lunes, 31 de octubre de 2011

La energía, una forma básica de dominación en el mundo


Publicado hoy en el web de ATTAC España

Llevamos décadas aguantando el aguacero de una serie de sucesivas “crisis energéticas” que sirven para justificar unas medidas económicas siempre lesivas para gran parte de la población mundial. De paso, se dejan sistemáticamente de lado las denominadas energías alternativas, limpias y renovables, centrando el foco de atención en los diversos combustibles fósiles y en la energía nuclear. A renglón seguido, los poderes boicotean, de hecho, las reuniones y convenciones sobre cambio climático y crisis medioambiental.
Hace unas semanas, un compañero de ATTAC me hizo llegar un correo donde se informaba de un proyecto del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), encabezado por el químico Daniel Nocera y recogido en la revista Science (31 de julio de 2011), para la conversión y almacenamiento de la energía solar en electricidad. A partir de una pieza de silicio, níquel, cobalto y otros catalizadores, de tamaño reducido y depositada en un cubo de agua, esa pieza reacciona químicamente ante la luz solar y produce burbujas separadas de oxígeno y de hidrógeno. Las dos corrientes pueden ser recolectadas y almacenadas en pilas de combustible, listas para proporcionar electricidad.
Los investigadores esperan que en una década los usuarios puedan obtener mediante este sistema electricidad para sus casas y coches, si bien la clave radica en que este proceso acabe siendo a la vez eficiente y barato. De hecho, tienen previsto probar a corto plazo su hallazgo en miles de hogares en la India. Una pieza de un metro cuadrado, inmersa en agua, podría proporcionar diariamente energía a un hogar de tipo medio, e incluso los costes de montaje y de operación serían más reducidos que las actuales placas fotovoltaicas. Sn embargo, la noticia apenas tuvo eco en los medios de información y comunicación (estos no son ajenos a los intereses del poder, los poderes y los “mercados”): se publica lo que y como interesa, se aniquila lo que no interesa mediante su no publicación (que se lo digan, si no, a Wikileaks).
Como botón de muestra, al poco tiempo del 11-S, el 9 de febrero de 2002 Hamid Karzaï, el  nuevo primer ministro de Afganistán, y su homólogo paquistaní, el dictador y golpista Musharraf, fuerte aliado de los Estados Unidos en la zona, cerraban un acuerdo para permitir la construcción de un oleoducto que enlazase el mar Caspio con el océano Índico, atravesando el Afganistán recién conquistado. Con ello, las grandes multinacionales petrolíferas habían conseguido finalmente hacer realidad sus ansiados proyectos. Sorprendentemente, los telediarios callaron y los medios de comunicación hablaban principalmente de democracia, lucha contra el terrorismo y la cuesta de enero tras los dispendios navideños. Meses después, Estados Unidos invadía Irak para “desarmar a Irak de armas de destrucción masiva,  poner fin al apoyo de Saddam Hussein al terrorismo, y lograr la libertad del pueblo iraquí”.
Además de los recursos energéticos de sus aliados en el Golfo Pérsico, principalmente Arabia Saudí y Kuwait, hace unos días se han hecho con el crudo y el gas libios a base de apoyar a unos “rebeldes” de difícil identificación y bombardear cuanto han querido, enarbolando ante la opinión pública el estandarte de la libertad y de una “primavera árabe”, cada vez más a caballo entre el otoño y el invierno. Les queda solo el petróleo de Irán, al que han declarado enemigo nº 1 de la paz y el orden.
Dinero, armas y energía están en sus manos y el mundo entero se mueve al ritmo de sus dictados sobre, por ejemplo, los recursos energéticos a utilizar en el mundo. Las fuentes de energía alternativas no les resultan, de momento, rentables (para eso es preciso invertir en investigación y están demasiado acostumbrados a investir solo sobre seguro) y esgrimen argumentos sesudos para explicar que no son suficientes ni económicas para satisfacer las necesidades privadas e industriales, aunque se gastan y obligan, directa e indirectamente, a comprar armamento por ingentes y lacerantes cantidades de dinero.
Las energías alternativas (eólica, solar, biomasa…) doblegan su cerviz ante las energías que implican la quema de combustibles fósiles (carbón, gas y petróleo). Asistimos desde hace décadas a un constante y portentoso progreso de algunos ámbitos científicos y técnicos (vg. bioquímica, nanociencia, instrumentos informáticos y de comunicación, etc.), pero en lo que respecta a la energía predominante en el mundo seguimos anclados básicamente en los tiempos de la revolución industrial del XIX (combustibles fósiles) y de la guerra fría (energía nuclear).

miércoles, 26 de octubre de 2011

El vasco y otros conflictos


Publicado hoy en El Periódico de Aragón

Nos hemos alegrado mucho al conocer que  ETA comunicaba el cese definitivo de la violencia terrorista. Resulta magnífico imaginar, aun con las debidas cautelas, el presente y el futuro sin bombas y tiros en la nuca, sin examinar cada día los bajos del coche, sin escoltas, sin miedo al vecino. Euskadi y España entera tienen aún que aprender a vivir con normalidad, en el respeto de las ideas y los proyectos políticos discordantes.
Sin embargo, las noticias, también las buenas, deben vivirse no solo desde el exterior y previendo formas de convivencia inéditas desde hace más de cuarenta años, sino también desde la coherencia personal y social, desde las opciones que dependen solamente de uno mismo. Es de esperar que nunca más haya muertos, asesinatos, torturas y atentados en nuestro país, pero no hace falta ser un lince para augurar que en el futuro habrá  tensión en Euskadi, pues una cosa es el cese de la violencia y otra muy distinta que no arrecie la reivindicación de independencia.
Hay vascos de bien que no se quieren españoles y desean vivir y convivir desde su propia identidad. No son etarras, no son terroristas. Han rechazado de plano la violencia, comparten los mismos valores cívicos y respetan los mismos derechos humanos que cualquier otra persona de buena voluntad. Y quieren además un Estado vasco independiente. Eso no es ningún delito, pero genera un conflicto con quienes tienen un concepto distinto de país.
Revindican una Euskal Herría independiente y a la vez no buscan imponer por la fuerza su proyecto a los demás y acuden a la conveniencia de una consulta popular para poder comprobar así con qué apoyo cuentan unas y otras opciones. Sin embargo, se encuentran de inmediato con la intransigencia de otro nacionalismo (el nacionalismo español) que, invocando su Constitución, proclama la imposibilidad de un referéndum o algo similar. Por un lado, rechazan las vías violentas y, por otro, tienen vetada, de hecho, la posibilidad independentista por vías democráticas y pacíficas. Y eso genera un conflicto, acompañado quizá de no pocas tensiones.
En el marco de la coherencia personal y social, sería recomendable revisar, por ejemplo, la compatibilidad entre la exigencia multitudinaria del derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui y la negación de ese mismo derecho a otro pueblo o colectivo. O las reglas democráticas se aplican a todos los casos por igual y sin discriminaciones de difícil justificación, o la solución de un conflicto entra en un circulo vicioso o un callejón de intrincada salida, en la que una de las partes sentirá lesionada sus derechos.
Vivimos, en efecto, unos momentos de especial rechazo del crimen y la violencia, del asesinato, la tortura y la extorsión. Por ello mismo, debemos aprovechar la oportunidad también de condenar sin ambages a todos los países que aún admiten la pena de muerte, Guantánamo y todas las cárceles, conocidas y clandestinas, donde se conculcan los derechos humanos, a los responsables de las mendaces guerras preventivas de Irak o Afganistán, la connivencia entre algunos de los países occidentales más poderosos y algunas dictaduras, por muy ricas o estratégicas que sean, de corte musulmán.
En estos tiempos de grave crisis económica, en los que están sujetos al recorte permanente y progresivo los sectores sociales más desfavorecidos y los derechos universales a la educación, la sanidad y a la vida digna, el rechazo a la violencia debe pasar igualmente por exigir el recorte sustancial de los gastos militares y armamentísticos y oponernos a una de las mayores violencias existentes en la actualidad: la imposición por parte de los poderes financieros (los políticos son cada vez más marionetas en sus manos) de unas bases de funcionamiento social y económica que asfixian la vida de una buena parte de la ciudadanía.
Si rechazamos la violencia debemos poner remedio a que un tercio de la humanidad muera de hambre y más de dos tercios carezcan de servicios básicos para su supervivencia digna. Leía hace unos días en este diario que se había celebrado una Jornada sobre el papel de la OTAN organizada por la universidad católica San Jorge y el Instituto Español de Estudios Estratégicos Al parecer, allí se había concluido la necesidad de la OTAN para el equilibrio mundial, por lo que  inmediatamente pensé que o ese nefasto equilibrio debía ser eliminado en nombre de la paz, la justicia y los derechos humanos de miles de millones de seres humanos o bien se trataba de un error tipográfico y, en lugar de “equilibrio”, debía leerse “desequilibrio”.
En Libia los “rebeldes” celebran su victoria bajo el manto de la OTAN y el cadáver acribillado del hombre que muchos de ellos antes habían venerado y acababan ahora de linchar. ¿Esos son los garantes de la libertad y la democracia? ¿Quiénes controlan ahora los recursos libios de crudo y de gas?

lunes, 24 de octubre de 2011

Manifiesto por la Escuela Pública 22.X.2011

MANIFIESTO
“MARCHA A MADRID. CONTRA LOS RECORTES, EN DEFENSA DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA”
22 DE OCTUBRE DE 2011


Somos decenas de miles de personas y nos sentimos apoyados por muchos millones. Estamos unidos porque amamos y defendemos la educación pública.
La enseñanza pública llega a cada uno de los rincones de nuestro país, desde la isla más pequeña al pueblo más aislado en las montañas, desde el centro de las ciudades a los barrios más lejanos.
La enseñanza pública acoge a todo el alumnado, sin discriminación, sin selección previa, sin prejuicios, y con el compromiso de proporcionarles una educación de calidad y de abrir sus horizontes.
La enseñanza pública está impartida por un profesorado bien preparado, vocacional y experto, un profesorado que merece todo el reconocimiento y apoyo a su trabajo.
La enseñanza pública es la elegida por la inmensa mayoría de las familias de nuestro país, escolariza a la mayor parte de la población y está en auge. Por ello los responsables políticos están obligados a garantizar su calidad y permanencia.
La enseñanza pública es un compromiso de todos, porque la financiamos entre todos, sabiendo que así garantizamos la igualdad de oportunidades de todos los niños y niñas.
La enseñanza pública ha constituido, a lo largo del tiempo, la garantía de una educación de calidad, y hoy es una pieza clave de nuestro contrato social, porque es la que mejor garantiza el derecho constitucional a la educación.
Sin embargo, los gobiernos están haciendo pagar a la enseñanza una crisis que ella no ha causado. En estos momentos está amenazada por los recortes que se están aplicando a las inversiones en educación, que implican el despido de un buen número de docentes, la reducción de los programas y una disminución de la calidad y equidad de la enseñanza que recibe el alumnado.
Por todo lo anterior, la comunidad educativa ha adoptado una respuesta conjunta, en unión de la sociedad en la que nos hallamos. Porque la enseñanza pública es la única que garantiza la igualdad de oportunidades, la cohesión social, la superación de las desigualdades de origen, la vertebración de toda la sociedad en un objetivo común, y el progreso individual y social de todos, no de unos pocos.
Como sociedad que es responsable de su futuro, no podemos tolerarlo. Por eso:
 Debemos situar a la educación pública en el eje de las prioridades políticas, sociales, ciudadanas y familiares.
 Debemos reconocer que sólo ella puede hacer efectiva la igualdad de oportunidades, convertirse en herramienta de progreso y ofrecer perspectivas a toda la gente joven sin exclusión.
 Debemos aumentar su prestigio y respaldar a su profesorado con nuestro apoyo y confianza. Cuando algunos políticos desacreditan a los docentes de la enseñanza pública, se descalifican a sí mismos. Por eso exigimos que se valore públicamente la importancia de la educación y de todos los trabajadores y trabajadoras del ámbito educativo, con hechos y con palabras.
 Debemos financiarla adecuadamente y protegerla de los recortes presupuestarios y de las consecuencias de la mala gestión de la crisis económica. Por eso exigimos que se retire inmediatamente el castigo a la educación pública y, en vez de decapitar programas y reducir plantillas, se busquen fórmulas para aumentar la inversión y se recorten los enormes gastos suntuarios de las administraciones públicas.
Estamos luchando por la supervivencia, por el auge y el sentido de la educación pública. Nuestras armas son la voluntad de vivirla y el afán de trabajar por ella. Y esta es nuestra voz, muy alta para que todos la oigan:
Si hay alguna tarea que desempeñar, es la educación.
Si hay algún camino que recorrer, es la educación.
Si hay alguna herencia que ofrecer, es la educación.
Si hay alguna riqueza que explorar, es la educación.
Si hay alguna manera de cambiar las cosas, es con la educación.
Si hay algún sueño que dure siempre, si hay algún camino para la libertad y la justicia, es el de la educación.
La educación cambia la vida.
La educación es el futuro.
Y la educación pública garantiza ese futuro. Para todas las personas, sin diferencias.

Wikileaks nos necesita. Actúa

martes, 18 de octubre de 2011

Flores, vírgenes y escasa aconfesionalidad




 Publicado hoy en Izquierda Digital

La Academia General Militar de Zaragoza es una institución pública donde los futuros cuadros de las Fuerzas Armadas adquieren la formación requerida para los cargos y las funciones que les esperan. La Academia General Militar la pagamos todos los ciudadanos con nuestros impuestos y es mediante los fondos públicos y los Presupuestos Generales del Estado como se costea los gastos generados por esa institución pública.
Por eso mismo, la presencia oficial de los cadetes de la Academia General Militar en la Ofrenda de Flores a la Virgen del Pilar en la festividad del Pilar es contraria al principio constitucional de la aconfesionalidad del Estado y sus instituciones.
La Guardia Civil es “un Instituto Armado de naturaleza militar que forma parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado”, tal como consta en el web del Ministerio del Interior. La Guardia Civil la pagamos todos los ciudadanos con nuestros impuestos y es mediante los fondos públicos y los Presupuestos Generales del Estado como se costea los gastos generados por esa institución pública.
Por eso mismo, la presencia oficial de la Guardia Civil en la Ofrenda de Flores a la Virgen del Pilar en la festividad del Pilar es contraria al principio constitucional de la aconfesionalidad del Estado y sus instituciones.
Un ayuntamiento, una alcaldía, una corporación local, una corporación municipal, un gobierno municipal denominan una institución pública del Estado que realiza las funciones de órgano de gobierno o administración local de un municipio.  
Por eso mismo, la presencia oficial de la Corporación Municipal de Zaragoza, encabezada por su alcalde Juan Alberto Belloch, en la Ofrenda de Flores a la Virgen del Pilar en la festividad del Pilar es contraria al principio constitucional de la aconfesionalidad del Estado y sus instituciones.
El Cuerpo de Bomberos de Zaragoza tiene una titularidad pública y forma parte de los servicios públicos a cargo del Ayuntamiento zaragozano, institución pública del Estado.
Por eso mismo, la presencia oficial del Cuerpo de Bomberos de la ciudad de Zaragoza en la Ofrenda de Flores a la Virgen del Pilar en la festividad del Pilar es contraria al principio constitucional de la aconfesionalidad del Estado y sus instituciones.
La Jefatura Superior de Policía de Aragón es una institución pública del Estado al servicio de todos los españoles/as.
Por eso mismo, la presencia oficial  de la Jefatura Superior de Policía en la Ofrenda de Flores a la Virgen del Pilar en la festividad del Pilar es contraria al principio constitucional de la aconfesionalidad del Estado y sus instituciones.
El Cuerpo de Policía Local (también denominado en algunos municipios Policía Municipal o Guardia Urbana) es un instituto armado, de naturaleza civil con estructura y organización jerarquizada, rigiéndose, en cuanto a su régimen estatutario, por los principios generales de los Capítulos II y III del Título I y por la sección cuarta del Capítulo IV del Título II de la LO 2/86 de13 de marzo de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, con adecuación que exija la dependencia de la administración correspondiente, las disposiciones dictadas al respecto por las Comunidades Autónomas y los reglamentos específicos para cada cuerpo y demás normas dictadas por los correspondientes ayuntamientos.
Por eso mismo, la presencia oficial de la Policía Local de la ciudad de Zaragoza en la Ofrenda de Flores a la Virgen del Pilar en la festividad del Pilar es contraria al principio constitucional de la aconfesionalidad del Estado y sus instituciones.
En un país civil, moderno y democrático debe resultar perfectamente conciliable la libertad religiosa de las distintas confesiones (católica, judía, protestante o musulmana) con un Estado aconfesional y con unas instituciones públicas aconfesionales. La vida pública ciudadana pertenece a todos por igual y debe estar separada de las creencias de los individuos y de los grupos. El Estado aconfesional puede ser el garante del ejercicio pleno de todos los derechos y libertades, precisamente porque deja patente que las instituciones públicas y los espacios públicos están por encima y quedan al margen de cualquier confesión religiosa.
De igual modo, muchas de las fiestas tradicionales son expresión de tradiciones ancestrales y del sentimiento popular, y, como tales, forman parte de la cultura de una sociedad. Precisamente por ello, tienen pleno derecho a manifestarse en fechas determinadas, con tal de que cuenten con los debidos permisos gubernamentales. Sin embargo, lo público: las instituciones públicas, los actos públicos, los representantes públicos…, deben cumplir y hacer cumplir con claridad el principio constitucional de la aconfesionalidad del Estado y de sus instituciones.

lunes, 17 de octubre de 2011

Increíble, pero cierto

Han salido unas ayudas para un curso de nuevas tecnologías aplicadas a la Educación organizado por la Comunidad de Madrid, y resulta que a todos los profesores de colegios concertados y privados que se apunten les regalan un ordenador portátil además de subvencionarles el 100% del curso. A los profesores de la pública les dan la oportunidad de entrar en el sorteo de un ordenador portátil, y deben pagar 660 euros de matrícula.

Dadle la máxima difusión posible. Debemos dejar claro que no es que no haya dinero para la educación sino que no lo quieren gastar en la pública.
La convocatoria del curso ha salido a finales de septiembre y está en "Novedades" en la web de cualquier DAT.

se puede consultar en el siguiente enlace

o aqui

http://www.madrid.org/dat_capital/tematico/t_formacion.htm

Escuela e informática

Será publicado como artíulo el próximo miércoles en El Periódico de Aragón



 Al parecer, la Consejería de Educación aparca el programa Escuela 2.0 y su ampliación en los centros. Algunos ordenadores portátiles, más cañones y pizarras digitales, reposan, almacenados, en algunos Institutos a la espera de su montaje en las aulas y de que el profesorado sea informado y formado en su utilización. El mundo escolar parece vivir ahora en un sinvivir informático y subyace la idea de que cuanto más aparataje informático haya, mejor le irá al alumnado y menor será el índice de fracaso escolar.
Sin embargo, las cosas son solo cosas y los aparatos son solo aparatos, salvo que dotemos de significado y sentido, pues, de lo contrario, entraríamos en el mundo de la superstición: además de las herraduras, las patas de conejo o los escapularios, hay otros objetos (por ejemplo, los ordenadores) que poseen la virtualidad de conferir mágicamente las ganas de estudiar y el afán por aprender. Recuerdo que una madre zaragozana me contaba que, como su hijo iba mal en matemáticas, le había comprado a plazos y a duras penas un ordenador con la esperanza de lograr así una mejoría en sus estudios. Por supuesto, aquel muchacho no mejoró un ápice en el trimestre siguiente y al final del curso.
En esta misma línea, sería interesante conocer los resultados obtenidos en los centros escolares donde ya se ha aplicado el programa Escuela 2.0, y comprobar si, por ejemplo, en Secundaria la utilización de ordenadores ha reducido el número de suspensos, repetidores y abandonos en un determinado nivel. Dada la falta de datos oficiales, he consultado a algunos profesores que utilizan en sus aulas estos medios y no encuentran cambios significativos, ni para bien ni para mal, en el rendimiento escolar de su alumnado.
La informática puede ser un magnífico instrumento para el aprendizaje de algunos contenidos de una determinada asignatura. No solo conecta con el mundo audiovisual en que habitualmente operan muchos alumnos, sino que potencialmente atrae una mayor atención por parte del alumnado, y lo convierte en un sujeto necesariamente activo dentro de la actividad escolar. Sin embargo, a no ser que volvamos a creer en la virtualidad mágica de las cosas y de los aparatos, nada sirve si previamente no brota del interés personal del alumno y este no interioriza las materias que están siendo objeto del aprendizaje audiovisual o por medio de la informática. De no ser así, el alumnado puede pasarlo relativamente bien en clase, pero no aprende ni se forma realmente.
Hay quien recurre habitualmente en la vida a cuanto está a su alrededor para echarle la culpa de lo que funciona mal y, de paso, lavarse las manos personalmente. Se acude entonces en la enseñanza a una supuesta perdida de valores, a la familia y  la desidia del alumnado, a una determinada ley de educación, al gobernante, etc., pero en ningún caso se le pregunta al verdadero protagonista de una clase (el alumnado) ni se cuestiona qué ocurre realmente en un aula durante nueve meses a lo largo de once años de enseñanza obligatoria para obtener finalmente tan magros resultados (consúltese para ello las calificaciones trimestrales y finales de cualquier Instituto de los últimos treinta años y compruébese los porcentajes invariables de suspensos y abandonos).
Por otro lado, cuando el alumnado aragonés cuente con un ordenador en clase y en casa (hasta el momento solo dos institutos zaragozanos han podido llevar a cabo este proyecto), los libros de texto y los cuadernos de ejercicios en formato papel (tan costosos para el presupuesto de muchas familias) pueden llegar a desaparecer, pues el alumnado podría acceder con enorme facilidad y a muy bajo coste a los contenidos y las tareas que debe acometer durante el curso escolar; eso sí, siempre que así lo permitiera la voracidad de algunas editoriales.
Efectivamente, los medios técnicos, audiovisuales e informáticos pueden llegar a ser un instrumento potencialmente muy valioso en la formación académica y personal del alumnado, con tal de que el profesorado cuente con medios y formación suficientes, así como también tenga ganas de llevarlos a cabo. Asimismo, los centros deben contar con suficientes equipos y material de repuesto (en algunos casos, muy caros) y un acceso a Red y banda ancha  fácil y económico.
Sin embargo, debería tenerse presente sobre todas las cosas y aparatos que el mejor y mayor recurso formativo en el aula y en la escuela es el alumnado mismo. Y si se prescinde de él, si no se logra hacer brotar de él el gusto por aprender, si finalmente no acaba siendo una persona y un ciudadano libre, autónomo, cabal, con criterio propio y con un buen bagaje para abrirse camino en la vida y en el mundo, de bien poco servirá cualquier recurso técnico y didáctico y la sociedad se topará una vez más con el verdadero fracaso escolar, con su propio fracaso.



Aguirre y las camisetas por la escuela pública

miércoles, 5 de octubre de 2011

Autoridad y veracidad del profesorado


Publicado hoy en El periódico de Aragón

Al parecer, el Gobierno aragonés tiene el propósito de presentar antes de que acabe el año una Ley de Autoridad del Profesor que convierte al docente en autoridad pública. Ello implica, entre otras cosas, que el profesorado gozaría de presunción de veracidad
Acudo de inmediato al diccionario de la RAE, y me encuentro con que “veracidad” significa “cualidad de veraz”, y a su vez, “veraz” es la persona “que dice, usa o profesa siempre la verdad”. En otras palabras, el principio de veracidad hace que una persona se tenga como veraz sin que aporte prueba alguna y que su palabra prevalezca sobre la persona que no lo disfruta, si esta no aporta pruebas.  Sin embargo, en nuestro país una persona a la que se le presumiere tal veracidad (por ejemplo, un profesor) debería conciliar tal prerrogativa con el principio constitucional (artículo 24.2) de la presunción general de inocencia, que declara inocente al denunciado hasta que se demuestre lo contrario. Más aún, ateniéndonos a la jerarquía legislativa, la presunción de inocencia es jerárquicamente superior y prevalece sobre cualquier presunción de veracidad.
El hecho es que algunos grupos políticos y sindicales insisten en la necesidad de “reforzar la figura del docente”, dotándole de herramientas disciplinarias que garanticen la protección jurídica en su labor como autoridad pública y a la vez refuercen “la consideración y el respeto por parte de los alumnos, padres y otros profesores”, tal como reclaman algunos sindicatos de corte netamente conservador. Crece la opinión de que la enseñanza está sufriendo un grave deterioro debido a la merma de disciplina y respeto por parte del alumnado y sus familias, o a la falta de reconocimiento de la figura del profesor, y piden como solución un mayor reconocimiento social y un reforzamiento de su autoridad.
Por “autoridad” suelen entender ante todo potestad para imponer el orden y para sancionar a los alumnos más difíciles o recalcitrantes. Confunden así la auténtica autoridad con un elenco institucional de automatismos sancionadores que posibiliten que cualquier problema quede borrado a golpe de reglamento.
Sin embargo, etimológicamente, la palabra “autoridad” proviene de los términos latinos auctor y augere: hacer crecer o aumentar. El auctor, quien tiene autoridad, es, pues, fuente u origen de algo, y está relacionado con engendrar, dar vida, hacer que alguien o algo se desarrolle. Según esto, la autoridad no se otorga desde fuera propiamente, sino que se ejerce y va haciéndose dinámica y constantemente en la medida en que alguien crece y se desarrolla.
La verdadera autoridad o la auténtica veracidad no se imponen, sino que se reconocen. Es en la persona misma de quien tiene autoridad donde residen la dignidad, la valía para que se acepte y se reconozca en ella libremente esa autoridad. Quien quiere imponer autoridad sólo por  coerción está admitiendo que no le quedan otros instrumentos para hacerlo. Un profesor puede ejercer esa autoridad por estar legitimado legalmente para cumplir unas funciones que le son institucionalmente reconocidas. En este sentido, nadie discute que tiene autoridad, tiene el mando, tiene la potestad de imponer orden o hacerse respetar. En el mundo educativo, sin embargo, ese tipo de autoridad sirve para casos o situaciones extremas, pero reivindicarla como principal solución puede ser síntoma de incapacidades e impotencias personales e institucionales poco deseables.
La educación debe buscar formar y desarrollar personas y ciudadanos,  lo cual conlleva fomentar su libertad y responsabilidad. A veces puede ser frustrante constatar las dificultades que esta tarea conlleva, especialmente cuando un profesor asegura que lo único que tiene que decir y hacer en un aula es enseñar su asignatura, por lo que cree que a quien no está interesado en estudiarla y aprenderla sólo le queda  callar y no molestar o, en caso contrario, sufrir la sanción correspondiente.
Ciertamente, algunos alumnos parecen desconocer las reglas elementales de convivencia y no haber pasado por un proceso de socialización básica. Esos alumnos deben tener claro a fin de cuentas que han de respetar las reglas comunes de un colectivo, pero eso no sucede de la noche a la mañana, por ciencia infusa, más cuando en algunas de sus casas eso se cumple poco y deficientemente. A pocos de esos alumnos les vale realmente la autoridad como imposición de reglamentos y sanciones. Sin embargo, esos alumnos, como todos los demás, reconocen y agradecen la autoridad de quien sabe, aprecia, valora, anima. Más aún, muchos de esos alumnos descubren por primera vez en sus vidas que hay alguien que a la vez enseña unos contenidos, establece unas normas de convivencia, se interesa por sus vidas, crea una corriente de aprecio y los anima a ir desbrozando su propio camino, y no sólo el camino general que está prefijado a priori para todos sin excepción, sin otros matices.
Personalmente, no suscita en mí mucha confianza quien necesita una ley para asegurar su veracidad o su presunta autoridad.