“Vi de igual modo a Sísifo, el cual padecía duros trabajos empujando con entrambas manos una enorme piedra. Forcejeaba con los pies y las manos e iba conduciendo la piedra hacia la cumbre de un monte; pero cuando ya le faltaba poco para doblarla, una fuerza poderosa derrocaba la insolente piedra, que caía rodando a la llanura. Tornaba entonces a empujarla, haciendo fuerza, y el sudor le corría de los miembros y el polvo se levantaba sobre su cabeza”.
LA ODISEA; XI, 593
Cada vez que se acercaba con la roca, aun en vano, a la cima de esa montaña, a lo lejos se oía un enorme griterío, y todos bebían y cantaban: FELIZ AÑO NUEVO, FELIZ AÑO NUEVO…. (Esta coda ya es de mi propia cosecha)
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