lunes, 21 de marzo de 2011

Gaudeamus igitur, Amén


 Artículo a publicar el próximo miércoles en el Peródico de Aragón
 
El 26 de marzo de 2010, las primeras autoridades y una multicolor comitiva académica de la universidad de Zaragoza, precedida por los maceros, fueron aposentándose en la Sala Paraninfo  de la antigua facultad de Medicina y Ciencias de Zaragoza, a fin de oficiar el “Acto Solemne de la festividad de San Braulio”, tal como estaba previsto en el Ceremonial que puede leerse en Internet. A reglón seguido, el Rector puso de manifiesto para qué estaban allí tan eximias y preclaras personas: “Se abre la sesión del acto solemne de la festividad de San Braulio, Patrón de la Universidad de Zaragoza”. Desconozco si alguno de los asistentes llegó a preguntarse si tiene sentido, adentrados ya en el siglo XXI, que una universidad pública y civil, la universidad de Zaragoza, una institución pública del Estado, mantenga oficialmente un patrón confesional, cuya celebración se considera festiva y no lectiva.
La ceremonia universitaria alcanzó cotas verdaderamente surrealistas, cuando, en pleno núcleo de la ceremonia, el Rector volvió a tomar la palabra: A continuación tiene la palabra el profesor doctor don XX, de la Facultad de Veterinaria, que pronunciará la alocución laudatoria en honor del patrón San Braulio, titulada ‘Del genoma mitocondrial a la enfermedad’”.  Seguramente, crujieron los cimientos de la universidad zaragozana y de su historia al tratar de entender aquel acto de travestismo por el que el genoma mitocondrial mutaba en una alocución (“discurso o razonamiento breve por lo común y dirigido por un superior a sus inferiores, secuaces o súbditos”) laudatoria (“que alaba o contiene alabanza”) en honor del patrón (“defensor, protector”; “protector escogido por un pueblo o congregación, ya sea un santo, ya la Virgen o Jesucristo en alguna de sus advocaciones”) San Braulio.
La cosa es que no se trata de un acto antirreligioso preguntarse para qué necesita patrón una universidad pública de una institución pública como es la Comunidad Autónoma de Aragón. En una sociedad plural como es la actual y en un Estado aconfesional como establece la Constitución española de 1978 carece de sentido que una universidad pública y civil mantenga como festividad propia principal la de un obispo católico del siglo VII venerado como santo por los fieles de la confesión católica. Aragón tiene un nutrido número de intelectuales y artistas de primera fila, en cuyo honor la universidad de Zaragoza podría celebrar unánimemente su festividad oficial. Por ejemplo, Santiago Ramón y Cajal, Francisco de Goya, María Moliner, Luis Buñuel, Miguel Catalán, Joaquín Costa, etc. ¿Para qué necesita un patrón confesional una universidad pública como la universidad de Zaragoza?  Seguramente, la respuesta mayoritaria en el mundo universitario es la indiferencia, la indolencia, el desinterés, la abulia y la inercia al respecto por parte de buena parte del mundo universitario. Así nacen, crecen, maduran y vegetan las tradiciones.
La vida y las obras de Braulio de Zaragoza tienen un carácter eminentemente religioso y confesional, lo que lleva a preguntar qué conexión puede tener con una Universidad civil y pública, con una institución pública de un Estado constitucionalmente aconfesional. Sin entrar en sus valores hagiográficos y teológicos (pertenecientes al mundo privado de las confesiones religiosas), y aun admitiendo su relativo valor literario en consideración a la época tan oscura en que vivió, su aportación intelectual en cualquier ámbito del saber racional y de los saberes científicos es bastante escasa o nula: principalmente, su relación epistolar (unas 44 cartas) con Isidoro de Sevilla, su obra “Vida y milagros de san Millán de la Cogolla” y su participación protagonista en los concilios V y VI de Toledo, donde entre otras cosas se decreta sobre todo medidas persecutorias de extrema dureza contra los judíos. En el año 2011 no sería descabellado examinar si Braulio de Zaragoza reúne méritos para que la festividad universitaria institucional le esté dedicada, considerando además el considerable número de figuras de las letras, las artes y las ciencias que han nacido, vivido o trabajado en tierras aragonesas.
El 25 de marzo de 2011 se repetirá la ceremonia universitaria en Zaragoza en honor de su patrón confesional. En algún lugar de la sala Emmanuel Kant irá diciendo también a quien quiera escucharlo “la necesidad de que el  hombre salga de su minoría de edad, es decir, de la incapacidad de servirse del propio entendimiento, sin la dirección de otro”. Kant insistirá en que “cada uno es culpable de esta minoría de edad cuando la causa de ella no reside en un defecto del entendimiento, sino en la falta de decisión y ánimo para servirse con independencia de él, sin la conducción de otro, dejando así de permanecer  con gusto bajo ella a lo largo de la vida, debido a la pereza y la cobardía”. Por eso les es tan fácil a algunos erigirse en tutores, patrones y patronos.

2 comentarios:

  1. Algunos necesitamos leer artículos como este para refrescar nuestra vida.
    Somos pocos y silenciosos, pero quiero que sepas que nos gusta lo que transmites.

    Luis Mar

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