jueves, 21 de mayo de 2015

Diario de un perroflauta motorizado, 505


Emilio Lledó ha sido galardonado con el premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades. Emilio Lledó es una de las personas que han influido intensa y profundamente en mi entramado de ser y de pensar.

En una entrevista publicada ayer en el País http://cultura.elpais.com/cultura/2015/05/20/actualidad/1432147019_624976.html  desea, entre otras muchas cosas, que en las elecciones del próximo domingo regrese la decencia y recomienda más que nunca la filosofía a los jóvenes de hoy. Son excelentes ideas particularmente en un país donde hiede la corrupción y el cinismo y donde el PP, a través del terrorista educativo Ignacio Wert, ha cercenado las materias de Ética y de Filosofía en los nuevos planes de estudio de la LOMCE.

Pocos pensadores actuales se han ocupado tanto de la educación como Emilio Lledó, fundándose en el principio griego del “Conócete a ti mismo”, como molde primordial para que las ideas y la construcción de uno mismo y de la sociedad en su conjunto perduren y se consoliden.

Emilio Lledó sigue siendo también un acertado crítico de la cultura y la sociedad que vamos construyendo sobre la desigualdad y la explotación. Dice en un texto que tengo guardado en mi ordenador: “Los civilizados hombres del siglo XXI no deberíamos escandalizarnos por el hecho de la esclavitud antigua. Vivimos entre formas de esclavitud mucho más sutiles y perversas que las que corroían los ideales de la democracia ateniense”.

Buen conocedor del mundo antiguo, coteja los arquetipos más primitivos con los actuales, haciéndonos ver sus raíces clásicas, para no perder su espíritu y para hacernos sentir deudores del legado que nuestros antepasados han ido dejándonos:  ¡El mundo humano se estructuró sobre palabras fundamentales que expresaban las estructuras primeras de la vida: agua, tierra, aire y fuego. Paralelas a ellas, la cultura inventó unos elementos ideales, tal vez cuatro también: Bien, Verdad, Justicia y Belleza”.

Una de sus ideas con las que más me identifico es que la democracia se sustenta en la educación, como fomento y ejercicio de la libertad. Centrándose en la libertad como libertad para poder pensar, Lledó afirma que esa lucha por el pensamiento que nació de una liberación del mito como explicación de las cosas, implicó algo que, bajo el sonido de palabras adormecidas, trivializadas por el uso, como libertad de expresión, podría desviarnos de ese ejercicio de libertad. Porque no se trata solo de poder decir, de poder expresarse, sino de poder pensar, de aprender a saber, pensar para, efectivamente, tener algo que decir.

Por último, Lledó se ha manifestado siempre partidario de un Estado laico y de una educación laica: “El Estado que pretende realmente ser un Estado democrático, tiene que ser un Estado laico, en el sentido más amplio de la palabra, un Estado que no permita las múltiples formas de manipulación, de corrupción intelectual, la más despiadada, por cierto, de las corrupciones”.

¡Gracias y enhorabuena, Emilio Lledó!





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