miércoles, 16 de julio de 2014

Diario de un perroflauta motorizado, 296

Jornada espléndida. Mucha gente se ha acercado a felicitarnos por la sentencia y darnos ánimos. En el portal de la Consejera no ha faltado la alegría y la camaradería. A las doce del mediodía, un inmenso gentío (no llegábamos, eso sí, al millón de personas) hemos cantado, mientras sonaba el Bendita y Alabada el Canto a la Libertad de Labordeta. Al director, charles, se le ha caído la batuta, y la soprano principal, Charo, no ha definido bien un LA límpido y claro. De todas formas, nos ha salido bordado (si vienes mañana a las 12, la mejoría aún será mayor). Compruébalo por ti mismo:
Unas cuantas fotografías que dan cuenta de la presencia hoy de algunas de las muchas personas en el portal de la Consejera aragonesa de Educación.




Rafa nos ha alegrado también la mañana. Cada día está más guapo y simpático.



 Al regresar a casa, en la Plaza de España, un@s buen@s amig@s estaban bregando y luchando por la sanidad pública y concretamente por el hospital de Alcañiz.



Esta mañana he llegado pronto para detener la mirada largo y tendido en el Ebro. Allí he estado escuchando el Requiem de Mozart, junto con Mairena y Félix, en memoria de gratitud del brigadista austriaco Gert Hoffmann.

Hoy también he leído el siguiente email que me manda mi gran y buena amiga Inma:
Querido Antonio: Ni un solo día durante nuestro viaje por -----------, hemos dejado de leer tu diario y lo seguimos haciendo aquí en -----------. Yo estaba preocupada por el juicio y, desde el respeto y el cariño que nos tenemos y que todos nos merecemos, y no te enfades conmigo, hasta he rezado. No lo podía evitar. Antonio, el trabajo que estás haciendo es de una grandeza que pocos nos atreveríamos a realizar. Ni el frío ni el calor ni nadie ni nada de nada, acallan tu silenciosa y pacífica lucha.  Te felicito y me siento muy orgullosa cuando les hablo a mis amigos de ti, como lo estará  Daniel de su abuelo”.
Tras leerlo, me he quedado saboreando todo el cariño expresado a través de esas palabras, pensando también en la suerte que tengo de tener tan buenos amigos y amigas. Ahora deseo solo decir que en el mundo que quiero cabe por igual la gente que reza y que no reza, que tiene unas creencias u otras. Aspiro a vivir en un país aconfesional, donde los espacios públicos sean de tod@s, sin discriminaciones y en igualdad de condiciones, por encima de las creencias y las ideologías de las personas y de los grupos, que pertenecen al ámbito privado. Aspiro a que el Estado, sus espacios, instituciones y representantes públicos puedan ejercer libremente  sus posibles creencias en el ámbito personal, pero no en calidad de sus cargos –públicos, de todos-. Por eso mismo cantamos a las 12 del mediodía el Canto a la Libertad, mientras resuena por la ciudad un cántico religioso, que puede ser cantado libremente y cuantas veces deseen en las numerosas iglesias existentes en la ciudad y en los hogares que así lo decidan.  Mientras cantamos el Canto a la Libertad estamos reivindicando básicamente un Estado laico, aconfesional, donde prime el derecho a la libertad de conciencia, común por igual a toda la ciudadanía. Cuando veía rezar a mi madre, mi corazón se me llenaba de ternura. Gracias, pues, por rezar por mí, querida Inma.
Este es el cántico que tres veces al día suena a plena megafonía por la ciudad de Zaragoza. Repárese en la asociación religiosa-patriótica-folclórica de las imágenes que lo acompañan:

Para compensar y dejarte un buen sabor de boca, escucha esta bonita canción de Rene Aubry:


Hasta mañana

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