martes, 15 de septiembre de 2009

Puños en alto y saludos fascistas


Artículo a publicar mañana, miércoles, en El Periódico de Aragón

El presidente del PP, Mariano Rajoy, vio en una fotografía a varios dirigentes del PSOE y de UGT puño en alto y cantando La Internacional junto con el presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, y a Rajoy y a su niña aquello les pareció “triste” y “antiguo”, especialmente porque perpetraban aquella acción también algunas ministras apenas treintañeras

Más aún, Rajoy, de visita en la sede de la edición digital del diario El Mundo, invitó a preguntarnos qué pasaría si apareciesen algunos de los suyos con el brazo levantado y la mano extendida, en saludo fascista, haciendo guardia sobre los luceros, impasible el ademán. Nos habían dicho en los 70 del siglo pasado que debíamos tener medio olvidado lo que comprendía desde 1936-39 hasta esas fechas en aras de la reconciliación nacional y de una transición política bien lubricada con la mejor de las vaselinas, pero ahora viene Rajoy exhortándonos a imaginar a sus huestes (desde su presidente fundador a su presidente honorario, pasando por quienes mantienen a toda costa calles, placas, títulos y añoranzas franquistas) haciendo el saludo romano-fascista. Y la verdad es que en no pocos casos nos parecería un auténtico acto de coherencia política explícita.

No contentos aún con su denuncia, a Rajoy y su niña les parecen lo mismo el puño cerrado y el saludo fascista, o el Cara el sol y La Internacional, pues, agitándolo y mezclándolo concienzudamente, ven todo como antiguallas del pasado, cuando don Mariano, como “la mayoría de la gente” está “en otra dinámica” y “está en el futuro”. Lo que no queda claro ya es de qué futuro está hablando, pues quizá se trate de ese futuro que el conservadurismo celtibérico trata casi siempre de que la vida se conjugue en pretérito indefinido para muchos y en presente inamovible para la minoría bienviviente y biempensante.

Sobre todo ignora Rajoy que el puño cerrado no solo ha sido símbolo desde principios del siglo XX de la lucha antifascista, sino que muchos de quienes lo han levantado nos han conseguido con su lucha muchos de los derechos y beneficios políticos, sociales y económicos que hoy disfrutamos. Los amigos del brazo en alto no han querido dar ni agua al pueblo, por lo que los del puño en alto les han tenido que arrancar con huelgas y con lucha continua condiciones laborales dignas, derechos cívicos y económicos, descanso semanal, vacaciones, derecho a voto, convenios profesionales y un combativo tope a la explotación salvaje. Los del puño cerrado han reclamado durante cuarenta años de dictadura franquista la libertad y las libertades de que tiene derecho la ciudadanía y la clase trabajadora. Y las han conseguido. Entre los del puño cerrado, algunos han pagado un alto precio por su lucha: cárcel, tortura, clandestinidad, proscripción, incluso muerte. Los del saludo fascista enseguida sacan a relucir a Lenin y Stalin para distorsionar la realidad de tantas personas honradas y amantes de la libertad, víctimas de la reacción, y que también levantaron su puño cerrado. Olvidan así que todos les somos deudores, que debemos estarles muy agradecidos. De hecho, incluso este artículo, por muy criticable y deficiente que sea, solo es hoy posible como fruto de la lucha de todas esas personas.

Pretender embrollar a la gente mediante la artera confusión del puño cerrado con el saludo fascista es una perversidad. El fascista no ama la libertad ni las libertades, y cree estar legitimado para perseguir, encarcelar y asesinar mediante juicios de opereta a cuantos no coinciden con sus intereses y su forma de ver la vida. El fascista concibe el mundo como eterno e inamovible, por lo que considera enemigos a quienes se proponen cambiarlo. El fascista miente y manipula por sistema, pues cree que debe tener los resortes del poder y de la comunicación en exclusiva y en su propio beneficio. El fascista cree ser salvador cuando reprime y víctima cuando no puede reprimir.

Quisiera saber si alguna vez le ha molestado a Mariano Rajoy y su niña ver levantando el brazo a obispos y cardenales, alcaldes y gobernadores o a tantas personas con su camisa azul recién bordada, si les parecen tristes y antiguos, si creen que los símbolos fascistas sobran en el presente y en ese futuro del que hablan. Quisiera saber qué quieren decirles a los familiares y camaradas de decenas de miles de españoles que han sido injustamente ejecutados en el paredón, el exilio, la cárcel o el campo de concentración solo por haber permanecido fieles a la Constitución y la República, por oponerse a un golpe de estado y una dictadura militar. A Rajoy solo se le ocurre la gracieta de decir que le da igual el puño en alto, con tal de que no se “lo estampen en la cara”, silenciando así a cuantos los fascistas les estamparon en su cara dolor, persecución y muerte,

1 comentario:

  1. Realmente los mas próximo al fascismo es la socialdemocracia,acerrima enemiga del Comunismo.

    En las democracias actuales son muy importante las formas y los símbolos pues es lo unico que les queda, a parte de gestionar el Capialismo.Alzar el puño y hacer lo contrario es sintoma de cuanto menos esquizofrenia.

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