martes, 3 de julio de 2012

Ojalá la vida fuera siempre gay


  Artículo publicado en Diario del Aire

Publicado en ATTAC España el 4 de julio 

Publicado en ATTAC Mallorca el 6 de julio 

 

Adelanta el diario El País que el Tribunal Constitucional avalará en próximas fechas la actual ley que regula el matrimonio homosexual, aprobada por el Parlamento español en el verano de 2005. Sin embargo, presionado por el poderoso viento en popa de la Iglesia Católica y lo más granado de la sociedad hispanovisigótica, el Partido Popular se apresuró a presentar recurso de inconstitucionalidad ante el TC.

El PP parece tener bien entrenado un reflejo condicionado casi congénito: cada vez que sus fuerzas vivas se rasgan las vestiduras por algún supuesto crimen contra su moral o contra la sagrada patria, va al TC, interpone un recurso y  calma a los suyos prometiéndoles que se hará justicia a medio plazo. La lista de sus recursos interpuestos es larga: por ejemplo, contra la Ley del Matrimonio Homosexual, la actual Ley Orgánica de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, el Código de Consumo y la Ley del Cine de Cataluña o el Recurso de Amparo de Sortu.

Mientras, el ciudadano anda mosqueado: dado que los miembros del TC son nombrados por el Rey, a propuesta del Senado, el Congreso, el Gobierno y el CGPJ, y dado que el reciente acuerdo entre PP y PSOE sobre la renovación de órganos constitucionales da que pensar a más de uno que tal acuerdo ni es gratuito ni altruista, .no es descabellado pensar, con permiso del señor Montesquieu, que la independencia de y entre los poderes del Estado no es hoy solo una quimera, sino que raya en la chamusquina y el arreglo.

Poniéndonos algo más serios que nuestros dirigentes, toda la ciudadanía debería celebrar que vivimos en un país donde existe el reconocimiento pleno de la igualdad entre todas y cada una de las personas, con independencia de su orientación y preferencias sexuales.

Que dos personas se amen libre y gozosamente nos enriquece como humanos y enriquece el mundo donde vivimos, al igual que nos enriquecen sus distintos idiomas, culturas y costumbres, con el único límite saludable del cumplimiento y del respeto de los derechos humanos.

F. Nietzsche escribió en 1882 “Die fröhliche Wissenschaft”, traducido al castellano como “La gaya ciencia” o “El gay saber”.  “Fróhlich” significa alegre, divertido, animado, feliz. ¿Por qué no dejamos que la vida sea siempre gay para quienes así desean llamarse y para todos los demás?

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