lunes, 13 de julio de 2009

Pensar razonablemente


Artículo a publicar en El Periódico de Aragón, el próximo miércoles, 15 de junio


Tengo un hermano en Murcia, profesor de Historia, que me cuenta que allí, salvo muy raras excepciones, todos están incondicionalmente a favor del trasvase del Ebro, en flagrante contraste con lo que se piensa en Aragón. Ante unos mismos datos objetivos, se aducen razones por cada lado que suenan a razonables. Sin embargo, la adscripción a una determinada tesis frente a la contraria es muy fuerte, dependiendo básicamente del territorio al que se pertenezca. Si eres murciano, Aragón es egoísta, no deja que llegue el agua a tierras sedientas y se prefiere desperdiciar el agua en el mar. Si eres aragonés, Aragón tiene sed, hay que contar con esa agua para el desarrollo del propio territorio y no está el agua para llenar piscinas y campos de golf de macrourbanizaciones. Como se diga algo diferente de las tesis habituales en ambos territorios (Aragón y Levante), es probable la llegada de una avalancha de vehementes argumentos y un alud de descalificaciones. Al plantear esta misma cuestión en mis propias clases, podía constatar que habitualmente los seres humanos pensamos a veces con el sistema límbico del cerebro al rojo vivo, llevados por las emociones y algo alejados del análisis racional, aunque cada facción esté convencida de estar en posesión de la razón plena frente a la irracionalidad achacada a la otra parte.

Que el Presidente autonómico valenciano reciba trajes caros y vete a saber qué más (y que haya mentido dentro de la red de tráfico de influencias, blanqueo de dinero y pelotazos económicos del caso Gürtel) es una nimiedad y una gilipollez o un delito que debería conducir a los tribunales y a la dimisión, dependiendo, salvo muy contados casos, de pertenecer al PP o no. Los populares invocan ahora con suma diligencia el derecho constitucional de Camps a la presunción de inocencia, pero se pasan por el forro de sus caprichos ese mismo derecho si en el punto de mira tienen al ex ministro de Justicia Bermejo o al juez Garzón. Y, asombrosamente, en ambos casos obran con la plena conciencia de tener en exclusiva la verdad y la razón.

Unos mismos datos científicos llevan a unos a prohibir la enseñanza de la teoría de la evolución en los centros de enseñanza, mientras que a otros les conduce a declarar como primer principio explicativo de la naturaleza la selección natural. El creacionismo es admitido por unos como una prueba evidente de la acción de su Dios, mientras que para otros no tiene lugar entre los conocimientos empíricos y verificables de la ciencia. Unos ven en una catástrofe aérea en la que mueren 168 pasajeros más la tripulación, pero sobrevive un niño con solo quemaduras de tercer grado, una catástrofe; otros, en cambio, un milagro y la prueba de la bondadosa intervención divina. Karol Józef Wojtyła sufre un intento de asesinato en 1981 y cree que sobrevivió porque la virgen de Fátima desvió la bala, mientras otros muchos se preguntan por qué entonces la virgen de Fátima no redondeó el trabajo y evitó que la bala impactase contra él o si parte del mérito también lo tiene el equipo de cirujanos que lo operaron (en Richard Dawkins).

En las escuelas y en los hogares se aprenden muchas cosas, algunas de ellas de utilidad e interés, pero raramente se aprende a pensar verdaderamente por uno mismo: tras comprender y asimilar unos datos o hechos, sopesar objetivamente sus pros y sus contras, a fin de adoptar una postura crítica, así como una determinación práctica personal ante los mismos. Los temas y cuestiones son múltiples a este respecto: como botones de muestra, ecología, derechos humanos, religión y laicismo, república y monarquía, gustos literarios, libertad, drogas, sexualidad, inmigración, etc… En la escuela y en el hogar nadie debería ser un sujeto pasivamente receptor de datos, costumbres, normas y pautas de acción, teorías, saberes, juicios y prejuicios…, al que muy raramente o nunca se le ofrece elaborar y desarrollar su propio criterio personal frente a todo ello. Aunque se indaga con la curiosidad y el interés, y no con la sumisión y la obediencia, aunque se piensa con el cerebro, y no con las vísceras, muchos niños y jóvenes seguirán comportándose como buena parte de sus progenitores y familias, que, por ejemplo, votan con más fobias que filias contra un determinado candidato por las razones más peregrinas, y sin haber leído el programa o el folleto del partido al que votan. Lamentablemente, de no cambiar las cosas, el criterio supremo del pensar y del obrar seguirá siendo en no pocos casos el televisor.

Sin embargo, no se sabe si, cuándo, cómo o con qué criterio crítico piensan el PAR y sus colegas socialistas de gobierno, al menos en lo que respecta a los dolores que provoca La Muela del juicio. Ni Boné ni Biel ni otros muchos abren la boca, por lo que nos dejan pensativos si discurren desde el lóbulo frontal o desde el sistema límbico o vaya usted a saber desde dónde.

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