Dibuja un cuadrado
perfecto,
seguro de sí mismo.
Ahora
en él
haz una raya cualquiera.
Y dos. Y una docena.
Simetría consciente y deseada.
Después
observa la figura de tu
vida.
Trázate rayas.
Desorden simétrico.
Simetría imprevista.
Disonancias continuas en la voz del alma.
La asepsia geométrica no existe allí.
Armonía caótica.
Estética compleja del destino voluntario.
Dibuja un cuadrado vital.
Verás cómo tiene trillones de lados.
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