La presidenta de la Comunidad de Madrid y candidata a la reelección por el PP, Esperanza Aguirre, anunció ayer en la localidad de Las Rozas (no precisamente un suburbio de Madrid) que si continúa en el cargo “tomará las medidas necesarias” en los institutos madrileños y creará una "opción de voluntariado" para los alumnos de la ESO cuyas familias muestren "objeción" a que se les imparta la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía, .asignatura que se empezará a impartir en España a partir del próximo curso. Doña Esperanza, que ya dejó su triste huella en la enseñanza pública como Ministra de Educación durante el Gobierno de Aznar, dejó muy claro ayer también que "de ninguna manera, el temario de la nueva asignatura "transmita valores que no sean de todos". Más de uno se habrá preguntado de inmediato cuáles son esos valores que son de todos. En la derechona se da una pulsión muy fuerte a apropiarse la representación de TODOS. Se cree adalid del Bien y de la verdad, representante de TODOS los españoles de bien, defensora única de éstos contra los enemigos de la patria y de “los valores de todos”. Hasta a un alumno recién estrenado en Filosofía o Ética le haría sonreír eso de la transmisión de los valores que sean de todos. Pero la señora Aguirre es lista: sabe que un argumento cuela en determinada gente, por muy tosco y grueso que sea. La derechona quiere lo de siempre: implantar sus valores, su sistema, sus leyes, sus intereses. Previamente coloca sobre ellos la etiqueta de “universales”, “decentes” y “de todos”. Sin embargo, se trata de un buen ejercicio de ética filosófica: ¿hay valores? ¿valores objetivos? ¿universales? ¿de todos? ¿cuáles? ¿por qué?
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