viernes, 1 de julio de 2016

Diario de un habitante del valle, 741


Ayer me zumbaban los oídos de tanta palabra sensata de tertulianos sesudos. En Españistán y aledaños hablamos demasiado. Nos pasamos las tertulias hablando, arreglando el mundo, ahuyentando adversarios. Españistán necesita silencio. Y el que tenga algo que decir, que lo haga. Si no, que calle, por unos días o semanas o ¡milagro! meses.

Marisol ha completado el álbum de fotos de nuestra estancia durante cuatro años en el portal de la Consejera de Educación del Gobierno de Aragón de la señora Rudi que con tanto primor hicieron ella, Marga y Susana. El mejor regalo que me han hecho en mi vida.

Duermen en un rincón del cálamo de unos buenos amigos mis libros sobre bostezos, sonrisas y lágrimas en la escuela. Duermen, y así ya nadie, blanco o negro, comerá la patita de otro, blanco o negro, siniestro, diestro en siniestreces o simplemente ocurrente. Chacapumba, chacapumba, apumba, chacapumba. Duerme, negrito con los libritos del que no tiene patita. Dormid, libritos, dormid. Quizá pronto os despertarán.

Esta tarde, muchos y buenos amigos pasarán conmigo una grata velada.






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