Sube el calor. Achicharra. A las 12 del mediodía, el Canto
a la libertad nos ha salido rayando la perfección. Esta vez Charles ha utilizado un cigarro
aún sin encender como batuta y Charo nos recordaba con la potente dulzura de su voz el sublime canto de la
Callas. Los demás, un montonazo de gente, hemos hecho de coro con la mejor
buena voluntad. Sigue acercándose al portal bastante gente. Una muestra de
ello:
Recién desayunado, me llega Mairena y me
dice: “¿Sabes cómo comienza mi creador
don Antonio su libro que lleva mi nombre?”. “Déjame pensar” –respondo- “…
no caigo”. “Te refresco la memoria,
Antonio”, ataja rápidamente Mairena. Y entonces, lee:
“La verdad es la verdad, dígala Agamenón
o su porquero.
Agamenón: -Conforme.
El porquero:
-No me convence”
Eso me lleva a mi país, a toda esa gente
que parece tener que recuperar su propia identidad oponiéndose a todo lo que se
le ponga por delante, a sus propios molinos de viento interpretados como
gigantes y monstruos. Necesitamos, en cambio, personas con verdades quizá
pequeñitas, pero siempre honestas, honradas, coherentes. La verdad, decían
algunos en la Grecia clásica, es un des-ocultamiento, un des-cubrimiento, lo cual
implica que hay que quitar el velo, la tapadera a lo que está oculto y
cubierto. Nada más seductor que una persona reconocida como verdadera. La gente
nada tiene de tonta, y por eso reconoce a quien no la engaña, a quien nada
oculta. Hay mentirosos en mi país que poseen los medios de comunicación y
proyectan sus intereses y sus miedos en las columnas de opinión, en las
tertulias… Pero la gente no tiene un pelo de tonta, y sabe que esas personas
mienten y las reconocen como mentirosas.
“Te
recuerdo, al hilo de tus pensamientos, algunas cosillas más que don Antonio
Machado puso en mi boca”, insiste Mairena. “¡Adelante!”, lo animo.
1)
“Lo
corriente en el hombre es la tendencia a creer verdadero cuanto le reporta
alguna utilidad. Por eso hay tantos hombres capaces de comulgar con ruedas de
molino. Os hago esta advertencia pensando en algunos de vosotros que habrán de
consagrarse a la política”.
2)
“Sed
originales; yo os lo aconsejo; casi me atrevería a ordenároslo. Para ello
—claro es— tenéis que renunciar al aplauso de los snobs y de los fanáticos de la novedad, porque ésos creerán
siempre haber leído algo de lo que vosotros pensáis, y aun pensarán, además,
que vosotros lo habéis leído también, aunque en ediciones profanadas ya por el
vulgo, y que, en último término, no lo habéis comprendido tan bien como ellos.
A vosotros no os importe pensar lo que habéis leído ochenta veces y oído
quinientas, porque no es lo mismo pensar que haber leído”.
3)
“Los
hombres que están siempre de vuelta en todas las cosas son los que no han ido
nunca a ninguna parte”.
4)
"Por más
que un hombre valga, nunca tendrá valor más alto que el de ser hombre".
Y a renglón seguido gritó Zaratustra: “¡¡Si los partidos, grupos y organizaciones de
izquierda no son capaces de arrancar a algunos de sus propios dirigentes de sus
poltronas y despachos, para formar un amplio frente progresista y
revolucionario (¡revolución exterior e interior!) habrán perdido su esencia, su
razón de ser. En tal caso, será solo la hora del pueblo!!”.
Mairena me entrega en plena calle Alfonso
I un billete de avión y aquí estoy volando con Zaratustra y con él hacia
Massachusetts. ¿Te vienes?
Hasta mañana
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