sábado, 18 de mayo de 2013

Siento vergüenza, Khalifa, por esa denuncia y esa sentencia




El Periódico de Aragón publica hoy la noticia de ya se ha dictado sentencia sobre el caso de la denuncia interpuesta por un policía local contra el senegalés Khalifa, a cuyo juicio asistí dos veces y del que escribí aquí hace unos días: El juicio de un senegalés desahuciado y denunciado por un policía.   Efectivamente, “la magistrada del Juzgado de lo Penal número 1 de Zaragoza ha condenado a seis meses de cárcel y una multa de 60 euros al senegalés Khalifa B. N. , al que declara autor de un delito de resistencia y de una falta de lesiones por el forcejeo que protagonizó con un agente de la Policía Local, que sufrió una contusión en la espalda, cuando, el 30 de septiembre del 2011, una comisión judicial fue a desahuciarle de su piso en Delicias”.
Me he quedado estupefacto al leer la noticia. Y también bastante indignado. En la segunda sesión del juicio compareció la médico forense que había atendido a Khalifa en el hospital (rotura doble de tobillo, operación urgente, un mes de hospitalización y un año de rehabilitación) y declaró que solo un movimiento muy brusco o un golpe o presión muy fuertes podían causar semejante lesión. Por su parte, sobre la supuesta “contusión en la espalda” del policía (joven, 1,90 de estatura y muchos kilos en consonancia frente a la endeblez física de Khalifa, de 41 años) ni se testificó ni salió a relucir durante el juicio, salvo como escueto objeto de la denuncia del policía.
Me pregunto qué tipo de oposición habría puesto la jueza o el policía si se hubiesen encontrado con sus enseres fuera de su casa y con el cambió fáctico de la cerradura de su vivienda, y si ellos también habrían entrado “en un estado pasional, con perturbación de su ánimo” ante tal panorama. Según la magistrada, Khalifa puso “una oposición activa no grave”, lo cual viendo al policía y al supuesto agresor mueve solo a la irrisión.
Resulta curioso que la magistrada haya retenido en su memoria y en su sentencia la declaración de una de las funcionarias de la comisión judicial, según la cual Khalifa “se encaró, gritando y poniendo su cara a escasos centímetros de la de la funcionaria", pero no recuerde tanto que durante los primeros minutos no reconociera a Khalifa (a quien tenía a medio metro de distancia) como autor de los hechos, declarando que había sido otro. Según ella, Khalifa intentó lanzar una patada a los genitales del agente, hubo un forcejeo y Khalifa acabó esposado y boca abajo, con el policía encima. Resulta igualmente curioso que el resultado final fuera que el denunciante y contusionado en la espalda fuese el policía, mientras a  su compañero no se le ocurrió acercarse, pues estaba con los curiosos que estaban mirando la escena. O sea, que la doble rotura del tobillo de Khalifa se debe solo al infortunio o a un mal traspié.
Sobre todo me extraña que un compañero de Khalifa, también senegalés, que actuó en la vista como testigo en la segunda sesión del juicio declarara que, cuando al cabo de unos pocos días estaba comprando en un supermercado con su mujer, se le acercaron dos policías (no tengo la seguridad de que fuesen los mismos dos policías de autos, aunque no me extrañaría) preguntándole-interrogándole-asesorándole-aconsejándole (vete a saber qué) sobre sus posibles declaraciones acerca de aquellos hechos en un juicio. Nadie parece recordar las palabras de aquel testigo, que mascullaba como podía castellano y apenas dominaba sus nervios, al menos eso parece si nos atenemos a la sentencia judicial.
Khalifa ha sido condenado a seis meses de cárcel y al pago de 60 euros como autor de un delito de resistencia a la autoridad y de una falta de lesiones a un agente de la Policía Local. El abogado de Khalifa, Daniel Val , anuncia que recurrirá la sentencia ante la Audiencia, pero hoy me falta especialmente el aliento y el ánimo pensando en Khalifa.
Siento vergüenza por la denuncia y por la sentencia. Ambas son síntomas de la marcha de este país. Que las cárceles españolas estén atestadas se debe a que la mayor parte de los reclusos y las reclusas no tienen 2,5 millones de euros para pagar la fianza y salir de la trena sin apenas haberse enterado. No sería extraño que a Khalifa le cueste más pagar 60 euros de su bolsillo que a Miguel Blesa sacar de todo lo robado y esquilmado al pueblo dos millones y medio de euros.

2 comentarios:

  1. O en este país damos un giro de 180 grados, o no tenemos futuro...
    Aunque la Sra. Cospedal no lo sienta, creo que si continuamos por este camino el estallido social llegará irremediablemente... No puede ser, no puede ser, no puede ser.

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  2. LOS EXTRANJEROS SOMOS LOS MAS AFECTADOS SIEMPRE Y SIN EMBARGO UN POLICIA ME AGREDIO ME LESIONO ,ME AMENAZO ,LA AGRESION CON VIOLENCIA EN EL INSTITUTO ARAGONES DE LA MUJER ,QUIENES CONOCEN DEL CASO GUARDAN SILENCIO QUE VERGUENZA NO HAY JUSTICIA ,YO SUFRIENDO CON EL BRAZO AUN Y NO HABIDO JUICIO, LOS POLICIA NOS GOLPÈA Y ALGUNOS JUECES LOS JUSTIFICAN ,DONDE ESTA LA JUSTICIA.
    VICTIMA DE VIOLENCIA DE GENERO INDIGNADA.

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