Artículo a publicar en El Periódico de Aragón, el 2 de septiembre
Hace algo más de dos años, el Senado norteamericano rechazó un proyecto de ley presentado por los demócratas para la retirada de las tropas estadounidenses de Irak en marzo de 2008. Al parecer, para una considerable parte de la ciudadanía norteamericana carecía de sentido permanecer en aquel callejón sin salida. Simultáneamente, aunque el Presidente Bush había anunciado que vetaría cualquier medida dirigida a la retirada del ejército estadounidense de Irak, los congresistas decidieron mantener una cláusula exigiendo la salida de los soldados antes de septiembre de 2008.
Desde el 20 de marzo de 2003, fecha en que se inició la invasión, hasta hoy, es difícil hallar objetivamente en Irak algo más que sangre, sudor y lágrimas. Sin armas de destrucción masiva, sin nidos de terrorismo internacional, sobre una montaña de embustes, la credibilidad de la ONU sufrió enormes daños, más de cuatro mil soldados norteamericanos han regresado a su país medio a escondidas en un ataúd y, según un estudio publicado por "The Guardian" en septiembre de 2007, el número total de muertos hasta esa fecha era de 1.200.000. Encarcelado y ahorcado Sadam Husseim, la parodia de democracia instaurada en Irak provoca sonrojo y raro es el día en que no aparecen noticias del enésimo atentado entre la población civil, sujeta al encono asesino de las distintas facciones religiosas. En resumen, lejos de solventar los problemas, el país iraquí ha quedado en el marasmo y entre escombros.
En noviembre pasado, el ministro de Asuntos Exteriores iraquí, Hoshiyar Zebari, declaraba “un día histórico” el establecimiento de un “pacto de seguridad” entre Estados Unidos e Irak para la retirada de las tropas norteamericanas en un plazo de tres años. En ese proceso de retirada, de los 150.000 soldados presentes aún en Irak el presidente Obama dejará entre 35.000 y 50.000 hasta finales de 2011, que ya no patrullarán en las zonas urbanas y se dedicarán a labores de instrucción y entrenamiento de las fuerzas iraquíes, a “labores de reconstrucción" y a garantizar la seguridad de los delegados internacionales.
El ejército estadounidense se va yendo con sigilo, como de puntillas. Bush lo proclamó hace años desde un portaviones: Misión cumplida, y no quiere saber nada más, pues permanece colgado sobre el nimbo de sus delirios ultras. Blair se ha ido de rositas, a la espera de un alto cargo en la UE. Aznar, entre otras cosas, asesora a Murdoch y enarbola la antorcha de FAES. Seamos utópicos un rato, soñemos en brujas hermosas y piratas honrados: Bush, Aznar y Blair deben ser juzgados en el Tribunal Penal Internacional de La Haya por sus crímenes de genocidio, guerra y lesa humanidad.
Sin embargo, los verdaderos instigadores y triunfadores en la guerra de Irak siguen la mar de contentos, jugando a su Monopoly particular: son unas 35 compañías internacionales (entre ellas, Exxon Mobil, Royal Dutch Shell y Total) que participan en la licitación de los campos petrolíferos y yacimientos de gas natural, mientras han dejado a Irak arruinado y en ruinas. Irak está siendo subastado, a base de lucrarse a manos llenas de su riqueza natural. Las tropas se retiran y arriban los grandes contratos petroleros. De hecho, se conoce ya un gran superacuerdo: la británica BP y la china CNPC se han hecho con la administración y el desarrollo de los yacimientos de Rumalia, el campo petrolífero más grande de Irak.
Misión cumplida. Ni armas de destrucción masiva, ni democracia, ni pueblo kurdo, ni terrorismo internacional. Irak es el tercer país con mayores reservas de petróleo del mundo y las grandes compañías financieras y petrolíferas tienen su control y han logrado su objetivo. Ahora señalan como enemigo a Irán, segundo productor dentro de los once miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), después de Arabia Saudí, pero que quiere ir por libre, e incluso hacer sus transacciones en divisas diferentes al dólar, tales como el euro.
Irak apenas se queda con las migajas de ese negocio, pues los contratos que actualmente se están cerrando con las compañías internacionales del petróleo tienen una vigencia de 20 años, con la posibilidad de prorrogarse. Como Irak solo se lleva un monto determinado por barril, al actual Gobierno iraquí no le cabe otra salida que aumentar la producción a toda costa (de 2,4 millones de barriles diarios a más de 4 millones en cinco años) para financiar la reconstrucción tras seis años de guerra y devastación.
Erase una vez un supuesto tonto que llevaba un sobre lleno de billetes, a los que llamaba “estampitas”. Un presunto observador convence a un segundo observador para que juntos engañen al tonto, ofreciéndole una pequeña cantidad de dinero por sus estampitas. Cuando, tras entregar su dinero, el segundo abre el sobre, en lugar de billetes solo encuentra recortes de papel. El supuesto tonto y su cómplice ya están lejos.
Pues eso…
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