viernes, 28 de agosto de 2009

Progresa el ser humano


Un niño de unos seis años se ha quedado sorprendido al verme subir al autobús con el auxilio de una rampa automática para silla de ruedas. Durante un buen rato, ha estado preguntando a su madre el porqué de las rampas, las sillas de ruedas y las personas que necesitan de todo ello. La madre ha sido toda ella claridad y delicadeza en las respuestas que iba desgranando a su hijo. El ser humano progresa: ese niño y esa madre lo confirman. Y me he sentido feliz.

miércoles, 26 de agosto de 2009

A navegar y volar


El jueves pasado escribí "Mientras navegan y vuelan" sobre todo con el corazón. Mi amigo Eduardo hizo comentarios que agradecí mucho, como siempre. Ayer recibí otro, parapetado tras un "Anónimo": "Antonio eres subnormal y lo sabes". Tras leer aquello (decidí publicarlo como administrador del blog, sin censuras), me quedé pensativo y sobre todo dolido: aún hay personas (?) que utilizan la subnormalidad como insulto. Ese anónimo me atribuye esa subnormalidad y me supone con suficiente consciencia como para dare cuenta de ello. Este país denominado España sigue siendo cainita. Desconfía de la razón y de las razones, y se empeña en seguir enquistado en el insulto, la descalificación y el conflicto. Me da pena. Siento mucha pena, de verdad. Y también desazón: ¿es que tampoco nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos se librarán de la gentuza de las guerras civiles, del nihil obstat, del nacionalcatolicismo, de los caídos, de las patrias, de los dioses..... Hoy, ahora, mirando a través de mi ventana, rememoro a los ilustrados y a la Ilustración, anhelo la plena libertad de mente y de manos para todos. Mis hijos, tras navegar y volar, ya están en su sitio, el sitio que han escogido. Ahora, a navegar y volar todos y todas.

martes, 25 de agosto de 2009

Pacifistas y guerreros


Artículo a publicar el miércoles, 26 de agosto, en El Periódico de Aragón

Por recomendación de mi amigo Fernando fui a la zaragozana plaza de la Santa Cruz. Allí, en medio de la plaza, sobre un único podio, hay una cruz griega de hierro, flanqueada por cuatro farolas. En los laterales de un cuadrado de ladrillo que sirve de base, puede leerse el mismo mensaje, escrito sobre azulejos, ya algo desgastados: “Transeúnte, esta cruz bendita espera de ti una oración por los mártires de la guerra”. E inmediatamente el transeúnte sabe que la oración solicitada es solo por los muertos en el bando golpista del general Franco durante una abominable guerra civil. Una vez más, se ve cumplida allí la misma constante celtibérica: sobre un objeto (en este caso, metálico) se proyecta el supuesto mágico de que es capaz de esperar algo (una oración) y de tomar inequívocamente partido por una facción militar y política vencedora en contra de la de los vencidos, herejes y antipatriotas.

Algo similar existe en la propia Basílica del Pilar: en el flanco derecho del coro, hay una lápida de mármol que conmemora una peregrinación en los años 1939-1940, y que comienza con el siguiente mensaje, en latín: “Liberada la Patria en/por la guerra civil y conseguida felizmente la victoria…”. Nadie ha quitado hasta hoy esa lápida, a nadie le molesta. Por el contrario, ocupa un lugar de honor, lo que conduce a la misma conclusión celtibérica: la iglesia católica, sus dirigentes, están identificados con unos determinados eventos bélicos, que suponen la conquista del poder por parte de sus amigos y aliados y la derrota (la muerte, el fusilamiento, la cárcel, el exilio, la represión…) de sus adversarios. Por encima de sus prédicas sobre el amor al prójimo, esa es, de hecho, la realidad.

Los cristianos, en consonancia con sus valores originarios, fueron incondicionalmente pacifistas, de tal forma que durante los tres primeros siglos de existencia los primeros pensadores cristianos no admitían la legítima defensa ni la pena de muerte ni la guerra, lo que explica que buena parte de los cristianos ejecutados en la última persecución de Diocleciano (303-311) perteneciese a “los hermanos que militaban en las legiones”, tal como relata Eusebio de Cesarea. Mas llegó Constantino y su Edicto de Tolerancia en el 313, y se produjo un giro de 180 grados: el lábaro (estandarte con la cruz) y el monograma XP (Cristo) encabezarán desde entonces mil batallas victoriosas, con ríos de sangre y saqueos en masa. Ya hay enemigos a aniquilar para defensa de la ortodoxia. De la noche a la mañana el antiguo cristianismo de los pacifistas se ve suplantado por el cristianismo de los capellanes de regimiento y los generales de los ejércitos. Christus vincit, Christus regnat. Y en nombre de ese Cristo Rey, lo más reaccionario de los últimos diecisiete siglos ha disfrazado sus crímenes y agresiones con cruzadas, ejes del Bien, defensa de la fe, Patria y Dios y un sinfín más de alibís para la agresión.

La guinda fue puesta unos años más tarde: los no cristianos fueron excluidos del ejército por un decreto imperial, de tal forma que las victorias y las guerras quedaban ya exclusivamente reservadas a los cristianos. Antes aceptaban el martirio en aras de la paz incondicional en la que creían por mandato de su fundador, ahora cuentan ya con razones para guerrear y matar a discreción. Simultáneamente, les sobrevino la clarividente necesidad, como defensa de la verdadera fe, de acabar con el enemigo, hereje, judío o pagano.

Poco han cambiado las cosas desde entonces. Cuando la iglesia católica se ha visto favorecida por el poder del emperador, del rey o del gobernante en general, ha repartido panegíricos, bendiciones, cánticos, palios y estandartes a cambio de manos libres (amén de un torrente de propiedades, riquezas y privilegios). Cuando, en cambio, el poder no se aviene plenamente a sus dictados e intereses, se declara ipso facto perseguida y maltratada. Me viene ahora a la mente que Galileo Galilei fue obligado a abjurar de su teoría heliocéntrica, que la gran mayoría de filósofos y pensadores modernos y contemporáneos fueron incluidos en su Índice de Libros Prohibidos (donde ha estado también, por ejemplo, El lazarillo de Tormes o las obras completas de Rabelais), o que la jerarquía católica hispana escribió en 1937 una repugnante Carta Colectiva de los Obispos Españoles en apoyo de una sangrienta dictadura militar.

El poder. Siempre el poder. Nada más que el poder. Catolicismo y poder económico, militar y social. Siempre unidos. Siempre aliados. En sus orígenes, el cristianismo pudo haberse convertido en difusor de paz y solidaridad, pero a los pocos siglos (en cuanto tocó poder) encarnó los valores contrarios. La placa antes mencionada de la basílica del Pilar es cosa del Arzobispado y el mensaje existente en la plaza Santa Cruz en Zaragoza corresponde al Ayuntamiento. Son dos gotas de agua en el océano, pero cuántas veces todas esas gotas y ese mar han privado de vida y de libertad a muchos millones de seres humanos.

jueves, 20 de agosto de 2009

Mientras navegan y vuelan


A esta misma hora tempranera de la mañana, mi hijo mayor, Javi, regresa a Irlanda, a bordo de un ferry. Bego, mi otra hija, está volando hacia Amsterdam, donde cursará como Erasmus 4º de Psicología. Y aun entre aromas de despedidas, me siento muy bien: nacemos y vivimos con la única necesidad de sentirnos bien, a la vez que vamos haciendo un camino propio, inalienable, virgen hasta que lo hollamos. Me sentiría mal si no hicieran y fuesen lo que desean. Y aquí, así, ahora, mientras los echo de menos, sueño en un mundo de personas libres, autónomas, sin miedo a vivir, con anhelo de placer, a las que no les es posible estar plenamente bien, mientras el resto no lo esté. Javi, Bego, os quiero.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Acuerdos y consensos en y por la vida


Bien pensado, sería bastante sencillo llegar a acuerdos si se cumplieran unas reglas simples y concretas: por ejemplo, escuchar realmente al interlocutor (y no principalmente preparar la contrarréplica, mientras habla), abrir los ojos y la mente a su mensaje, no anteponer el YO a la posibilidad de quedar "derrotado" (la derrota sumarísima consiste en echar a perder una opotunidad de salir más enriquecido del encuentro. Sin embargo, ese YO puede llegar a ser mastodóntico y un tirano. Un "tienes razón" no significa una derrota, sino un re-conocimiento. Cuanto más inseguro se está de algo (especialmente de uno mismo), menos se está dispuesto a intercambiar incondicionalmente opiniones y puntos de vista. Los dogmatismos no solo provienen de fuera, sino que también pueden estar enquistados en el interior.
En fin, hace tiempo esta indeciso, pero ahora ya no estoy tan seguro...

lunes, 17 de agosto de 2009

Vaya con el Pilar!!!!

Mi amiga Pilar me ha mandado un enlace al blog de Jorge Romance que no tiene desperdicio. Es de obligada visita:

http://www.purnas.com/


Salud y abrazos especiales para ti. Gracias por esta visita.

Como estamos en verano...

Sobre gripe A y farmacéuticas mundiales

Escuela aconfesional


Artículo a publicar el 19 de agosto en El Periódico de Aragón

El ministro de Justicia, Francisco Caamaño, declaró la semana pasada que no debe haber símbolos religiosos en los centros públicos de enseñanza, lo cual llama la atención sobre todo porque, con treinta años ya de Constitución y más de diecisiete de gobiernos socialistas, aún no está resuelto este asunto: según el artículo 16.3 de la Constitución, ninguna confesión religiosa debe tener carácter estatal y, por tanto, ningún elemento perteneciente al ámbito privado (por ejemplo, las iglesias e instituciones religiosas) debe formar parte del ámbito público, inherente a toda la ciudadanía.

No se trata de eliminar los símbolos religiosos del mapa español, sino de situarlos en el lugar que les corresponde en una democracia plural y aconfesional. Los crucifijos, pongamos por caso, al igual que los símbolos islámicos, judíos o de cualquier otra religión, cuentan con una considerable cantidad de iglesias, sinagogas, ermitas, mezquitas y catedrales para ser guardados y venerados, pero una escuela pública (los centros privados de enseñanza son, de momento, otro cantar) no es su lugar adecuado. La ciudadanía ha de regirse únicamente por la libertad de conciencia y actualmente una considerable parte de la misma se manifiesta, de hecho, ajena a cualquier planteamiento de tipo religioso. Por fortuna, el nacionalcatolicismo se ha visto privado de los instrumentos por los que imponía universalmente sus dictados en materia ideológica y de costumbres, y ahora está muy lejos de ser un desdoro declararse ateo, agnóstico o simplemente indiferente frente a las religiones y las iglesias. Por mucho que repita lo contrario alguna facción de la jerarquía católica hispana, esto no significa una persecución religiosa, sino simplemente que la libertad (sin adjetivos) se ha abierto paso en la sociedad española.

Sin embargo, sigue habiendo personas e instituciones empecinadas en no querer entender y/o aplicar el principio de la aconfesionalidad del Estado. Mientras, por ejemplo, el otro día los concejales de NaBai e IU rehusaron asistir como tales a la procesión, la Salve y la misa en las fiestas de la localidad navarra de Burlada, considerando que “el ayuntamiento no debe acudir a actos confesionales”, o el lehendakari Patxi López tomó posesión de su cargo sin referencias o elementos confesionales, el alcalde socialista de Toledo, Emiliano García-Page, en nombre de todo el Ayuntamiento, jura públicamente año tras año defender el dogma de la Inmaculada Concepción o el alcalde socialista de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, ha vinculado también públicamente su cargo de alcalde con la presencia de un crucifijo en el salón de Plenos del ayuntamiento.

En esas mismas declaraciones, el ministro de Justicia anunciaba que con la próxima Ley de Libertad Religiosa (el Gobierno ha rehusado una Ley de Libertad de Conciencia, más amplia, que comprendiera a cuantos no se identifican con alguna religión) se pretende “un claro deslinde entre el fenómeno religioso y el espacio público y la laicidad del Estado”, evitando así la “confusión entre las funciones públicas estatales y las religiosas”. En tal caso, debería explicar a algunos compañeros socialistas que ocupan altos cargos institucionales qué deben hacer cuando se apruebe la citada Ley. El ministro Caamaño centraba su atención especialmente en tres áreas: ejército, hospitales y escuelas. ¿Se está refiriendo acaso a “la asistencia religioso-pastoral a los miembros católicos de las Fuerzas Armadas por medio del Vicariato Castrense”, como estipulan el Concordato de 1953 y los Acuerdos de 1979? ¿Ha visitado algunos hospitales, antaño privados, hoy financiados enteramente con dinero público, y la simbología religiosa que sigue existiendo en algunos de ellos? ¿Está enterado de las más que considerables dificultades por las que tuvieron que pasar, por ejemplo, Fernando Pastor y la Asociación Escuela Laica de Valladolid por dar cuenta de la presencia de símbolos religiosos en la escuela pública “Macías Picavea” de Valladolid?

En la escuela pública no debe haber símbolos pertenecientes a instituciones de carácter privado. Si alguno de ellos tiene un especial valor artístico, su lugar adecuado es una iglesia o un museo, pero no un centro de enseñanza. En la escuela pública tampoco deben impartirse clases de religión durante el período lectivo (en los colegios han de impartirse saberes, no creencias) y la formación religiosa debe hacerse en la familia que así lo decida y en las iglesias. De hecho, no hay niños cristianos, judíos, musulmanes o ateos, sino hijos de padres cristianos, judíos, musulmanes o ateos. ¿Cuándo dejaremos en paz a los niños y respetaremos su libertad de conciencia hasta que estén en condiciones de decidir por ellos mismos?

Otra cosa son los días festivos: materialmente, la escuela y la sociedad en general siguen básicamente la pauta del calendario de las festividades religiosas, pero en realidad se trata de festejos milenarios de los equinocios y los solsticios, de la siembra y la recogida de las cosechas, de mitologías prehistóricas cíclicas y estacionales. Sólo que la iglesia católica se apoderó y se apropió (cómo no) de esas fiestas. Pero no son religiosas ni suyas. Son de todos. Son nuestras. La superstición languidece. Queda la vida.

lunes, 10 de agosto de 2009

Niño, no mires


La alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, ha decidido preservar los valores morales de la humanidad mediante una ordenanza municipal que castiga la práctica del nudismo en las playas de la ciudad con multas de entre 100 y 750 euros. En otras palabras, bañarse sin ropa alguna en un lugar público es una inmoralidad que la policía sancionará debidamente. Por su lado, quienes reivindican poder tomar el sol y nadar desnudos afirman expresar libre y sencillamente su derecho a estar en la playa sin ponerse una prenda de baño: no obligan a nadie ni a mirar ni a estar en pelota picada, y –dicen- se trata de un acto la mar (nunca mejor dicho) de natural. El ayuntamiento gaditano, sin embargo, aduce la salud moral de las familias: los niños ven lo que no deben ver, y los papás miran y comparan, con el consiguiente riesgo de que la broma acabe en malos humores o, lo que es peor, en crisis conyugal.

Como la ordenanza municipal no deja claro, sin embargo, cuándo se perpetra exactamente el acto inmoral del nudismo: si una mujer enseña por completo sus tetas, ejercitando así el topless, o si la cosa va sobre todo de orear los genitales femeninos y masculinos al ritmo de las olas y de la brisa marina, queda principalmente en manos de los agentes del orden dirimir la delicada cuestión de en qué casos se incurre en ese nudismo atentatorio de la sana moral y las buenas costumbres y en qué casos hay que sancionar tal provocación libidinosa con multa, así como la cuantía de la misma, lo cual obliga a tales agentes municipales a desembrollar algunas situaciones rayanas en la más sutil de las casuísticas morales. Un agente, por ejemplo, talonario de multas en ristre, debe ir inspeccionando concienzudamente sobre la misma playa troncos, piernas, culos, apéndices pendulares, triángulos boscosos, glándulas mamarias, bikinis, bañadores, bañistas sobre tumbonas, bañistas sobre toallas, hombres, mujeres, niñas, niños, jubilados y jubiladas con la responsabilidad penal sobre sus hombros de imponer multas de 100 a 750 euros a quienes juzguen que sobrepasan los honestos límites de la ordenanza municipal de Teófila Martínez. Tal actividad, a poca empatía que tengamos con esos esforzados agentes municipales, deja muy, pero que muy acalorado al personal, aunque no es de descartar que sirva también para suscitar entre la juventud gaditana nuevas y renovadas vocaciones a entrar en la policía municipal como inspectores de playa.

Teófila Martínez ha descendido de los cielos de su Santander natal para combatir a nudistas y naturistas procaces y erradicar de la arena de las playas gaditanas urbanas cualquier asomo de obsceno exhibicionismo y morboso vouyerismo: todo el mundo con sus partes pudendas tapadas y bien tapadas, y a quien desobedeciere la ordenanza municipal, multa de 100 a 750 euros, que la ciudad tiene muchos gastos.

El bañador, además de ser un artístico paño que cubre las partes bajas de crucificados, angelitos y bañistas en general, es también un benéfico paño que contribuye a paliar posibles complejos de inferioridad, faltas de autoestima, deplorables imágenes corporales de uno mismo o ciertos asomos de morbo sexual. Asimismo, es un paño que educa a los niños y niñas de las familias de bien a formar rectamente la mirada, la percepción del cuerpo propio y ajeno. El bañador es así un inequívoco garante de moralidad. El mensaje subliminal que se emite indirectamente a través del bañador obligatorio es igualmente sumamente formativo: todo eso que se hace desnudos ha de hacerse ocultamente, a escondidas, pues es obsceno, sucio y pecaminoso, a no ser que cuente con la previa póliza legal o divina.

El diccionario de la RAE nos instruye también sobre el significado probo y honesto de “desnudo”: sin vestido; muy mal vestido o indecente; falto o despojado de lo que cubre o adorna; falto de recursos, sin bienes de fortuna, etc. Es decir, que doña Teófila hace bien en multar al nudista. Incluso desde los asépticos muros de Microsoft se nos facilita como primera lista de sinónimos de “desnudo”: privado, despojado, falto, desprovisto, carente, desierto, árido, necesitado, escaso. O sea, que, así las cosas, el nudismo o naturismo debe de ser cosa de depravados o, al menos, de gente muy rara.

Nos lo han enseñado, en fin, desde niños, pero a algunos no les entra en la mollera: Eva cayó en la cuenta de que el árbol tentaba el apetito, así que cogió fruta del árbol, comió y se la alargó a Adán, que comió con ella. Y entonces aconteció la madre de todas las ordenanzas municipales: se les abrieron los ojos, y descubrieron que estaban desnudos; entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron. Observando tales hojas, dicen los expertos que la perdición no provino de una manzana, sino de un higo, del higo primigenio de Eva.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Unos pantalones indecentes


Labna Ahmed Husein fue detenida la semana pasada con otras doce mujeres en la capital de Sudán, Jartum, por haber cometido el execrable delito de llevar pantalones. A algunas de las detenidas les dio un ataque de resignado pragmatismo y se declararon de inmediato culpables, por lo que solo recibieron diez latigazos, tras pagar además cien dólares de multa. Sin embargo, Labna, que vive en el sur del país (no musulmán), periodista en la oficina de prensa de la ONU en Sudán, se negó a admitir su culpabilidad e insistió en comparecer ante un juez en presencia de un abogado. Quedó entonces en libertad bajo fianza, pero se enfrenta ahora a la posibilidad de recibir cuarenta latigazos, que es la pena habitual por vestirse de manera “indecente” e “inmoral”, según interpreta la sharia vigente en Sudán.

Labna llevaba unos pantalones y una blusa, lo cual constituye una falta grave, una ofensa hadd, que, además del incumplimiento de las normas en la vestimenta femenina, incluye, por ejemplo, la homosexualidad, la desobediencia de las mujeres a la autoridad del padre o del esposo, beber alcohol o las relaciones con personas no pertenecientes al islam, con penas, según los lugares, de lapidación, azotes o amputación de miembros. La sharia está muy clara (de hecho, significa literalmente “camino al manantial”) y tiene pretensiones de indiscutible, pues bebe de las fuentes del Corán y del hadiz (hechos y dichos de Mahoma, recogidos por sus discípulos directos), así que algo tendrá llevar pantalones allí, pues en caso de violación se declarará culpable a la mujer indecorosa. Lo sorprendente, lo estremecedor es que una moral de corte religioso sea el único código moral y penal de una sociedad, de un país.

Es positivo sostener y defender el multiculturalismo, la coexistencia de diversas y diferentes culturas en un mismo lugar, pero a condición de que ningún elemento, tradición o costumbre vaya en contra de los derechos humanos fundamentales. Y centrándonos en la detención de Labna Ahmed Husein, saltan por los aires muchos de los derechos y las libertades de las personas, de los ciudadanos y, más concretamente, de las mujeres del mundo. Si un grupo religioso está convencido de las bondades de su credo y su moral, y remonta su origen a determinados tiempos y personajes ancestrales, sus adeptos tienen derecho a ajustar sus vidas a las pautas ideológicas y de conducta de su religión, pero no a imponerlas a otras personas. Las teocracias son solo mugrientos restos de unas dictaduras que, en nombre del dios de turno, ignoran (no solo desconocen) que todos los seres humanos nacen libres e iguales en libertad y derechos, y están dotados de razón y conciencia (Declaración de los Derechos Humanos, art. 1), que toda persona tiene todos los derechos y libertades, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición (art. 2.1) y que además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona (art. 2.2).

Las religiones pertenecen al ámbito privado y la vida pública de un país debe estar por encima y ser plenamente independiente de cualquier ideología o moral privadas. Lo realmente indecente no es –cito preceptos de la sharia- que una mujer lleve pantalones o se quede sola ante un hombre extraño o no baje la mirada o que salude o muestre su belleza a quienes no son su “máharim” (personas entre las que el matrimonio sería ilegítimo por razones de parentesco). Lo verdaderamente indecente es que algunas personas y grupos, desde la intransigencia y la esclerosis de sus ideas, desde la proyección de sus propias represiones sobre los demás, desde unas creencias que para unos son tan sublimes y sagradas como para otros carecen de significado, se crean legitimados para llevar a prisión, dar latigazos o asesinar mediante lapidación a quienes no se atienen a sus preceptos morales o a sus esquemas particulares sobre lo que es “decoroso” (no hay que olvidar que de la misma raíz latina –decens- provienen las palabras “decorar” y “condecorar”).

Desde hace muchos años hasta nuestros días entrar en determinadas iglesias, principalmente en verano, permite asistir a las filigranas morales de los empleados clericales cuando ven (¿con regocijo reprimido? ¿a quién amarga un dulce?) hombros, piernas, espaldas desnudos, canalillos generosos, shorts de los/las visitantes de sus templos. Sin embargo, sus criterios estéticos empiezan y acaban en la puerta de sus iglesias (siglos de racionalidad ha costado), mientras que por muchos lugares del mundo islámico aún no ha pasado el más leve soplo del Humanismo, el Renacimiento y la Ilustración. Por eso mismo, no es casual que Lennon cante y recomiende: Imagine a World without Religión.