jueves, 5 de junio de 2008

Elefante en el agua


Parece un elefante joven, pero quizá se deba a la sensación de desvalimiento que un ser tan grande produce en el agua, sin pisar suelo, nadando. Desde el primer momento que vi esta fotografía en El País, dentro de mí noté ternura, belleza, sosiego, respeto.

No sé si ese elefante nada con placidez o con premura; con miedo o dejándose llevar por el hábito. Tiene la cabeza dentro del agua, mira, escruta el ambiente tan poco familiar. Avanza y avanza (tiene seguramente un objetivo fijo y marcado en su cabeza. ¿O no?).

¿Piensa? ¿En qué piensa?

Qué placer….

A ver si llego de una vez…

Recuerda que cuando llegues a la orilla, has de embadurnarte pronto de lodo, pues si no te freirán los parásitos y los insectos de picores…

Dios mío, señor supremo de los elefantes, que te has dignado crearnos a tu imagen y semejanza, ayúdame en esta travesía a nado. Sin ti no valgo nada…

¿Qué ahora estoy nadando se debe al instinto con que he nacido o al principio de Arquímedes?...

Debería, en vez de estar nadando, cuidar de los demás y sacrificarme, pues he de hacer el bien y evitar el mal…….

Pienso, luego existo….

¿Habrá ríos y estanques después de la muerte? ….

No pienso, luego vete a saber si existo….

No quiero pensar en lo profundo que puede ser este río. Si lo hago, me entrará el pánico….

Y quizá el elefante está entregado simplemente al enorme placer de estar en el agua, sin motivo, sin finalidad, siendo presa de miles de sensaciones que lo van empapando.

Y quizá el elefante se preguntaría, si pudiera, por qué los humanos no hacemos lo mismo.

3 comentarios:

  1. Esa foto es una maravilla. Jamás había visto a un elefante en el agua desde ese punto de vista. ¿Qué es lo que siente? Si te fijas bien está con la boca abierta, luego se le está cayendo la baba de gusto ;)

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  2. Seguramente este pequeño gigante está pendiente de no chocar con ningun animalillo más pequeño, disfrutando de un baño, olvidando el ajetreo que hay fuera del agua...Recordando al viejo rantoncillo que le espera inquieto... A veces, se agradece(y mucho) hacerlo

    Como muy bien comentaste una vez(lecturá que se grabó en mi corazón para siempre), todos tenemos, lo creamos o no, un pequeño ratoncillo a quien cuidar y un elefante mayor que nosotros que vela por nosotros...

    ¡Y qué gusto da saberlo!



    ¡Besitos con sabor a sonrisas y un abrazo muy pero que muy fuerte!

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  3. En realidad, es: somos a la vez (o podemos serlo) un elefante que diariamente deja unos granos de comida para un ratoncillo en un ratón, y un ratón que espera cada día algo de comida de otro.
    Entiéndase por comida, mucho más ye comida, como ya sabes.
    Muchos besos

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