lunes, 30 de abril de 2007

Brecht y la duda



Algunos fragmentos del poema de Bertold Brecht

"Loa de la duda"



Loa de la duda

¡Loada sea la duda! Os aconsejo que saludéis

serenamente y con respeto

a aquel que pesa vuestra palabra como una moneda falsa.

(…)

Leed la historia. (…)

Así fue como un hombre ascendió un día a la cima inaccesible,

y un barco logró llegar

al confín del mar infinito.

¡Oh hermoso gesto de sacudir la cabeza

ante la indiscutible verdad!

¡Oh valeroso médico que cura

al enfermo y desahuciado!

Pero la más hermosa de todas las dudas

es cuando los débiles y desalentados levantan su cabeza

y dejan de creer

en la fuerza de sus opresores.

(…)

Frente a los irreflexivos que nunca dudan,

están los reflexivos, que nunca actúan.

No dudan para llegar a la decisión, sino

para eludir la decisión. Las cabezas

sólo la utilizan para sacudirlas. Con aire grave

advierten contra el agua a los pasajeros de naves hundiéndose.

Bajo el hacha del asesino,

se preguntan si acaso el asesino no es un hombre también.

Tras observar, refunfuñando,

que el asunto no está del todo claro, se van a la cama.

Su actividad consiste en vacilar.

Su frase favorita es: “No está listo para sentencia”.

(…).

¡De qué le sirve poder dudar

a quien no puede decidirse?

Puede actuar equivocadamente

quien se contente con razones demasiado escasas,

pero quedará inactivo ante el peligro

quien necesite demasiadas.

Tú, que eres un dirigente, no olvides

que lo eres porque has dudado de los dirigentes.

Permite, por lo tanto, a los dirigidos

dudar.

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