sábado, 10 de diciembre de 2011

Del corrimiento hacia el azul y los agujeros negros


 Publicado hoy en ATTAC España

Léese en el portal de la UE que su bandera está formada por doce estrellas doradas dispuestas en círculo sobre fondo azul. Allí se explica también que el número de estrellas no tiene nada que ver con el número de estados miembros: hay doce estrellas porque ese número simboliza tradicionalmente la perfección, lo completo y la unidad (de ahí 12 signos del Zodiaco, 12 apóstoles, 12 dioses griegos principales, 12 tribus de Israel, 12 meses del año, etc.).
Hoy parece cada vez más certera la predictiva visión de los creadores de esa bandera para que el fondo fuera azul: el espectro de la radiación europea (y mundial) se desplaza cada vez más hacia el azul, y menos hacia el rojo. Sin embargo, obviaron que no todas las estrellas son iguales: las hay enanas, gigantes, rojas, blancas, amarillentas, de neutrones, cuásares…, y que ninguna de ellas es perfecta y completa, pues nacen y mueren como todo lo demás en el cosmos, y que tampoco tienden a la unidad, pues se engullen unas a otras, si no se esfuman antes como una bola de algodón de azúcar.
No previeron tampoco que la bandera podría quedar hecha un día un guiñapo por la explosión de una supernova: incapaz la UE de desarrollar más reacciones en su núcleo, se ha estado contrayendo sobre sí misma, y está a punto de colapsar, por que estamos en un tris de saltar todos por los aires. De hecho, no es otra cosa lo que ahora está ocurriendo: “los mercados” están llevando al colapso el sistema donde hasta ahora hemos habitado y ahora viajamos hacia ninguna parte que no sea donde nos digan los mercaderes.
De paso, nos está saliendo en el trasero otra estrella en forma de agujero negro que todo lo engulle y deja a cualquier ciudadano de a pie al otro lado del horizonte de sucesos. Se nos está muriendo una estrella que creíamos gigante y roja, y sobre un fondo inmaculadamente azul nos va dejando en cueros vivos, incluso sin luz y sin luces. El sector financiero europeo se ha merendado en poco más de dos años (2008-2010) 1,6 billones de euros de dinero público (3.200 euros por ciudadano de la UE). A su vez, el sector financiero hispano-visigótico se ha zampado 146.000 millones en el mismo período. Enfermos de la más preclara de sus virtudes, la codicia, especularon hasta la saciedad a costa de la ciudadanía y han seguido especulando después, cerrando a la vez el grifo crediticio a familias y empresas. Pretendieron recapitalizar la banca, ayudarle a cubrir sus activos tóxicos con el dinero de todos (13% del PIB europeo), mas no sirvió de nada, pues son los amos del cotarro, y ya se sabe, los señores de los mercados van a lo suyo. A cambio, la UE a refundar dejo en 11.700 millones (la mitad del año anterior) destinados a la economía real y a ayudas directas.
Los mercaderes llaman a esto “refundación de la UE”, pero en realidad es solo la encarnación rediviva del timo del tocomocho, por el que nos hicieron creer que éramos sumamente afortunados y ahora nos encontramos que tenemos unas estampitas muy bonitas llamadas “euros”. De momento, solo en este rincón de la galaxia mercantil denominado España cinco millones de parados contemplan cómo las medidas refundadoras de la UE son la merma ininterrumpida de los derechos sociales, económicos, laborales (englobados en lo que hasta ahora se llamaba “estado de bienestar”), la “regulación” (llamada también ¡”modernización”!) del empleo (más barato a la hora de contratar y despedir al trabajador) y desaparición progresiva de todo lo que suene a público, especialmente la sanidad, la educación y las pensiones.
Sobre el mismo fondo azulón, algunos se susurran al oído que tal refundación implicará una “pérdida de soberanía” de los países miembros, como si el pueblo no hubiese perdido ya su soberanía a manos de los mercaderes. Merkel y Sarkozy son dos mandados más: un día perderán las elecciones, les sucederán otros y las cosas seguirán exactamente donde y como estaban. Standard&Poors, así como el resto de las agencias de calificación, no dejan de ser unos cuatreros extorsionistas que viven a costa de la carroña que van dejando por las cunetas y actúan al dictado de sus amos.
Sobre un inamovible fondo azul, siempre nos quedarán París y una buena zambullida final en el agujero negro de ese pozo ciego refundado apodado Unión (¡!) Europea (¡!).



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