lunes, 2 de febrero de 2009

Objeta, que algo queda

Artículo a publicar el 4 de febrero en El Periódico de Aragón

El Pleno de la Sala de lo Contencioso del Tribunal Supremo ha dejado en su sitio por una amplia mayoría a los objetores de conciencia a la asignatura Educación para la Ciudadanía (EpC) y a la ideologización de la misma que esos objetores han estado perpetrando. Sobre la superficie de la polémica, se ha estado afirmando que EpC es una vía de “adoctrinamiento” del alumnado en la línea ideológica del Gobierno de ZP, que colisiona frontalmente con el derecho constitucional (art. 27.3) de los padres a que sus hijos reciban una formación religiosa o moral de acuerdo con sus propias convicciones. Sin embargo, adentrándonos en el auténtico meollo de la polémica, se trata de otro subterfugio más del integrismo celtibérico-católico para no ceder un ápice del poder que ha estado ejerciendo sobre la conciencia y la libertad de la ciudadanía española desde hace muchos siglos.

Hasta ahora el adoctrinamiento ha pertenecido exclusivamente a la Iglesia Católica y a los sectores integristas que la sustentan y a la vez se sustentan en ella. Durante siglos solo la derechona nacionalcatólica ha dictado las normas y las pautas del vestir, del comer, del descansar, del folgar, del pensar, del escribir, del aprender, del enseñar, del divertirse, del morir. Esta derechona ha adoctrinado en las calles y las plazas, en las iglesias, en los cuarteles, en las escuelas y las universidades. Esta derechona se ha aliado con todo poder político y militar que le garantice la continuidad de su poder dogmático y exclusivo, y ha engrandecido a dictadores sangrientos e ilegítimos. Esta derechona continúa en el año 2009 convencida de su derecho “natural y divino” a adoctrinar en exclusiva, de tal forma que la más leve variación en ese estado de cosas la interpretará siempre como una agresión, una persecución, una alteración grave de la naturaleza de las cosas. Y entonces llamará a la objeción.

Es inútil para esa derechona que el Tribunal Supremo de una nación no encuentre sentido ni base jurídica para su objeción a EpC. Por el contrario, la decisión del Supremo es para el cardenal prefecto en el Vaticano para la Educación Católica, Zenon Grocholewski, una “imposición ética”, soslayando farisaicamente la presencia obligatoria de la asignatura, adoctrinadora por antonomasia, Religión y Moral Católicas en todos los colegios e institutos de la red de enseñanza pública. Rajoy reacciona, a su vez, declarando que hay que “suprimir” EpC, mientras el portavoz adjunto del PP, Alfonso Alonso, afirma que “el PP seguirá dando la batalla y luchando contra el adoctrinamiento de los hijos”. ¿Olvidan quizá la burla institucional que ha supuesto torpedear sin tapujos o impartir EpC en inglés en algunas autonomías gobernadas por el PP? ¿Qué es eso: afán educador o vodevil adoctrinador? ¿Cómo no se acuerdan de qué y cómo se adoctrina sin tapujos en algunos centros de enseñanza del ultracatolicismo, principalmente del Opus Dei, Legionarios de Cristo, etc , tan queridos y avalados por algunas figuras de su Partido? Y aparece además Benigno Blanco, presidente del Foro Español de la Familia, anunciando que la sentencia del Tribunal Supremo de España le incita a seguir objetando y continuar el recurso “hasta la misma ONU”. Una vez más, la misma mezcolanza: PP, Conferencia Episcopal española, Vaticano, ultramontanismo hispano… Santiago, y cierra España.

Y acude a la mente una y otra vez la misma pregunta: ¿Alguien de entre esa derechona se ha molestado en leer algún libro de texto de la asignatura EpC? ¿Contra qué objetan? ¿Qué les molesta? ¿Los derechos humanos, la violencia de género, la igualdad de la mujer, los valores cívicos fundamentales, el respeto al medio ambiente…? En realidad, les molesta que en EpC se exponga que hay en nuestro país unas leyes, aprobadas por el Parlamento, democráticamente asumidas y respetadas por el pueblo español, sobre la interrupción del embarazo o los matrimonios homosexuales. Les molesta sobre todo que haya una asignatura en el currículo que hable sobre valores, normas y principios éticos que ya no controlan. El conocimiento no daña a nadie, y el hijo de unos padres objetores no se hará comunista, ateo u homosexual por conocer que en España hay cabida con los mismos derechos y obligaciones para los comunistas, los ateos y los homosexuales.

La escuela tiene como función primaria la formación en aquellos valores que son universales, y a este objetivo responde la asignatura EpC. Si alguien cree que la enseñanza de tales valores está en contradicción con alguna moral privada es ésta y no los valores fundamentales la que debe someterse a las leyes surgidas democráticamente en el Parlamento, único y supremo representante de la voluntad del pueblo. El currículo de EpC se basa en la Constitución española y en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y cumple con un mandato de la UE de 2002. Frente a todo esto, la reacción ultra nacionalcatólica ha cambiado el “calumnia, que algo queda” por “objeta, que algo queda”…

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