viernes, 29 de mayo de 2015

Diario de un perroflauta motorizado, 511 (calentando motores)



Fotografía de Vera Benavente

DES-INTEGRACIÓN  
(Madrid, 1973)

Para integrarnos
 (en la vida...)
debemos revisar las coartadas mentales que disfrazan sus latidos
y también las pautas que nos marcan ya en el paritorio,
 poner entre paréntesis las metas  que estamos habituados a esperar,
dudar de todo y todos,
añorar el estado primitivo de lo simple,
rechazar las suaves almohadillas que nos brindan sutilmente,
no dormir, velar las armas
noche a noche
en esta noche continua,
preguntarnos siempre el porqué de todo instante
y apresar temblorosos la entraña elemental de cada cosa.

Para integrarnos
(en la vida...)
no hay que agachar jamás la cabeza sin remedio,
resignados al destino fatal de los hechos consumados.
Las cosas no son cosas. Son senderos trazados por nosotros.
Y cada cual tiene en sus manos un pico y una pala
con que abrirse camino a su morada,
para hacerla de todos.
No podemos elegir ser o no ser parte de ese todo llamado sociedad,
pero podemos aliviar tanta carga sobre el hombro del amigo,
abortar los proyectos de hojalata que nos cuelgan al cuello de por vida
asumir la sangre que nos bulle furiosa en nuestro cuerpo,
afirmar hora tras hora que lo difícil es posible,
seguir hacia adelante sin excusas,
soportando el dolor,
con los dientes apretados,
libar con deleite las esencias profundas del amor, del riesgo,
del miedo solitario,
del tiempo,
 del espacio.

Para integrarnos
(en la vida...)
tenemos que asombrarnos del sol de cada día,
despejar laberintos que nos pierden,  desintegrar el cosmos conformista.

Integrarse significa integridad consigo mismo y con la tierra.
Integrarse es rebelarse.
Saber que nuestras manos crean novedades.
Integrarse es mejorar lo irremediable.
Desear que el fuego abrase el equilibrio que asesina,
la lucha errante, el silencio locuaz que clama coherencia,
la muerte sudorosa, el trabajo humano y liberado,
los niños que son niños, el remanso esperanzado del anciano,
los árboles, el cielo, el mar y el viento.

Para integrarnos
debemos revivir las preguntas que hirvieron hace tiempo en nuestra mente,
alcanzar un nombre que coloque nuestros planes en su sitio,
lanzarnos al vacío abrazando plenamente el calor y las tinieblas,
provocar mutaciones sustanciales en las casas, en las calles y en los campos,
deshelar el corazón entumecido, calentar motores, plantar, sembrar,
resistir, vindicar, conseguir, lanzar risas y alaridos por el mundo.

Para integrarnos
saldremos de este mundo,
 hacia el espacio abierto en canal,
traspasaremos las galaxias, los confines del futuro y del pasado,
seremos piedra,
clavel, cocodrilo, rayo, lluvia,
nos sentiremos iguales,
compañeros, hombres, limpios.
Y entonces volveremos...
Nos hablarán de la guerra y de la muerte,
 del odio, del hambre, del llanto solitario.
Y todo será nuestro: lo llenaremos de vida.

Y todo será nuestro: integraremos con amor todas las cosas.


(Es la música que estoy escuchando mientras escribo... Si te dejas llevar por ella, acabarás volando alto, muy alto...)


Hasta pronto

jueves, 28 de mayo de 2015

Diario de un perroflauta motorizado, 510


Ayer publiqué en este blog Pablo Echenique, Podemos Aragón y el principio de realidad. Me están llegando por distintas vías opiniones y reacciones de todo tipo y condición. Lógico. Me parece básicamente sano. Eso sí, siempre que no se llegue al insulto o la descalificación por vía directa o indirecta.

Leo hoy en el repaso matutino de la prensa varia, entre otras perlas, que “España aprueba ventas de armas al Ejército iraquí por 95 millones” y que “España duplicó en 2013 sus exportaciones de armamento hasta los 3.203 millones”. Esta noticia invalida una gran parte de las afirmaciones y las negaciones proferidas por cualquier Gobierno y oposición. ¿Es compatible hablar de democracia con semejantes tropelías?

Creo que el mejor antídoto purificante es releer una vez más el Discurso de Gervasio Sánchez en la entrega del Premio Ortega y Gasset al periodismo.
Extraigo la parte final de su discurso:

Es verdad que la guerra funde nuestras mentes y nos roba los sueños, como se dice en la película Cuentos de la luna pálida de Kenji Mizoguchi. Es verdad que las armas que circulan por los campos de batalla suelen fabricarse en países desarrollados como el nuestro, que fue un gran exportador de minas en el pasado y que hoy dedica muy poco esfuerzo a la ayuda a las víctimas de la minas y al desminado.
Es verdad que todos los gobiernos españoles desde el inicio de la transición encabezados por los presidentes Adolfo Suarez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero permitieron y permiten las ventas de armas españolas a países con conflictos internos o guerras abiertas.
Es verdad que en la anterior legislatura se ha duplicado la venta de armas españolas al mismo tiempo que el presidente incidía en su mensaje contra la guerra y que hoy fabriquemos cuatro tipos distintos de bombas de racimo cuyo comportamiento en el terreno es similar al de las minas antipersonas.
Es verdad que me siento escandalizado cada vez que me topo con armas españolas en los olvidados campos de batalla del tercer mundo y que me avergüenzo de mis representantes políticos.
Pero como Martin Luther King me quiero negar a creer que el banco de la justicia está en quiebra, y como él, yo también tengo un sueño: que, por fin, un presidente de un gobierno español tenga las agallas suficientes para poner fin al silencioso mercadeo de armas que convierte a nuestro país, nos guste o no, en un exportador de la muerte.


Tócala otra vez, Sam


Hasta pronto







miércoles, 27 de mayo de 2015

Pablo Echenique, Podemos Aragón y el principio de realidad


Según Freud, nacemos, vivimos y morimos pertrechados por el principio del placer, por el que intentamos a toda costa evitar el displacer y procurarnos placer. Ese es el primer lenguaje de un niño: llorar si desea algo que no tiene y dejar de llorar en cuanto se le proporciona. Este principio de placer busca que la frustración desaparezca sin dilación, sin plazos, sin aplazamientos, sin atenerse a razones ni argumentos.

Sin embargo, pronto entramos en el mundo de la realidad de los adultos, con reglas, normas, plazos y aplazamientos en la consecución del placer y la evitación del displacer: un niño va aprendiendo así que no puede hacer lo que le venga en gana, cuando y como le venga en gana, que hay unas horas para ver la tele, irse a la cama, estar en el cole, merendar, comprar chuches, etc. etc. Como es sabido, Freud llama a ese acompasamiento del principio del placer con la realidad concreta del mundo y de la vida “principio de realidad”: nadie puede vivir y convivir con un cierto equilibrio personal si no logra acompasar su necesidad de placer con la necesidad de acoplarse a la realidad del mundo, regulando lo más armónicamente posible el principio del placer y el principio de la realidad.

Todo este “rollo” de psicoanálisis barato me vino a la mente ayer, tras escuchar las declaraciones del líder de Podemos Aragón, Pablo Echenique, sobre las consecuencias inmediatas de los resultados electorales del 24-M en el ámbito autonómico, y la carta de 27 de mayo (“Gracias por haberlo cambiado todo”) que Echenique dirige a los afiliados y simpatizantes de Podemos Aragón redundando en lo mismo. Ciertamente, Pablo Echenique pudo con razón sentirse molesto al enterarse de que Javier Lamban, cabeza de lista socialista para las Autonómicas en Aragón, se daba casi a priori por próximo Presidente de Aragón. En realidad, frente a los 21 escaños obtenidos por el PP, el PSOE cuenta con 18, Podemos con 14, Ciudadanos con 5, Chunta con 3 e IU con 1. En román paladino, la única forma de asegurar que el PP  no siga gobernando en Aragón es un pacto entre las opciones políticas de izquierda (por mucho que las actuaciones y omisiones socialistas de los últimos años alejen al PSOE de la izquierda y por mucho que Podemos haya evitado artificialmente posicionarse en la derecha o en la izquierda, sino en todo lo contrario).

Podemos cuenta con un potente principio de placer: ha ofrecido a la ciudadanía una serie de propuestas de cambio ilusionantes, cuenta con una “tendencia ascendente” de crecimiento y ha sabido recoger las principales y más perentorias necesidades y reivindicaciones del pueblo. Ahora bien, pasado el 24-M, se topa con el principio de realidad: se apoya  o se pacta, o, de no hacerlo, se deja el Gobierno de Aragón en manos del Partido Popular. Ante este planteamiento, el principio del placer de Echenique y de Podemos Aragón (y que conste que nunca jamás he votado al partido socialista en unas elecciones) parece haber entrado en el terreno político real cual elefante en una cacharrería.

Afirma Echenique que “los socialistas no tienen por qué pensar” que les van a dar su apoyo para presidir el Gobierno aragonés, pero los socialistas sí pueden pensarlo razonablemente, aunque, de hecho, Podemos no les prestare tal apoyo. Echenique habla de tres líneas rojas innegociables, (lucha contra la corrupción, cambio de modelo económico y despoblación), declara que “nada hay hecho”, para a renglón seguido postularse (“no descarta”) ser Presidente de Aragón y del Gobierno de Aragón. Para ello, mira hacia donde le conviene, sin ver, al parecer, lo que no le conviene: aduce que solo 5.000 votos le separan del PSOE (“empate técnico”, lo llama) y que Podemos es la segunda formación política en las tres capitales aragonesas, pero parece no aceptar un hecho político consumado por antonomasia: frente a los 18 escaños del PSOE, Podemos cuenta con cuatro menos, 14 escaños. Así las cosas, los argumentos de Echenique son tan legítimos como morales e incluso metafísicos, ya que los argumentos políticos son, velis nolis,  palmarios: 18 versus 14 escaños.

Difícilmente puede esperarse de los socialistas su apoyo a la opción Zaragoza en común para el ayuntamiento zaragozano (10 concejales PP, 9 Zaragoza en común, 6 PSOE, 4 Ciudadanos, 3 CHA) si se pretende aislar tal apoyo de lo que ocurra con Podemos en relación con el Gobierno aragonés. Se  trata de “procesos independientes”, afirma Echenique, pero eso se ajusta muy poco con la realidad (la realidad también es política, así como la política forma parte de la realidad), pues he tenido el privilegio de asistir en primera fila de platea a los denodados esfuerzos por parte de Podemos por, sucesivamente, ningunear, combatir, influir a base de personas “neutrales”, negociar su participación, someterse a una votación de candidatos con listas abiertas y sufrir una fuerte frustración a la vista de los resultados finales. Afirmar ahora que DGA y Ayuntamiento son “procesos independientes” es, ateniéndonos a la realidad de los hechos, faltar a la verdad. Otra cosa distinta es que Echenique no resista pensarse dentro de la DGA o de las Cortes de Aragón sin alcanzar la Presidencia de Gobierno o la Presidencia de las Cortes. En tal caso, sin embargo, no estaríamos hablando ya de “procesos”, sino de “egos”.


Echenique quiere hablar con el PSOE “de tú a tú”, si bien deja entrever que cuenta con una prevalencia moral frente a los socialistas, pues “los aragoneses han jubilado a Luisa Fernanda Rudi, y la herramienta que han escogido se llama Podemos”. Tal argumento es intangible, pues no se puede demostrar o refutar, al igual que el argumento de afirmar que “podemos representa que la valentía y el sentido común  lideran el cambio en España”. Echenique deja patente su principio de placer (lo que le gustaría y tal como le gustaría), pero personalmente lo veo muy poco vinculado con el principio de realidad (lo que hay, le guste o no le guste).

Y como éramos pocos, Echenique declara “total autonomía” respecto de lo que puedan hablar o concertar Pablo Iglesias y Pedro Sánchez, en la línea de un horizonte más global. De lo que Podemos Aragón y Echenique nunca podrán ser autónomos cara a la ciudadanía, si su purismo político (su principio de placer autónomo e incondicional) conduce a que el Partido Popular gobierne en Aragón durante otros cuatro años.

Echenique tiene toda la razón cuando asevera que “es feo dar hechos consumados a golpe de titular”. Eso sí, este principio es aplicable a todos por igual, contando siempre con el principio del placer, pero sin dejar de lado jamás el principio de la realidad del mundo y de la vida.




martes, 26 de mayo de 2015

Diario de un perroflauta motorizado, 509




Céntrate en lo esencial, Antonio –me dice Juan de Mairena, nada más levantarme.

(Y yo le muestro mi acuerdo, pero la intensidad del momento se acrecienta a medida que se acerca. ¿Qué es lo esencial? ¿Qué es lo esencial?).

Lo esencial es que la decisión se genere en ti y desde ti –prosigue Mairena- De lo contrario, dependerás de lo que opinen, digan o callen los demás.

(Ah, la opinión y el silencio ajenos duelen, sobre todo en la medida en que se niegue este hecho).


- Colócate sobre un tablero de ajedrez, Antonio,  y quizás así logre explicarte lo que quiero decirte. Nadie te obliga a mover ficha o a ser movido por nadie. Sin embargo, sabes que cuentas con el ánimo y el apoyo de no pocas piezas. Fíjate bien en todas ellas: son peones, son peones, simples peones. No esperes el aplauso o la aquiescencia de reyes y reinas, alfiles, torres o caballos, ni siquiera de una buena parte de los peones, pues ellos viven bien asentados en sus posiciones. Cada pieza del tablero tiene unos movimientos precisos, impulsados desde una estrategia, un plan de triunfo final. Los peones tienen menor importancia y están al servicio de las demás piezas. Sé consciente de ello: con tu decisión has decidido ser peón. No esperes, pues, el aplauso o el beneplácito de las personas que se creen o se sienten cuerdos y/o superiores (otra cosa es que lo sean).

Mairena habla mirándome directamente a los ojos, sin apartar un instante su mirada de la mía. Por eso siento su anhelo de infundirme el ánimo que necesito.

La decisión ha de generarse en ti y solo por ti –continúa hablando Mairena- allí ha de permanecer cada día, hasta hacerse carne de tu carne y vida de tu vida. Nada ni nadie podrán contigo, pues todo lo que puedan hacerte apenas te rozará, salvo en la medida en que todo ello haga sufrir a personas que te quieren bien. Pero eso ya lo sabes, Antonio, eso ya lo sabes…

(Duele mi corazón. Es un dolor que no proviene tanto de las coronarías cuanto de la zozobra que siento al pensar en esa gente a la que quiero, tanta gente, tanto, tanto… El dolor no se va con una pastilla sublingual, sino con el sosiego de adentrarme en mí mismo, hallar paz, descansar en ella y notar como la decisión brota de mí y en mí).


Lo haré, lo haré…

Se vive una vez y estoy tan chalado (“estás chalado”, me ha repetido y repetido un buen amigo cuando le comuniqué la decisión, recién nacida) que no encuentro una forma mejor de vivir que la de peón, la de perroflauta motorizado metido en la chaladura de luchar contra gigantes y desfacer entuertos por ser para ese perroflauta motorizado la mejor forma de purificarme por dentro y por fuera de tanto recorte, y de tanto bienpensante, de tantos reyes y reinas, alfiles, caballos y torres. ¡Peor para ellos!

¿Hay alguien más chalado que Thoreau, Gandhi, Mandela, Luther King…?

¡Jaque mate! –dice alguien desde el lado de las piezas blancas. ¡Has perdido! –remacha la misma voz.

Y dentro de la caja donde yacen las piezas negras ya comidas y eliminadas durante la partida, compruebo que estoy bien, que me siento bien. He hecho lo que he decidido hacer, he sido lo que he querido, lo que he debido ser.


(¿Qué es ganar? ¿En qué consiste ganar o perder?).


Mozart trae la respuesta con una de sus maravillosas melodías


Hasta pronto