Para integrarnos
(en la vida...)
debemos revisar las coartadas mentales
que disfrazan sus latidos
y también las pautas que nos marcan ya
en el paritorio,
poner entre paréntesis las metas que estamos habituados a esperar,
dudar de todo y todos,
añorar el estado primitivo de lo simple,
rechazar las suaves almohadillas que nos
brindan sutilmente,
no dormir, velar las armas
noche a noche
en esta noche continua,
preguntarnos siempre el porqué de todo
instante
y apresar temblorosos la entraña
elemental de cada cosa.
Para integrarnos
(en la vida...)
no hay que agachar jamás la cabeza sin
remedio,
resignados al destino fatal de los
hechos consumados.
Las cosas no son cosas. Son senderos
trazados por nosotros.
Y cada cual tiene en sus manos un pico y
una pala
con que abrirse camino a su morada,
para hacerla de todos.
No podemos elegir ser o no ser parte de
ese todo llamado sociedad,
pero podemos aliviar tanta carga sobre
el hombro del amigo,
abortar los proyectos de hojalata que
nos cuelgan al cuello de por vida
asumir la sangre que nos bulle furiosa
en nuestro cuerpo,
afirmar hora tras hora que lo difícil es
posible,
seguir hacia adelante sin excusas,
soportando el dolor,
con los dientes apretados,
libar con deleite las esencias profundas
del amor, del riesgo,
del miedo solitario,
del tiempo,
del espacio.
Para integrarnos
(en la vida...)
tenemos que asombrarnos del sol de cada
día,
despejar laberintos que nos
pierden, desintegrar el cosmos
conformista.
Integrarse significa integridad consigo
mismo y con la tierra.
Integrarse es rebelarse.
Saber que nuestras manos crean
novedades.
Integrarse es mejorar lo irremediable.
Desear que el fuego abrase el equilibrio
que asesina,
la lucha errante, el silencio locuaz que
clama coherencia,
la muerte sudorosa, el trabajo humano y
liberado,
los niños que son niños, el remanso
esperanzado del anciano,
los árboles, el cielo, el mar y el
viento.
Para integrarnos
debemos revivir las preguntas que
hirvieron hace tiempo en nuestra mente,
alcanzar un nombre que coloque nuestros
planes en su sitio,
lanzarnos al vacío abrazando plenamente
el calor y las tinieblas,
provocar mutaciones sustanciales en las
casas, en las calles y en los campos,
deshelar el corazón entumecido, calentar
motores, plantar, sembrar,
resistir, vindicar, conseguir, lanzar
risas y alaridos por el mundo.
Para integrarnos
saldremos de este mundo,
hacia el espacio abierto en canal,
traspasaremos las galaxias, los confines
del futuro y del pasado,
seremos piedra,
clavel, cocodrilo, rayo, lluvia,
nos sentiremos iguales,
compañeros, hombres, limpios.
Y entonces volveremos...
Nos hablarán de la guerra y de la
muerte,
del odio, del hambre, del llanto solitario.
Y todo será nuestro: lo llenaremos de
vida.
Y todo será nuestro: integraremos con
amor todas las cosas.
(Es la música que estoy escuchando mientras escribo... Si te dejas llevar por ella, acabarás volando alto, muy alto...)
Hasta pronto
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si lo deseas, puedes hacer el comentario que consideres oportuno.