domingo, 4 de enero de 2009

Las salsas del cocinero

Artículo a publicar en El Periódico de Aragón, el 7 de enero de 2008

Cuenta Eduardo Galeano que un cocinero reunió una mañana a todas las aves que tenía en su corral (pollos, perdices, gansos, patos, pavos…) y les consultó con qué salsa querían ser cocinadas. Al escuchar que lo que las aves querían era no ser cocinadas de ninguna manera, el cocinero zanjó aquel diálogo tan democrático, diciendo: “Esto está fuera de la cuestión”. Ni que decir tiene que todas las aves acabaron cocinadas. Galeano saca como moraleja de esta fábula que una buena parte de los seres humanos existe de hecho en unas condiciones que solo puede elegir, directa o indirectamente, la salsa con que ser cocinada.

Quienes viven en el mundo occidental desarrollado disfrutan de un cierto bienestar y están convencidos de contar con un sistema democrático bastante presentable. Sin embargo, viendo el panorama político y económico actual, sería saludable plantearse si realmente el mundo en general y el mundo occidental desarrollado son tan democráticos como insisten los poderosos medios propagandísticos que supuestamente informan de lo que ocurre en el mundo.

En Gaza está llevándose a cabo la destrucción sistemática de un pueblo. Israel se ha estado presentando justamente al mundo como el pueblo que fue víctima del horrendo Holocausto nazi. Sin embargo, los sucesivos Gobiernos de ese mismo pueblo se están convirtiendo, a su vez, en verdugos del pueblo palestino. La aviación israelí arrasa edificios oficiales, escuelas, hospitales y casas particulares, los tanques y soldados han invadido sangrientamente el suelo palestino, y cada día aumenta el número de muertos civiles, niños incluidos. Pues bien, Occidente calla o echa la culpa a ambas partes o hace responsable del conflicto a Hamas, un partido que ganó las elecciones democráticas en Palestina en 2005 y 2006, y al que no se le ha dado un gramo de tregua desde el principio, pero que por sistema recibe solo el epíteto de “terrorista”

Occidente no denuncia las acciones criminales de Israel o lo hace con ambigüedad y tibieza. España, tampoco. Las fábricas de opinión pública mundial funcionan a pleno rendimiento, e imperan sobre el firmamento mundial unos cuantos axiomas, que nadie puede poner en entredicho, que reproducen con exactitud el sistema de poder vigente y que bareman los “valores democráticos” de cada país y de cada ciudadano, según la mayor o menor aceptación de tales axiomas. Chávez, Morales o Castro son bombardeados por la propaganda oficial mundial como dictadores populistas, mas nada se dice sobre otros países y regímenes dictatoriales, donde se atropella los derechos humanos elementales. Yasser Arafat fue un terrorista, pero Ariel Sharon, no. Milosevic debe ser juzgado por sus crímenes, pero George W. Bush, no. Sadam Hussein muere ajusticiado en la horca, pero Augusto Pinochet lo hace en la cama, rodeado de sus familiares. El Eje del Bien combate y salva del Eje del Mal.

La ONU está en manos de los cinco países que únicamente tienen derecho a veto en el Consejo de Seguridad. Las propias resoluciones de la ONU sobre los territorios palestinos ocupados por Israel son, de hecho, papel mojado. El Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial de Comercio están en manos de unos pocos países, los más ricos, los más poderosos, también los mayores fabricantes de armas. Los demás se buscan la vida como pueden, a sabiendas de que puede llegar el día en que el cocinero les pregunte con que salsa quieren ser cocinados o sencillamente vayan directamente a la cazuela, adobados con una guerra preventiva o una crisis económica mundial o vaya usted a saber con qué otras innovaciones culinarias urdidas por los cocineros.

La única salida que resta es la rebelión, pero una rebelión nacida y mantenida en la conciencia, pues es difícil cambiar el destino de las aves si viven tranquilamente en el corral, satisfechas con el confort del que disfrutan. Como casi siempre, se acude inmediatamente como remedio de alguno de esos males a la escuela, al sistema de enseñanza, al período de formación y aprendizaje por antonomasia de la ciudadanía. La enseñanza (de Primaria a la Universidad) debería ser una escuela de pensamiento libre, crítico, reivindicativo, activo y creador. Sin embargo, la realidad dista mucho de tales objetivos, aunque ello no es casual: el sistema educativo forma parte del sistema global vigente, por lo que nada tiene de extraño que tantos ciudadanos biempensantes estén preocupados ante los datos reflejados en el Informa Pisa de turno sobre nuestros escolares en materia de matemáticas o de lengua, pero ni se les pase por la cabeza qué tipo de ciudadano anda creciendo por los corrales de la cocina mundial.

Queda, sí, la rebelión, y la apuesta por que otro mundo es posible. Es preciso afirmar sin complejos unas ideas que expresan la voluntad de la mayor parte de los seres humanos: paz, igualdad, libertad, justicia. Así, si un día nos cocinan, que al menos la salsa les siente letalmente mal a los cocineros.

2 comentarios:

  1. Lo bueno de no tener miedo a la realidad, es que cuando se verbaliza todo se entiende mucho mejor.

    Se me ocurre también que si este artículo lo pubica la prensa comercial, aún podemos pensar que hay esperanza...

    Abrazo enorme, AAA.

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  2. Plenamente de acuerdo, amiga mía.
    Y esperamos al miércoles...
    Besos y abrazos

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