
Carta de una niña de 6 años a su abuela, encontrada tras muchos años en un cajón de la abuela.
Begoña A.Q.
Gracias a tod@s l@s que me habéis escrito estos días palabras de amistad, envueltas en abrazos. Mis hermanos, mis hijos y mis familiares se suman a mi gratitud. Como otras veces, os respondo que el bello poema de José Hierro, RESPUESTA.
Quisiera que tú me entendieses a mí sin palabras,
sin palabras hablarte, lo mismo que se habla mi gente.
Que tú me entendieses a mí sin palabras
como entiendo yo al mar o a la brisa enredada en un álamo verde.
Me preguntas, amigo, y no sé qué respuesta he de darte.
Hace ya mucho tiempo aprendí hondas razones que tú no comprendes.
Revelarlas quisiera, poniendo en mis ojos el sol invisible,
la pasión con que dora la tierra sus frutos calientes.
Me preguntas, amigo, y no sé qué respuesta he de darte.
Siento arder una loca alegría en la luz que me envuelve.
Yo quisiera que tú la sintieras también inundándote el alma,
yo quisiera que a ti, en lo más hondo, también te quemase y te hiriese.
Criatura también de alegría quisiera que fueras,
Criatura que llega por fin a vencer la tristeza y la muerte.
Si ahora yo te dijese que había que andar por ciudades perdidas
Y llorar en sus calles oscuras sintiéndose débil,
y cantar bajo un árbol de estío tus sueños oscuros,
y sentirse hecho de aire y de nube y de hierba muy verde...
Si ahora yo te dijera
que es tu vida esa roca en que rompe la ola,
la flor misma que vibra y se llena de luz bajo el claro nordeste,
aquel hombre que va por el campo nocturno llevando una antorcha,
aquel niño que azota la mar con su mano inocente...
Si yo te dijera estas cosas, amigo,
¿qué fuego pondría en mi boca, qué hierro candente,
qué olores, colores, sabores, contactos, sonidos?
Y ¿cómo saber que me entiendes?
¿Cómo entrar en tu alma rompiendo sus hielos?
¿Cómo hacerte sentir para siempre vencida la muerte?
¿Cómo ahondar en tu invierno, llevar a tu noche la luna,
poner en tu oscura tristeza la lumbre celeste?
Sin palabras, amigo; tenía que ser sin palabras
como tú me entendieses.
Vivir
Con-vivir
Re-vivir
Des-vivirse
Per-vivir
Sobre-vivir
… y demás familia,
forman el intrincado, cálido, ilimitado entramado de la vida y de la muerte donde todos nos hallamos desde que nuestros pulmones inhalan y exhalan por primera vez el aire que nos impele a la existencia, hasta el último suspiro con que despedimos el camino andado de esa misma existencia.
Deseo y necesito dedicar esta canción a mi madre, ahora tan agotada de vivir y por vivir
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio dos luceros que cuando los abro
Perfecto distingo lo negro del blanco
Y en el alto cielo su fondo estrellado
Y en las multitudes el hombre que yo amo.
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado el sonido y el abecedario
Con el las palabras que pienso y declaro
Madre, amigo, hermano y luz alumbrando,
La ruta del alma del que estoy amando
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la marcha de mis pies cansados
Con ellos anduve ciudades y charcos
Playas y desiertos, montañas y llanos
Y la casa tuya, tu calle y tu patio.
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio el corazón que agita su marco
Cuando miro el fruto del cerebro humano
Cuando miro el bueno tan lejos del malo
Cuando miro el fondo de tus ojos claros.
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto
Asi yo distingo dicha de quebranto
Los dos materiales que forman mi canto
Y el canto de ustedes que es el mismo canto
Y el canto de todos que es mi propio canto.
El destino de lo escrito
es el aliento
de cualquiera que lo acoja.
Los cuerpos se llenan de palabras
que explotan en el viento
esparciendo la amargura serena de las cosas.
Las letras se retuercen
impotentes
despojadas de carne dolorida
queriendo abrazar toda la tierra.
Y el que escribe
se pregunta si no miente, si no dice tonterías,
si conmueve,
si piensas y sientes,
si vives más un rato
con su palabra solitaria.
Amig@,
anochece sobre estas palabras,
se emborrona la vida con palabras...
Ya ves,
te llamo amig@.
Realmente,
voy errante con mis cosas
por tierras de nadie,
buscando cobijo en tus ojos,
trazando senderos de sangre caliente, regueros de dudas.
Amig@,
soy piedra que va rebotando hace siglos por tus montes.
“No has perdido aquí nada. Sigue” – me dicen algún@s al verme.
Y yo digo que sí,
que estoy perdido,
mientras alumbro un sueño tras otro
para seguir rebotando, haciéndome añicos,
esperando
que amanezca sobre esta noche sin luna
llamándote amig@.
En algunas vidas hay momentos en que parece que la tierra firme se torna arenas movedizas, el sol se apaga y el aire no llega ya a los pulmones. Lo que antes parecía firme y seguro aparece entonces envuelto en incertidumbre. En esos momentos se agolpan en esas personas multitud de preguntas sin aparente respuesta y sus vidas se sitúan en la más cruda de las encrucijadas. En esas mismas circunstancias se halló un día Nuria Rivas, una muchacha de 31 años, hermosa por fuera y por dentro, llena de vida, despierta y amante del deporte, cuando le comunicaron hace un par de años que debían amputarle una pierna. A pesar del duro golpe recibido, decidió que iba a luchar por la calidad de vida que le restaba, además de por la calidad de vida de los demás, pues era consciente de que a miles de personas a su alrededor les había ocurrido o les estaba ocurriendo lo mismo.
Nuria tuvo que pasar de las canchas de baloncesto en las que tanto brillaba y prometía como jugadora al inacabable y oscuro túnel de la amputación de una pierna por un osteosarcoma (tumor en la rodilla). Tras duras sesiones de quimioterapia y once intervenciones quirúrgicas, tras tener incrustado en su paladar el sabor constante del dolor, un día despertó en la cama de un hospital sin una de sus piernas. Desde aquel momento, tuvo que volver a aprender a andar con la ayuda de una prótesis, a moverse y realizar las actividades físicas y cotidianas más elementales hasta entonces, pero sobre todo tuvo que asumir ante sí misma y ante la mirada de los demás su nueva imagen, sus limitaciones, sus dependencias.
Nuria aprendió también que muchas personas habían pasado por el amargo trance de la amputación de alguna parte de su cuerpo. Jóvenes y maduros, hombres y mujeres, en la plenitud de sus vidas o en su declive, descubrió de forma especial que muchos otros se encontraban en su misma situación, se hacían sus mismas preguntas, buscaban asesoramiento y ayuda, se perdían en el laberinto de las ortopedias, mientras masticaban desamparo y soledad. Hablaban de accidentes de tráfico o laborales, de enfermedades súbitas o prolongadas, o de malformaciones congénitas. Contaban padecimientos sin cuento por prótesis mal diseñadas o confeccionadas, las prótesis antediluvianas que les habían endosado y de otras prótesis –lejanas e inaccesibles a sus bolsillos- que les podrían proporcionar un abanico más amplio de posibilidades y de bienestar. Nuria no quiso compartir con ellas sólo su desgracia, pues resolvió jugar un nuevo partido de baloncesto, cuyas líneas de demarcación fuesen solo el horizonte, y donde las estrellas del firmamento hiciesen de focos de esa cancha: un día antes de su ingreso en el hospital para la amputación de su pierna, visitó en Madrid la sede de ADAMPI (Asociación de Amputados Ibérica), pues ya estaba resuelta a luchar por sí misma y por los derechos de los amputados en Aragón.
Desde aquel momento Nuria y otros miembros de Adampi-Aragón están empeñados en darse a conocer al colectivo de amputados aragoneses, para ofrecerles ayuda y obtener así, juntos, acogida real y efectiva a sus reivindicaciones y necesidades. Los amputados quieren ser ciudadanos cabales de pleno derecho, que aspiran a desarrollarse bien y al máximo, dentro de sus características y limitaciones. Piden que, dados los grandes avances en la tecnología de las prótesis, estén incluidas esas prótesis en el catálogo que se les ofrece en el sistema sanitario, de tal forma que alcancen la funcionalidad, la seguridad y la calidad de vida máximas dentro de sus posibilidades. Quieren atención específica en su información, rehabilitación e integración. Quieren, en suma, superar el golpe sufrido con ayuda real y eficaz por parte de las instituciones públicas, pues tienen el mismo derecho fundamental al bienestar y a la felicidad. Quieren asimismo que todos los amputados aragoneses se sumen a su proyecto, para que todos esos objetivos se hagan reales y redunden en beneficio de todos.
Nuria, con su eterna sonrisa, habla además de otras conquistas personales, que dicen mucho de su entereza. Lejos de arredrarse por no tener una pierna, se pone minifalda, y sigue haciendo, encantada, natación, yoga, rafting, o remo en kayak. Busca absorber y degustar cada segundo, pues conoce el maravilloso valor de cada instante. Dice con una contagiosa serenidad que para ella “pequeñas cosas son grandes cosas”, pues su mirada, su mente y su corazón convierten lo aparentemente nimio y cotidiano en un momento hermoso y valioso por sí mismo.
ADAMPI dispone de un sitio web: www.adampi.com, y su dirección de correo electrónico es aragon@adampionline.com.
Publicado hoy en El Periódico de Aragón, con el título "Quienes mueven montañas"
Dedicado ahora mismo a ti, que me lees
Para que lo dediques/dirijas a quien desees
Si me preguntas por qué,
el porqué de tantas cosas,
tuyas y mías,
de todos y de nadie,
el porqué de aquella placidez después de tempestades,
el porqué de la luz y de la duda,
el porqué de los días perdidos,
el porqué del temblor de nuestras manos,
el porqué de la lucha, de los gritos,
el porqué de mantener al crisol una quimera -la nuestra...-
el porqué de los cuerpos derretidos en el lecho,
el porqué del silencio traicionero de la muerte,
el porqué de un estar hoy ilusionado,
tras decir adiós apenas al desastre,
cuando espera a la vuelta de la esquina
quizás -otro más...-
otro fracaso.
Si me preguntas por qué,
por qué son así, y no de otra manera,
todas esas cosas,
tuyas y mías,
de todos y de nadie,
si me preguntas...
no sé...
te ofreceré mi mano...
Para integrarnos
(en la vida...)
debemos revisar las coartadas mentales que disfrazan sus latidos
y también las pautas que nos marcan ya en el paritorio,
poner entre paréntesis las metas que estamos habituados a esperar,
dudar de todo y todos,
añorar el estado primitivo de lo simple,
rechazar las suaves almohadillas que nos brindan sutilmente,
no dormir, velar las armas
noche a noche
en esta noche continua,
preguntarnos siempre el porqué de todo instante
y apresar temblorosos la entraña elemental de cada cosa.
Para integrarnos
(en la vida...)
no hay que agachar jamás la cabeza sin remedio,
resignados al destino fatal de los hechos consumados.
Las cosas no son cosas. Son senderos trazados por nosotros.
Y cada cual tiene en sus manos un pico y una pala
con que abrirse camino a su morada,
para hacerla de todos.
No podemos elegir ser o no ser parte de ese todo llamado sociedad,
pero podemos aliviar tanta carga sobre el hombro del amigo,
abortar los proyectos de hojalata que nos cuelgan al cuello de por vida
asumir la sangre que nos bulle furiosa en nuestro cuerpo,
afirmar hora tras hora que lo difícil es posible,
seguir hacia adelante sin excusas,
soportando el dolor,
con los dientes apretados,
libar con deleite las esencias profundas del amor, del riesgo,
del miedo solitario,
del tiempo,
del espacio.
Para integrarnos
(en la vida...)
tenemos que asombrarnos del sol de cada día,
despejar laberintos que nos pierden, desintegrar el cosmos conformista.
Integrarse significa integridad consigo mismo y con la tierra.
Integrarse es rebelarse.
Saber que nuestras manos crean novedades.
Integrarse es mejorar lo irremediable.
Desear que el fuego abrase el equilibrio que asesina,
la lucha errante, el silencio locuaz que clama coherencia,
la muerte sudorosa, el trabajo humano y liberado,
los niños que son niños, el remanso esperanzado del anciano,
los árboles, el cielo, el mar y el viento.
Para integrarnos
debemos revivir las preguntas que hirvieron hace tiempo en nuestra mente,
alcanzar un nombre que coloque nuestros planes en su sitio,
lanzarnos al vacío abrazando plenamente el calor y las tinieblas,
provocar mutaciones sustanciales en las casas, en las calles y en los campos,
deshelar el corazón entumecido, calentar motores, plantar, sembrar,
resistir, vindicar, conseguir, lanzar risas y alaridos por el mundo.
Para integrarnos
salgamos de este mundo,
hacia el espacio abierto en canal,
traspasemos las galaxias, los confines del futuro y del pasado.
Seremos entonces piedra,
helecho, cocodrilo, rayo, lluvia,
nos sentiremos iguales,
compañeros, hombres, limpios.
Y entonces volveremos...
Nos hablarán de la guerra y de la muerte,
del odio, del hambre, del llanto solitario.
Y todo será nuestro: lo llenaremos de vida.
Y todo será nuestro: integraremos con amor todas las cosas.
Dibuja un cuadrado
perfecto,
seguro de sí mismo.
Ahora
en él
haz una raya cualquiera.
Y dos. Y una docena.
Simetría consciente y deseada.
Después
observa la figura de tu vida.
Trázate rayas.
Desorden simétrico.
Simetría imprevista.
Disonancias continuas en la voz del alma.
La asepsia geométrica no existe allí.
Armonía caótica.
Estética compleja del destino voluntario.
Dibuja un cuadrado vital.
Verás que tiene trillones de lados.
Si la caricia durmiese en el espacio
esperando el beso para ser agua...
Si el agua recorriese las llagas de la tierra
hasta ser trigo o fuego centenario...
Si la roca lograse convertirse en pájaro
para llegar a la nieve impoluta de los niños...
Si la vida pudiera detenerse en algo sustancial
para así dejar de ser y poder ser de nuevo lo que ansía...
Si el recuerdo sólo fuese a fin de cuentas un mal sueño...
Si al abrir los ojos el calor y la luz nos saludasen...
Y si hoy no se vistiera de esas cosas que ya fueron...
Y si ayer no estuviese traicionado por ahora...
Y si siempre fuese siempre
y si todo fuese todo
y si el “sí” no apareciese
aquí
en esta página...
Y sí...
Me viene a la mente la frase del lingüista Max Weinreich: “una lengua es un dialecto con un ejército y una armada”, de lo que se deduce que un dialecto suele ser tenido solo por dialecto por carecer de ejército y de armada. En otras palabras, el poder decide a menudo la valoración moral y el tratamiento social que han de adoptar los hechos, cotidianos o históricos, en una determinada sociedad. Todo parece adentrarse así en una dimensión teledirigida, donde la mirada propia –individual, social y cultural- se constituye en centro evaluador, desde el cual todo lo demás parece poder calibrarse y juzgarse.
Se suele dar la fecha del 711 como inicio de la invasión musulmana de la Península Ibérica. Sin embargo, 1492 no conmemora la invasión de América, sino solo su “descubrimiento”. Es decir, dependiendo del color del cristal con que se mira, aparecen lenguas o dialectos. Guerras como las de Irak o Afganistán son tenidas por los mandatarios del mundo como necesarias “guerras preventivas” en defensa de la civilización occidental contra el terrorismo internacional, mientras que para otros son acciones bélicas gratuitas bajo la ley del más fuerte, en pos del control absoluto de las reservas energéticas mundiales.
Para el poder vigente, terrorismo es, por ejemplo, forrarse de explosivos y matar a otros con la explosión, o hacer estallar un coche cargado de metralla, o lanzar cohetes contra asentamientos judíos en la Franja de Gaza. Siendo rechazables estas acciones violentas, las ideas y el lenguaje se convierten, en manos del poder, en instrumentos de manipulación: no son terrorismo entonces los bombardeos de Israel sobre la población palestina, el terrorismo de Estado de Estados Unidos o Israel, la invasión de un país a base de engaños y mentiras, las cárceles secretas o el campo de Guantánamo, o –la lista se haría interminable- la imposición de un sistema económico en el mundo que condena al hambre y a la muerte a cientos de millones de seres humanos.
La fabricación y tenencia de armamento nuclear, biológico o químico es considerado un peligro inminente para la seguridad mundial si aspiran a él países que no se atienen a las normas dictadas por las grandes potencias occidentales, pero se pretende presentar como una garantía para la paz mundial si ese armamento lo tienen esas mismas potencias y sus aliados. Cuba, Venezuela o Bolivia son objeto de invectivas y maniobras negativas, pues son tildadas de dictaduras. Sin embargo, dictadores como Pinochet, Suharto, Ferdinand Marcos o Duvalier, fueron considerados “amigos” y ayudados sin paliativos por servir de “bastiones contra el comunismo”. Rechazamos, en nombre de la libertad de expresión, las graves amenazas por parte del integrismo islámico contra, por ejemplo, el escritor Salman Rushdie o el periódico danés Jyllands-Posten, pero parece cambiar la cosa con el reciente secuestro de la revista El Jueves y la multa de 3.600 euros que la Fiscalía Nacional pide para el dibujante, Guillermo Torres, y el guionista, Manel Fontdevila, por una caricatura de dos miembros de la familia real, el más pétreo tótem y tabú existente en nuestro país.
El derecho a la autodeterminación del Sahara Occidental recibe todos los parabienes, pero suscita algo más que resquemores para otras zonas del mundo, también europeas o hispanas. Fernández de la Vega advertía así la semana pasada a Ibarretxe de que la convocatoria de un referéndum, según la Constitución española, corresponde al Rey, a propuesta del presidente del Gobierno, previa autorización del Congreso de los Diputados. Es decir, le han dicho a Ibarretxe que lo suyo es sólo una propuesta dialectal, pero quizá el lehendakari se ha quedado pensando que otro gallo cantaría si tuviera un ejército o una armada.
Resulta interesante preguntarse en qué consiste el delito de no condenar la violencia terrorista. Caben pocas dudas acerca del carácter delictivo de, por ejemplo, cooperar activamente en acciones terroristas, pero el hecho de no condenarlas parece estar vinculado a un acto tocante a la libertad de opinión/expresión y, en cualquier caso, a la omisión de un acto más o menos debido.
Ciertamente, estoy en contra de los terroristas y los violentos de cualquier tipo, pero me chirrían las neuronas cuando determinados políticos y presuntos pensadores quieren ilegalizar (dejar fuera de la ley) a todo un grupo político porque no ha condenado un acto terrorista (aunque, como grupo, tampoco lo haya apoyado o encomiado). Sin embargo, aun en este caso –apoyo o vitoreo-, algunos tienen dudas razonables de su carácter delictivo, pues en principio se circunscribe al ámbito de la libre opinión y la libre expresión, por mucho que irrite a una gran mayoría de la ciudadanía.