sábado, 30 de abril de 2016

Diario de un profeflauta motorizado, 695. Ese día...



Cada día que pasa me sobran más las palabras grandes, la presuntas grandes palabras que tienden a ser escritas en MAYÚSCULA. Prefiero pocas palabras, solo las imprescindibles.

 (Tantas veces empeñado en llegar a “lo esencial”, abrumado –de hecho- por el peso de Grandes Ideas, a merced del oleaje de Verdades aplastantes, atrapado en las fauces de Deberes gigantescos...).

Hoy, aquí ahora, en carne viva, necesito el alma de las cosas pequeñas resonando en el hueco solitario de dos manos temblorosas. (Días y días r-e-p-e-t-i-d-o-s…).  Titila la luz que me alumbra muy dentro,  me canta una nana el verso de la prosa dormido en cada cosa; lo pequeño, lo débil, lo nimio, olvidado tantas veces por mor de lo Esencial, de las grandes Ideas, de las Mayúsculas.



El día en que se extingan los principios absolutos, las ataduras que aprisionan el crear y el rebelarse…
El día en que vuele liberado, convirtiendo mi poco en un mucho compartido; y mi nada, en algo…
El día en que mi risa se zambulla en la de otros, y en esa fiesta nadie distinga entre mente y corazón, y el cerebro de todos lata enamorado, y nos llamemos por el nombre verdadero…

Ese día nuestro alivio vendrá de la brisa y del trueno, de la lluvia, de la noche y del océano, de la caricia de lo débil y pequeño, amasado en barro, envuelto en viento.
Ese día  lucirá una estrella en la duda,  el regalo del amigo que calla, el alivio final de la fiebre y del insomnio, el hombro en que apoyarme, la mano final de quien acompaña.

Ese día… minúsculo y vivo. En minúscula cálida. En silencio rasgado por el llanto de Beethoven esparciendo tormentas y belleza.
Ese día…
Ese día…






viernes, 29 de abril de 2016

Diario de un profeflauta motorizado, 694


¿Qué pasa en este país donde vivo? Hace cuatro años el Gobierno del PP, de Rajoy, recién estrenado, promulgó su Reforma Laboral, continuadora de la ya iniciada por el Gobierno socialista de ZP. Hubo un día de huelga general y sanseacabó. Los sindicatos UGT y CC.OO. se sentaron tan ricamente a “acordar” cosas con la CEOE, la Cepyme y la ministra de Trabajo, y la ciudadanía  (parados y explotados incluidos) se quedaron en sus casas. Ayer leí que  las protestas por la reforma laboral en Francia no han cesado. Ayer era la séptima jornada de huelga y protestas en tres meses. La policía calculó que la movilización de ayer alcanzaba las 50.000 personas en todo el país -diez veces más según el sindicato CGT.


El domingo, 1º de Mayo, UGT y CC.OO. convocan las manifestaciones de rigor con el lema “Contra la pobreza salarial y social. Trabajo y Derechos” (Zaragoza, 11 horas). Todo un eufemismo, toda una media verdad: más allá de la pobreza salarial está el no-salario, el no-trabajo, el no-nada. Está la explotación nuda y pura. Ayer me lo decía un joven amigo: ha encontrado aquí y allá chapucillas de explotación, pero “mientras dé para comer algo…”. Los sindicatos deberían ser el motor permanente y contundente de la movilización y la protesta, dada la situación socioeconómica de España. Pero ya Jacinto Benavente escribió “Los intereses creados”, ¡Cuántos, cuántos intereses creados en el mundo sindical, y cuánta pereza, cuánta excusa, cuánta justificación, cuánto Tartufo entre los que viven de las liberaciones y las subvenciones sindicales! Se me abren las carnes cuando veo que, para colmo, a las 11,30 horas CGT con y a las 12 horas el sindicato CNT convoca su propia manifestación. ¡Qué pena, qué vergüenza!




Ayer recibí por email un correo de Médicos sin Fronteras que informa de que “el miércoles, 27 de abril, a las 22:00 h (hora local), el hospital Al Quds al que damos apoyo en Alepo (Siria) fue destruido por bombardeos aéreos, provocando, por el momento, 14 muertos.
El hospital era uno de los más antiguos de la ciudad y su posición era bien conocida por todas las partes en conflicto. Una vez más, condenamos estos ataques, que dejan a la población sin atención médica esencial. Los hospitales ‪#‎NoSonUnObjetivo”. ¡Menudo contraste entre MSF y algunos miembros de los sindicatos, y algunos políticos españoles!

Mi recuerdo, una vez más, a mis compañeros y amigos abogados laboralistas de Atocha. Deseo que este país vea algún día que vuestras muertes, vuestros asesinatos, no fueron en vano.







jueves, 28 de abril de 2016

Diario de un profeflauta motorizado, 693. Triage


 Triage es una palabra francesa (adoptada también en varias lenguas más) que significa selección.  En diversas lecturas he visto “triage” en relación con laa medicina: cuando un médico o profesional de la medicina se enfrenta a varios o muchos casos de emergencia, ante muchos pacientes graves o muy graves, debe decidir cuáles tienen más posibilidades de sobrevivir –y posponer la atención de otros e incluso (en algunos casos extremos) abandonar a los otros a su suerte. De hecho, existe también en castellano el verbo “triar”, que según el Diccionario de la RAE significa “escoger, separar, entresacar”. “Conforme a lo establecido por el Programa Avanzado de Apoyo Vital en Trauma para Médicos (ATLS), se denomina «triaje» al método de selección y clasificación de pacientes basado en sus necesidades terapéuticas y los recursos disponibles para su atención” (cfr. Wikipedia, triage). He leído casos en que voluntarios de Médicos Sin Fronteras se convierten en héroes y víctimas a la vez ante casos –bastante cotidianos- de “triage”.

La vida misma, de hecho, es un permanente “triage”: ante el abanico de posibilidades que tengo en cada momento y circunstancia, he de decidirme por una, obviando las demás. La vida es un proceso dinámico y constante a lo largo del cual vamos configurando nuestra personalidad y nuestra biografía. Una vida será más o menos amorfa en la medida en que va desapareciendo de ella la conciencia misma de ser un “triage” inmanente a su auténtico ser.



La vida política parece a veces también tan disforme por estar tan apartada de situaciones de “triage”. Si el objetivo básico de la política es el fomento de los derechos humanos y las libertades cívicas (vivienda, sanidad, educación, pensiones, atención a la dependencia, etc.) errará en su actividad en la medida que esté dando la espalda o separada de las situaciones concretas y más urgentes de “triage” en que se hallan muchas personas, tomadas de una en una.

Antes ponía siempre el ejemplo de que, si una casa está incendiándose, sería de locos ponerse a discutir sobre el color de la pintura de la escalera o sobre quién ha tenido la culpa del incendio. El incendio es una situación de emergencia extrema, una situación de “triage”, en la que hay que actuar pronto y rápido para salvar vidas y enseres, en la medida de lo posible. Pues bien, la casa de la ciudadanía se está incendiando (cada vez más recortes en derechos y libertades, decrecen diariamente las perspectivas de que se restablezca y crezca el principio de la libertad, la igualdad y la fraternidad. Parecen protestar (poco…) y quejarse aquellos que son presas directas e inmediatas de las llamas del incendio. Los demás… parecen quedarse tan tranquilos o encogerse de hombros, pues (de momento) no se ven afectadas sus habitaciones particulares.



Un político debería acercarse/adentrarse en la vida política si y solo si tiene conciencia plena de que se está quemando la casa entera de la ciudadanía, así como también de quiénes son los incendiarios. Un político debería estar cada día tan en situación de “triage” como todas esas personas voluntarias de la medicina situadas en el “triage” más extremo en Sudan del Sur, Bangladesh o mil otros rincones del mundo olvidados por la irresponsabilidad del mundo rico. Un político debería dormir algunas noches poco y mal por esta causa.





miércoles, 27 de abril de 2016

Diario de un profeflauta motorizado, 692. Nuevas elecciones, los amos del cotarro y las utopías



¿dónde está la bolita?

Acaba el período de consultas, habrá elecciones generales el 26 de junio. Aluvión de críticas a los partidos políticos, al sistema (indirectamente, a la democracia). Baste leer el titular de El País: “La impotencia de los partidos lleva a los españoles a las urnas”. Está claro: el tejemaneje de los amos del circo nos quieren convencer de que para qué tanta votación y tanto partido, si lo que hace falta es un gobierno de los que saben, de los que van al grano, de los eficaces, de los independientes, de los tecnócratas, como hace tiempo ya en Italia y en Grecia. Rivera apostaba hace poco por un Jefe de Gobierno “independiente”. Sánchez, a su vez, por un Gobierno socialista con “independientes” de distintas ideologías y corrientes, “también” de Podemos, C’s, IU…

Entretanto, nos entretienen con el pim-pam-pum de los papeles de Panamá y de los famosos que van sacando a la luz. Quienes mueven los hilos de los papeles de Panamá son tan “independientes” como los anteriores, como son asimismo independientes las Fundaciones de Rockefeller, Ford y George Soros, que financian el Center for Public Integrity, del que es un proyecto el International Consortium of Investigative Journalists, que llevan y difunden a cuentagotas los papeles de Panamá.



Ni una palabra, en cambio, sobre el reformado artículo 135 de nuestra Constitución y su “principio de estabilidad presupuestaria”, los 24.000 millones de euros que debe recortar el próximo Gobierno, las “recomendaciones” de “ajustes presupuestarios” que un Organismo tan “independiente” como El FMI anuncia y exigirá por vía directa y/o indirecta. Es la omertá, la ley del silencio: no habla nadie porque a nadie le conviene sacarlo a relucir. Como de la corrupción y sus entresijos y sus implicados. Si habla uno solo hasta el fondo del pozo negro, se cae el castillo de naipes entero. Salen famosetes, aparecen personajes con los que alguien vete a saber qué venganza o plan lleva a cabo. Ni una empresa del Íbex 35, ni un lobby, ni una multinacional.

Nuestros supuestos “líderes” políticos dan pena. Hablan y hablan. Se contradicen y se contradicen. ¿Alguien les cree o dice creerlos, salvo aquellas personas que viven del asunto? Las utopías (no lo imposible, sino lo óptimo) languidecen en sus manos, mientras otros se frotan las suyas de placer y satisfacción.
Precisamente por ello, es más necesario hoy que nunca afirmar que sin utopías reales y auténticas la vida carece de horizonte, de tensión, de dinamismo, de verdadero sentido, por mucho el poder y los poderosos están encantados con que las utopías nos parezcan una tontería o algo irrealizable.

Con utopías la vida y el mundo son perfeccionables, mejorables y por ello nos esforzamos, luchamos y hacemos de cada día un senda virgen con la esperanza de una vida mejor y un mundo mejor.

La utopía no sólo es algo bueno, sino el grado óptimo de cada cosa, de cada ser. Quizá nunca la veamos plenamente realizada, pero nos inyecta energía, vitalidad, rumbo y sentido para seguir caminando.


Pesadilla innecesaria en Zaragoza




 PUBLICADO HOY EN EL HUFFINGTON POST
Dolor, lobreguez, amor, aflicción, impotencia, pesadilla. Estas son algunas de las sensaciones producidas tras la lectura de la  Sentencia núm. 85/2016  de la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Zaragoza.

Ya olía a primavera y los días ofrecían más luz, camino ya del solsticio de verano, cuando una tarde de abril Ignacio volvió a escuchar de labios de su madre, Isabel, su deseo de morir: “Hijo mío, ayúdame a morir, quiero morir”. Y a Ignacio se le nubló la vista, sintió una fuerte punzada en el esternón y seguramente no pudo contener el llanto. Su madre dormía en un sillón del cuarto de estar debido a los dolores de espalda y a la úlcera que tenía en una pierna, y tenía mucho tiempo para pensar en la oscuridad de sus días y sus noches. Allí mismo Isabel le explicó aquella tarde el método que creía tener más a mano: muerte por asfixia mediante una bolsa de plástico con cierre en su cabeza. Isabel desconfiaba de los médicos, nada quería saber de ellos, solo deseaba acabar, descansar. E Ignacio, equivocado o no, creyó que acudir a un médico significaba una deslealtad para con su madre.

Ignacio accedió. Toda una tarde, toda una noche, toda una madrugada con un temblor interior que le sacudía el alma, sin decir nada a nadie, pensando y repasando. Solo sabía que quería a su madre y que no la iba a dejar morir sola. Ya acostado José, padre y marido de Ignacio e Isabel, respectivamente, se dijeron palabras de cariño: “Te quiero mucho, eres la mejor madre del mundo”, “Yo también de quiero, hijo mío, gracias por darme esta noche tan bonita y con este cariño que estoy sintiendo ahora contigo”. Así consta escrito en el Rollo de Sala (PO) No 40/2015 de la Sentencia 85/2016, al igual que consta el último testimonio dejado en un papel por Isabel: "Por culpa de no estar legalizada en España, la eutanasia, he tenido que hacérmela yo, ¡qué triste y doloroso! El motivo es que no puedo aguantar más el dolor que me producen las extrañas heridas que tengo en la pierna derecha”. Era madrugada, entre las 2,00 y las 4,00, del día 8 de abril de 2015.

Dolor, lobreguez, amor, aflicción, impotencia, pesadilla. Ignacio junto al cadáver de su madre el resto de la noche, acariciando sus manos y sus mejillas, notando cómo bajaba la temperatura y aumentaba la rigidez de su cuerpo. Después, estremecimiento y estupor de José, al comunicarle Ignacio lo sucedido. Aturdimiento a la llegada y en el interrogatorio de la policía, a la que Ignacio también llamó poco después, confesando todo lo ocurrido.

Dice la Sentencia que la muerte de Isabel, “el hecho enjuiciado”, “queda al margen”  de “la llamada ‘muerte digna’ o la eutanasia”. Y estoy de acuerdo: las leyes, el sistema penal, el entramado ideológico relacionado con el hecho de morir, del derecho a disponer libre y responsablemente de la propia vida dejaron poco o nulo margen a la dignidad y la libertad de decisión en el caso de la muerte de Isabel y del auxilio a morir de Ignacio. La muerte digna es tratada como cosa de unos cuantos excéntricos, de tan escasa importancia que la ley apenas le presta otra atención que mencionarla de pasada. 

Marginada, pues, la información y la posibilidad de decisión reales y concretas relativas a una muerte digna, el Tribunal se acoge a la figura de la ”pietatis causa” como atenuante de la conducta de Ignacio, a quien se le condena “como autor responsable de un delito de auxilio al suicidio” a la pena de dos años de prisión. “Pietatis causa”, “sentimiento de cariño y respeto”, “casi… un acto de amor”, deseo de “crearle un ambiente de felicidad y paz”, creer que era “lo mejor para ella”, “acompañándola en el último momento, como cualquier hijo desea hacer con su madre”… El Tribunal parece esforzarse (¿o excusarse?) por atenuar el castigo a Ignacio, abriéndose levemente paso entre la humanidad de la tragedia y la pesadilla. En realidad, ¡cuán difícil es morir digna, libre, voluntariamente! El poder, sostenido ideológicamente por la Iglesia Católica, ha tenido y sigue teniendo cautivo al pueblo a través del miedo y de la culpa, principalmente desde el ámbito de la sexualidad y de la muerte. Por eso se opone de una forma tan radical y demagógica al derecho a una vida y a una muerte dignas.

Ignacio, autor responsable de un “delito de auxilio al suicidio”, según el Tribunal; Ignacio, que, según “los forenses”, “sin haber hecho un estudio profundo” (¿a priori, quizá?), presenta “un trastorno esquizoafectivo de la personalidad”. Isabel, privada de información y de libertad real para poder disponer de su propia vida, en manos de juristas y de clérigos entre bambalinas. Ignacio, relegado al rincón de la “pietatis causa” como único atenuante del último acto de amor que un hijo puede darle a una madre, siguiendo sus insistentes deseos. ¿Para cuándo poder disponer libre y responsablemente de la propia vida? ¿Hasta cuándo no contar con una legislación y una voluntad política real sobre la muerte digna, más allá de la maraña de distinciones bizantinas entre eutanasias, suicidios y demás jerga sobre el tema?

Tengo la esperanza de que algún día no lejano, como dice Séneca, importe a todo ser humano más la calidad que la cantidad de vida, (qualis vita, non quanta), y menos cuándo morimos que cómo morimos. Mientras escribo, pienso en Isabel, en Ignacio, en ti y en mí y en todos, creo que lo más relevante es vivir bien y morir bien, frente al peligro de vivir mal y morir mal. En otras palabras, morir más tarde o más pronto importa menos que morir bien o mal. O como escribe Nietzsche, deseo a todo ser humano que la muerte deseada sea “la muerte libre, que viene a mí porque yo quiero”.