El 24 de mayo está convocada a
las urnas la ciudadanía para las Elecciones Locales y Autonómicas. La víspera,
23 de mayo, sábado, tal como estipula la Ley Orgánica 5/1985, y hasta que
cierren los colegios electorales, no puede realizarse, entre otras cosas,
propaganda ni actos electorales, así como tampoco publicar sondeos cinco días
antes de los comicios, si bien en cada colegio electoral y en cada mesa
electoral habrá el domingo un montón de personas con distintivos, chapas y
acreditaciones de su partido político o su opción electoral.
Me pregunto si habrá muchas
personas decididas a votar, pero que el día anterior a las elecciones estén
reflexionando aún sobre qué votar y qué no votar. Algunos países (México, Uruguay,
Francia, Portugal, Italia, Argentina…) cuentan, quizá pensando en esos casos,
con una jornada de reflexión o algún periodo de tiempo específico, llamado
también “veda electoral”. España, que, desde que existieron los Tercios, jamás
va a la zaga de nadie, afirma que con la
citada ley de 1985 del Régimen Electoral General (Preámbulo)
se “pretende lograr un marco estable para que las decisiones políticas en las
que se refleja el derecho de sufragio se realicen en plena libertad”. Tanto
preguntarnos los filósofos qué es eso de libertad y hace ya treinta años
descubrieron durante la saga González la “plena libertad”, gracias, entre otras
cosas, a legislar sobre la jornada de reflexión.
La cosa es que para re-flexionar hay que
hacer antes flexiones o flexionar (doblar o encorvar el cuerpo o algún otro
elemento de la naturaleza o de la gramática). Los rayos
de luz, por ejemplo, reflexionan cuando inciden en una superficie, chocan en
ella y se desvían y regresan al medio que salieron formando un ángulo igual al
de la luz incidente. Y un ser humano reflexiona cuando decide pensar atenta y detenidamente sobre algo, para lo
cual precisa penetrar en su interior, flexionar sobre sí mismo, y allí
re-flexionar el tiempo que necesite para volver al mundo y a la vida desde sí
mismo, desde sus propios valores y convicciones.
Resulta curioso, sin embargo,
que las instituciones públicas del Estado inviten (y obliguen) a respetar la
jornada (en realidad, son casi dos) de reflexión, cuando durante los quince
días antes de campaña electoral y los cuatro años anteriores de alienación
política inducida a través de los medios de comunicación a su alcance (casi
todos) no hacen ascos a conducir a buena parte de la ciudadanía a todo lo
contrario: en una campaña electoral se observa sobre todo el divismo o
cesarismo y la descalificación del adversario político, lo cual se parece a la
reflexión como un huevo a una castaña; asimismo, durante un cuatrienio de
mandato (local, autonómico o general) se suele acudir a que los órganos votados
son intocables, pues presuntamente representan la soberanía popular y si
después no gustan a algunos o a muchos es costumbre escuchar: “se siente, esto
es una democracia (¿inorgánica quizá?), y no un continuo plebiscito popular”.
En la vida política diaria a
las instituciones públicas del Estado, regidas por los principales dueños de
entidades financieras españolas, europeas y mundiales, les interesa una
ciudadanía sumida en la irreflexión (falta de reflexión). No estaría mal que la
jornada de reflexión sirviese a algunos por lo menos como punto de inflexión en
los que pudieren cambiar de rumbo y a mejor su vida, sus decisiones políticas,
su aceptación de que somos animales políticos dotados de libertad y reflexión,
cuyo mayor grado de enajenación política consiste en declararse apolíticos o
quedar anclados en las aguas de la irreflexión.
Y echo finalmente el anzuelo
para que, re-flexionando, cada persona sea capaz de pescarse a sí misma (la
madre de todas las reflexiones): una opción política es votable si y solo si, y
en la medida en que respete, promueva y haga realidad los derechos humanos
fundamentales (vivienda, trabajo, sanidad, educación…) y las libertades cívicas
básicas (expresión, opinión, reunión, etc.).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si lo deseas, puedes hacer el comentario que consideres oportuno.