lunes, 31 de mayo de 2010
Por Madrid, 1
El viernes pasado, estuve en Madrid. Llegué de noche. Era mi primer viaje solo para pasar uno días solo. Me apetecía mucho hacerlo. En mi silla de ruedas salí de Puerta de Atocha, crucé la Glorieta y me metí en el hotel. Desde hacía muchos, muchos años, no paseaba por Madrid, pues solo me movía en coche y con el coche, a expensas de encontrar un aparcamiento, a condición de no examinar después demasiado, a fin de evitar el dolor. Volví ayer, domingo. Ha sido un viaje glorioso, emotivo, donde he ido enlazando vivencias, recuperando recuerdos, reconciliando etapas. Quiero darlas a conocer. Carecen de importancia. Por eso mismo, tienen tanta.
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