sábado, 16 de junio de 2007

Salvador


La sala militar del Tribunal Supremo, presidida por Ángel Calderón, acabó hace unos días con las esperanzas de la familia de Salvador Puig Antich al denegar, por tres votos a dos, la presentación de un recurso de revisión de la condena a muerte del joven anarquista en el garrote vil en 1974. El juicio y la condena de Puig Antich fue un monumento a la injusticia, la manipulación, la mentira y el asesinato. Hoy, ante los intentos de que la verdad salga a la luz, las instituciones supuestamente democráticas, del pueblo y para el pueblo, sólo están dispuestas a echar más paletadas de tierra sobre el buen nombre y la dignidad de Salvador. Por otro lado, para los magistrados, la admisión a trámite de la revisión de la condena abriría una puerta muy peligrosa para que otras familias reclamaran que se revisasen las condenas a muerte dictadas en el franquismo. Esas familias han sufrido hasta cotas insospechadas la barbarie de la dictadura fascista de Franco. Para su desgracia y para rabiosa indignación de muchos, la sala militar del Tribunal Supremo ha decidido que su sufrimiento no ha terminado.

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