miércoles, 11 de septiembre de 2013

Los evidentes logros del PP


Artículo publicado hoy en El Periódico de Aragón
 El PP tiene razón, no seamos envidiosos y no nos neguemos a reconocer la realidad de sus logros. Ya se atisba la salida de la crisis y tras tocar fondo, estamos iniciando el vuelo.  El Gobierno de Mariano Rajoy está alcanzando sus últimos objetivos socioeconómicos y el propio ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, lo ha explicado alto y claro en la Escuela de Verano del PP en Gandía: la posición económica de nuestro país es “inédita”, nos recuperamos “a una velocidad que estamos rompiendo los pronósticos”, lo que le lleva a concluir que “España es el gran éxito económico del mundo”; más aún, es “el ejemplo del mundo”. Entretanto, la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, rezaba, agradecida, a su Virgen del Rocío por tan portentoso milagro, el diario ABC anunciaba la buena nueva proclamando que “sigue la buena racha en las cifras de desempleo en nuestro país” y el consejero de Economía del Gobierno de Aragón, Francisco Bono, batía el récord de simplezas al declarar que el dato de agosto sobre desempleo es "el menos peor" desde el año 2005.
En realidad, el Gobierno del PP no está alcanzando sus objetivos propiamente dichos, sino los que le han ido marcando Bruselas, el FMI y el Banco central Europeo. En otras palabras, la salida de la crisis de la que tanto alardea el PP es la que conviene a los grandes acreedores alemanes, a los principales lobbies mundiales y europeos y al poder económico-financiero en general. Pero hemos de reconocerlo sin ambages, dejando la envidia a un lado y mirando de cara la realidad, pues el Gobierno del PP está haciendo de maravilla sus deberes, sin salirse nada de los renglones de la hoja de ruta que tiene puesta delante.
El país cuenta con seis millones de personas que carecen de empleo (solo un 63% cobra prestaciones por desempleo), con un paro juvenil superior al 50%, la tasa de pobreza se sitúa en el 21%, más de dos millones de niños viven por debajo del umbral de la pobreza, cerca de 23.000 personas viven en la calle y unas 180.000 personas se han quedado sin cobertura sanitaria. Pues bien, visto lo visto, todo ello no es para el PP algo casual o a erradicar, sino que forma parte del tipo de sociedad y de país que se propone erigir y consolidar.
El PP considera “esperanzador” que en un país de seis millones de parados 31 personas que estaban en el paro ya no estén registradas en las oficinas de los servicios públicos de empleo. ¡Hay 31 desempleados menos! Un rayo de esperanza, sin duda, pues a tal ritmo no habrá un solo parado en España en tan solo 16.430 años. Marean desde el Gobierno la perdiz hablando de la tasa de variación interanual, de acceso a los mercados financieros y de sacrificios necesarios, pero siguen marcando el rumbo hacia el mismo punto del horizonte: una sociedad donde los ricos cada vez son más ricos y el resto está sumido en una continua espiral de empobrecimiento: una sociedad donde el trabajo para una buena parte de los desempleados es una quimera, donde el trabajo es un regalo envenenado en manos exclusivamente del empresariado potente, donde solo el 6% de los nuevos puestos de trabajo son indefinidos, y el 94% restante está sujeto a la precariedad y la explotación pura y dura. Eso es lo que, reconózcanlo o no, quiere el Partido que gobierna. Por eso el PP lo está haciendo tan bien y sus responsables económicos son tan triunfalistas.
Carlos Marx dejó escrito hace ya muchos años que una sociedad capitalista necesita una amplia bolsa de desempleados para que el trabajador tenga siempre en mente que, si pide demasiado salario o se pone protestón, hay una ingente masa de otros trabajadores potenciales dispuestos a trabajar por menor dinero y en condiciones aún más desfavorables. Esa bolsa de desempleados es hoy descomunal en los países deudores de los préstamos concedidos en condiciones draconianas por los grandes poderes económicos y financieros. La reforma laboral del PP es altamente beneficiosa para quienes más tienen y pueden, pues el único empleo generado de allí es escaso y es basura.
En el subconsciente colectivo de la ciudadanía brilla fulgurante el axioma “Ándate con cuidado, que como asomes la cabeza, hay seis millones de parados esperando”. Por eso España se ha convertido en el país del miedo por perder el trabajo, o no ser contratado, o quedar fichado o privado de prestaciones sociales o ayudas asistenciales. El PP lo está haciendo de cojón de pato. Por eso, los “mercados” aplauden, y las grandes empresas y fortunas ven satisfechas sus demandas, mientras los dirigentes sindicales y de los partidos presuntamente de izquierdas hacen bellas declaraciones donde critican vehementemente la política gubernamental. Tras sus palabras, se hace de nuevo el silencio.





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