
Hace unos días, apareció en el diario “El País” una viñera de Forges (puedes pinchar en la imagen y la verás más grande) que me dejó perplejo: la mujer de un profesor de instituto le pregunta qué tal el día, y el profesor, con cara tétrica, le responde “complejo”. A la vez, coloreada, aparece una soga en el cuello del profesor.
Imagino el jolgorio de algunos colegas, identificados en y por la viñeta (suelen ser ellos quienes cacarean que la enseñanza va muy mal, y que los alumnos son imposibles. Sienten que en su trabajo tienen una soga al cuello (¿de condenados? ¿de víctimas?).
Hacen mucho daño a la enseñanza esos comentarios, esos profesores, esas viñetas. Tras más de veinte años de enseñanza en Institutos de Secundaria y Bachillerato, mi experiencia personal es muy distinta, y rechaza tales viñetas aplicadas a la labor educativa.
Quisiera saber también si esos profesores seguirían hablando de sogas en el cuello, ssi pasaran una temporada en una oficina, en una taller o en una obra ocho o diez horas seguidas.
Ya puestos, quisiera saber también cómo se sienten los alumnos y as alumnas antes, durante y después de su estancia en un Instituto de lunes a viernes. ¿O es que esas sogas en sus cuellos ya no cuentan?
"Plas, plas, plas"(Aplausos...jejeje!)
ResponderEliminarEsas sogas se las ponen los propios profesores y los propios alumnos...
Profesores que acuden a su trabajo con el único pensamiento de un sueldo, no sé si bueno o malo, a final de mes...
Alumnos que acuden a las clases como si fuesen a un castigo, sin pararse a pensar siquiera en que su futuro depende de ello...Aunque tambien hay que pensar que hay muchos que no aspiran a un futuro...(De todo hay)
No hay más que decir...
Besitos con sabor a sonrisa!!!!!!
Y muchos abrazos!
¡Qué alegría volver a saber de ti! He estado echando de menos tus comentarios.
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo con lo que dices. Das en el clavo.
Gracias por esos besos y esa sonrisa.
Más besos para ti