, han estado inmersos en su
guerra, y –como ellos han declarado profusamente- en una guerra siempre hay
víctimas. Ellos también hacen recuento de sus víctimas: además de las
asesinadas por el GAL, cada año Amnistía Internacional ha denunciado a España
por cometer torturas en comisarías y cárceles de Euskadi y el resto del país,
obteniendo solo el silencio o la negación por parte de los sucesivos Gobiernos
españoles.
Mal que
les pese a algunas personas, esos ex etarras reunidos en Durango fueron
asesinos, pero ahora la ley y la justicia los han declarado ciudadanos libres,
de igual forma que sería una injusticia que un ladrón fuese considerado durante
toda su vida ladrón tras cumplir condena legal en la cárcel. Seguramente,
consideran que han cumplido con su deber. Probablemente, en el futuro su pueblo
les rendirá homenaje y les dedicará calles y plazas. Esto repugna a muchas
personas que pertenecen al otro bando, pero este esquizoide y doloroso drama
existente en toda sociedad que ha pasado por un conflicto armado, lo conocieron
bien en el pasado en Argelia, en Bosnia, en algunas repúblicas ex soviéticas, y
en muchos otros lugares del planeta. El pueblo vasco pide simplemente ahora un
referéndum, el mismo derecho a decidir, a la autodeterminación, que muchas
personas y partidos políticos españoles reclaman, por ejemplo, para el Sahara
Occidental o el Tíbet.
Los ex
etarras han sido capaces de dejar de matar, pero los gobiernos españoles han
sido hasta ahora incapaces de permitir pulsar y escuchar la voluntad popular de
un territorio, Euskadi, hasta ahora administrativa, política y militarmente en
dependencia del Reino de España. Demasiado miedo a… perder las siguientes
elecciones…
Personalmente,
me parecen execrables y condenables los crímenes de ETA. Me duelen sin
paliativos las muertes, los asesinatos, los tiros en la nuca, las bombas, las
lágrimas de los familiares y de los amigos. Pero me abstengo ya de seguir
volcando sobre los ex presos de ETA una retahíla de adjetivos descalificativos
y de topicazos repletos de demagogia barata, pues legalmente han pagado por sus
crímenes. De paso, me cabrea sobremanera ver aún encarcelado a Arnaldo Otegi
por unos cargos que causan tanta irrisión como pena, y sigo sin hallar
explicación racional a que en Euskadi no se celebre pronto un referéndum sobre
su futuro.
(El
psicoanalista que llevo dentro me pregunta insistentemente por qué me meto
innecesariamente en jardines donde pueden llover toda clase de cosas, pocas de
ellas afables y buenas).
Buen y valiente artículo. Suscribo todo lo escrito sin ambajes.
ResponderEliminarBuen y valiente artículo. Suscribo todo lo escrito sin ambajes.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con todo lo expuesto, excepto en un par de detalles, uno es el encasillar estos actos dentro del término guerra. Para que así fuera, hubiera supuesto el enfrentamiento organizado de grupos humanos armados. Creo que un político saliendo de su casa, al que le pegan un tiro por la espalda no entra en esa definición, por mucho que queramos martillear la situación. Fueron actos de cobarde terrorismo, llamemos a las cosas por su nombre. Lo segundo es sin duda los motivos, que todos aquellos que hemos profundizado seriamente e investigado durante años, sabemos que el motivo no fue otro que el económico. La extorsión entre otros métodos usados por las distintas mafias, que es en definitiva lo que llegaron a formar ocultándose bajo el noble nombre de la reivindicación de la patria.
ResponderEliminarGracias por haberte metido en este intrincado jardín. He leído con enorme curiosidad lo que tenías que exponer
ResponderEliminarPaquita
Y yo me enorgullezco de tener un padre que, sea por pulsiones heroicas, "suicidas", o simplemente (mi intuición me dice que ésta es la más fuerte) por pura y llana coherencia con la vida, no tiene miedo a hablar.
ResponderEliminarMe ha gustado tu reflexión, gracias por compartirla
Es un artículo valiente y tu misma opinión la suscribimos muchos ciudadanos en el estado español. Ánimo, los ciudadanos libres viven y se expresan siempre libremente. Tú eres para muchos de nosotros todo un ejemplo de libertad. Planta fuerte!
ResponderEliminarFelicito a Antonio por el artículo, valiente y fundamentado.. Quizás es lo mejor que he leído sobre un tema tan doloroso. Me ha ayudado también ha situarme en la cuestión las dos precisiones de Anónimo. Enhorabuena a BegoA: de verdad, tu padre es coherente y muy comprometido. Admirable su defensa de la Escuela Pública.
ResponderEliminar(a)
¿Equivocados o no? Sinceramente, matar indiscriminadamente a inocentes sin oportunidad de defensa, tiros en la nuca, bombas en la vía pública ... son y serán SIEMPRE y en todas partes EQUIVOCACIONES CRIMINALES. No creo que sean sus autores, por mucha pena que hayan cumplido, por muy libres que sean, quienes tengan autoridad moral para ninguna reivindicación.
ResponderEliminarDios mío lo que hay que leer... luego que nadie se eche las manos a la cabeza y se pregunte como hemos llegado a la actual situación.
ResponderEliminarZorionak valiente, nos hacen falta plumas libres y sensatas y la tuya es una... subcribo todo puntos y comas y exclamaciones.. tengo que conocerte Antonio y darte un fuerte abrazo solidario.
ResponderEliminarComo dijo Winston Churchill“Valor es lo que se necesita para levantarse y hablar; pero también es lo que se requiere para sentarse y escuchar". Quiero agradecer la lucidez de sus articulos y quiero añadir que es un error pensar que se ha metido innecesariamente en jardines que no toca, muy al contrario, hacen falta opiniones valientes como la suya para que los muchos españoles que pensamos igual no nos creamos bichos raros y no tengamos miedo a decir alto y fuerte que la democracia no es eso que nos quiere hacer creer tanto pseudo demócrata de feria que pulula por tertulias y medios escritos. Pienso que podia haber ido aun mas lejos, pero de todas maneras gracias.
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