sábado, 30 de junio de 2007

Milagros, ociosos y trampas


Robert Kubica sufrió un grave y espectacular accidente en su bólido de Fórmula 1 en el Gran Premio de Canadá: el impacto de su BMW fue de más de 78G, tras un choque a 230 km/h. El piloto Kubica llevaba escrito en su casco el nombre de Juan Pablo II, también polaco, ya fallecido y en proceso de canonización, por lo que el Vaticano ha abierto una investigación por si el accidente de Kubica forma parte de los ‘milagros’ realizados por el Papa Juan Pablo II.

Partamos de la base hipotética de que se trata de un milagro: el piloto Kubica le debe la vida a su compatriota Papa. Vienen inmediatamente a la mente algunos de los 23 pilotos fallecidos en carreras de Fórmula 1; por ejemplo, Ayrton Senna (1994), Elio de Angelis (1986) o Gilles Villeneuve (1982). Kubica se ha salvado por escribir el nombre de un taumaturgo en su casco; los demás, entonces, han fallecido por impíos y descreídos al no invocar a ningún santo o persona canonizable, lo cual no deja de ser un acto de sádica indiferencia por parte de quienes pudieren realizar un milagro.

De vez en cuando nos enteramos por algún medio de comunicación de que algún santo o alguna santa ha curado a alguien de leucemia, cáncer de pulmón o vete a saber qué. Indignaría la verificación de tal hipótesis, pues la pregunta inmediata sería que están haciendo en tal caso esos presuntos benefactores del cielo con todos los millones de personas que tienen leucemia, cáncer de pulmón, etc.

También de vez en cuando aparece en los medios de comunicación la aparición de alguna Virgen o algún ser celestial, transmitiendo mensajes apocalípticos de conversión, lanzando mensajes (coincidentes con los planteamientos más nítidos y militantes de la derecha) y realizando prodigios que solo contemplan unos cuantos.

¿Por qué, dados sus poderes taumatúrgicos y sobrenaturales, no se dedican a arreglar el paro de un país, el hambre en el mundo, o construyen en una noche milagrosa una escuela en un poblado o un hospital en otro? ¿Por qué no transportan en una sola noche a todos los mangantes, explotadores del mundo, por muy visitantes de las iglesias y amigos de los curas que sean algunos?

En fin, que, además de ociosos y caprichosos con sus preferencias, hacen trampa: si Kubica se salva, es un milagro; si Senna muere, es producto de las leyes físicas y del error humano (amén de la voluntad divina, claro).

2 comentarios:

  1. Je, je, son las teorías ultratúmbicas, ya sabes, es que ellas son así

    De los libros considerados sagrados por unos u otros hay cosas que a servidor si que me sirven, por ejemplo y quedándonos muy en casa, esa expresión del Ev de Lucas: "... antes bien considerad que el Reino de los Cielos está dentro de vosotros mismos", a mí me mola, aparte de habe llegado a la conclusón personal de que es cierta a rajatabla

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  2. Gracias por tu comentario, amigo.
    Puede ser, puede ser que ese reino esté dentro de algunos. Ocurre, sin embargo, que yo soy republicano...

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