Artículo a publicar el miércoles, 18, en El Periódico de Aragón
Dedicar una calle a una persona o un acontecimiento es, además de un homenaje público, una presentación de esa persona o ese acontecimiento como ejemplo y modelo para la ciudadanía. Precisamente esta es la razón de que los representantes municipales de Zaragoza lleguen a un consenso para cambiar el nombre de cuarenta y tantas calles de la ciudad, en consonancia con la ley de Memoria Histórica, pues los golpistas y los dictadores no pueden ni deben ser modelo para nadie. Belloch ha cambiado en pocos días la ubicación de la calle que desea dedicar a san Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei: primero, decidió el canje por una céntrica calle asignada a un general sublevado con Franco; después, al margen de la ley de Memoria Histórica, por una calle de nueva creación. Sin embargo, aunque la calle…., calle se queda.
Belloch se ha metido solo e innecesariamente, por compromisos personales ajenos a su cargo, en un jardín que a nadie produce beneficio. No es cuestión de hablar ahora de ese oxímoron institucional denominado “Opus Dei”, que hace años Jesús Ynfante calificó de “santa mafia”, pues bastante tenemos ya con aguantar lo que hay, pero se trata de un asunto que genera rechazo y asombro: rechazo a que Escrivá de Balaguer sea ejemplo y modelo para la ciudadanía; asombro ante el empecinamiento de un alcalde socialista, sobradamente culto y preparado, en mantener posturas y decisiones difícilmente comprensibles. Claro que, visto lo visto, el socialismo es al socialista Belloch lo que la música es a la música militar.
El marqués de Peralta confortó espiritualmente al Generalísimo en íntima cercanía, apoyó sin ambages la dictadura, fundó una organización que nutrió de ministros, funcionarios y adeptos al régimen, y se olvidó de que vivía en un país donde la libertad y las libertades brillaban por su ausencia. Aquella organización fue y sigue siendo bastión de lo más reaccionario. ¿De qué y para quién puede ser modelo Escrivá?
En su opúsculo titulado “Camino”, Escrivá dejó escritas una serie de aberrantes recomendaciones, entre las que ofrece una visión morbosa y maniquea del ser humano (quizá como proyección personal de sus propios conflictos personales): como botones de muestra, hay que esclavizar al cuerpo para no ser esclavo del cuerpo (224), pues es un “enemigo traidor”; asimismo, conducirse por la pura razón es como estar “de continuo con la boca en tierra, como un gusano sucio, feo y despreciable” (597); somos víctimas “de la debilidad del salvaje” que llevamos dentro (708) y los placeres corporales son malos, porque “aunque la carne se vista de seda, carne se queda” (134). ¿De qué y para quién puede ser modelo Escrivá?
Quizá debido al contacto con el Generalísimo y contagiado por el espíritu castrense del régimen franquista, afirma también que el matrimonio está destinado “a la clase de tropa” y no a los miembros del “estado mayor”, a la vez que recomienda a los miembros de esa tropa tener “hijos, muchos hijos”, a fin de contrarrestar “el egoísmo de la carne” (28). El sexo, llamado pudibundamente “engendrar”, es propio solo “de la especie” (28) y un remedio contra “esa corteza roñosa de podredumbre sensual del corazón”, pues el ser humano es ante todo “polvo caído” (599). Lógico es, pues, concluir la malicia intrínseca de “una amistad particular” (366) y de las relaciones prematrimoniales, que dejan “el cuerpo marchito y el alma desencantada” (120). ¿De qué y para quién puede ser modelo Escrivá?
Como no es aconsejable tener criterio propio y regirse por él (59), sólo un consejero espiritual debe determinar los libros que han de leerse, pues el resto puede ser “basura” (339). Escrivá propone siempre como paradigma antropológico-moral la “virilidad” frente al “afeminamiento (4, 19, 50, 888 y passim); de ahí que, por ejemplo, las mujeres "no hace falta que sean sabias", pues "basta que sean discretas" (946). Allá, en lontananza, están los pertenecientes a las clases bajas: ese "pobrecillo", por ejemplo, que viste "un buen traje... prestado, claro está" (608), esos “pobres que agradecen o reclaman limosna", pero que le producen "mal sabor de boca", pues se limitan a desear solo "bienestar fisiológico" (220), la gente que quiere "salirse de su sitio" (832), los “pobres chiquitines que frecuentan las escuelas malvadas" (866), los científicos que en su vida profesional se relacionan con “actividades diabólicas” (750) o las personas que no condenan cualquier atisbo de aconfesionalidad (353). Frente a todo ello, propone como programa de conducta "la santa intransigencia y la santa coacción" (398). ¿De qué y para quién puede ser modelo Escrivá?Belloch no debería empeñarse en poner una calle a una persona que dista mucho de ser modelo para la ciudadanía. Belloch se está haciendo tristemente famoso en toda España por asuntos fácilmente enmendables y está provocando una hemorragia negativa de votos de muy difícil retorno. Belloch debería hablar urgentemente con Indalecio Prieto y con Pablo Iglesias, si realmente quiere que su cargo y su entorno salgan de la esquizofrenia
Belloch se ha metido solo e innecesariamente, por compromisos personales ajenos a su cargo, en un jardín que a nadie produce beneficio. No es cuestión de hablar ahora de ese oxímoron institucional denominado “Opus Dei”, que hace años Jesús Ynfante calificó de “santa mafia”, pues bastante tenemos ya con aguantar lo que hay, pero se trata de un asunto que genera rechazo y asombro: rechazo a que Escrivá de Balaguer sea ejemplo y modelo para la ciudadanía; asombro ante el empecinamiento de un alcalde socialista, sobradamente culto y preparado, en mantener posturas y decisiones difícilmente comprensibles. Claro que, visto lo visto, el socialismo es al socialista Belloch lo que la música es a la música militar.
El marqués de Peralta confortó espiritualmente al Generalísimo en íntima cercanía, apoyó sin ambages la dictadura, fundó una organización que nutrió de ministros, funcionarios y adeptos al régimen, y se olvidó de que vivía en un país donde la libertad y las libertades brillaban por su ausencia. Aquella organización fue y sigue siendo bastión de lo más reaccionario. ¿De qué y para quién puede ser modelo Escrivá?
En su opúsculo titulado “Camino”, Escrivá dejó escritas una serie de aberrantes recomendaciones, entre las que ofrece una visión morbosa y maniquea del ser humano (quizá como proyección personal de sus propios conflictos personales): como botones de muestra, hay que esclavizar al cuerpo para no ser esclavo del cuerpo (224), pues es un “enemigo traidor”; asimismo, conducirse por la pura razón es como estar “de continuo con la boca en tierra, como un gusano sucio, feo y despreciable” (597); somos víctimas “de la debilidad del salvaje” que llevamos dentro (708) y los placeres corporales son malos, porque “aunque la carne se vista de seda, carne se queda” (134). ¿De qué y para quién puede ser modelo Escrivá?
Quizá debido al contacto con el Generalísimo y contagiado por el espíritu castrense del régimen franquista, afirma también que el matrimonio está destinado “a la clase de tropa” y no a los miembros del “estado mayor”, a la vez que recomienda a los miembros de esa tropa tener “hijos, muchos hijos”, a fin de contrarrestar “el egoísmo de la carne” (28). El sexo, llamado pudibundamente “engendrar”, es propio solo “de la especie” (28) y un remedio contra “esa corteza roñosa de podredumbre sensual del corazón”, pues el ser humano es ante todo “polvo caído” (599). Lógico es, pues, concluir la malicia intrínseca de “una amistad particular” (366) y de las relaciones prematrimoniales, que dejan “el cuerpo marchito y el alma desencantada” (120). ¿De qué y para quién puede ser modelo Escrivá?
Como no es aconsejable tener criterio propio y regirse por él (59), sólo un consejero espiritual debe determinar los libros que han de leerse, pues el resto puede ser “basura” (339). Escrivá propone siempre como paradigma antropológico-moral la “virilidad” frente al “afeminamiento (4, 19, 50, 888 y passim); de ahí que, por ejemplo, las mujeres "no hace falta que sean sabias", pues "basta que sean discretas" (946). Allá, en lontananza, están los pertenecientes a las clases bajas: ese "pobrecillo", por ejemplo, que viste "un buen traje... prestado, claro está" (608), esos “pobres que agradecen o reclaman limosna", pero que le producen "mal sabor de boca", pues se limitan a desear solo "bienestar fisiológico" (220), la gente que quiere "salirse de su sitio" (832), los “pobres chiquitines que frecuentan las escuelas malvadas" (866), los científicos que en su vida profesional se relacionan con “actividades diabólicas” (750) o las personas que no condenan cualquier atisbo de aconfesionalidad (353). Frente a todo ello, propone como programa de conducta "la santa intransigencia y la santa coacción" (398). ¿De qué y para quién puede ser modelo Escrivá?Belloch no debería empeñarse en poner una calle a una persona que dista mucho de ser modelo para la ciudadanía. Belloch se está haciendo tristemente famoso en toda España por asuntos fácilmente enmendables y está provocando una hemorragia negativa de votos de muy difícil retorno. Belloch debería hablar urgentemente con Indalecio Prieto y con Pablo Iglesias, si realmente quiere que su cargo y su entorno salgan de la esquizofrenia
Las recomendaciones de Escrivá son tan fuertes que sino fuera por lo que entrañan darían más risa que otra cosa... En fin, no deja de ser un fundamentalista más que como bien dices, ni puede ni debe ser ejemplo para nadie...
ResponderEliminarY lo de Belloch... pues esto de la calle es la puntilla a una serie de despropósitos que últimamente viene protagonizando...
Como dicen por aquí se le ha subido la divinidad a la cabeza...
http://www.purnas.com/2009/02/11/el-evangelio-segun-belloch/
Pidamos a la divinidad le cambie bastón por báculo e ingrese en institución monacal de clausura permanente, amén.
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