Publicado hoy en ATTAC Mallorca
La justicia económica, global y/o local,
debe asentarse sobre el concepto mismo de justicia, que, a su vez, adquiere su
pleno sentido en el marco general de la ética. Asistimos desde hace tiempo a un
deterioro constante de la ética más elemental, basada sobre los derechos
humanos fundamentales. La conciencia de muchas personas se adormece
paralelamente, como si esa degradación ética social no fuera con ellas,
creándose simultáneamente una insensibilización que parece proteger contra
cualquier apelación moral a la conciencia personal y colectiva.
Grecia e Italia cambian de gobierno sin
pasar por las urnas y sin que la ciudadanía haya tenido la oportunidad de
manifestar su parecer (también ético) ante este atropello democrático. De paso,
en la mente de muchos va calando subliminalmente la idea de que no deben
afrontar una crisis los legítimos representantes del pueblo, del que procede
todo poder, sino los dictados de organismos tan sospechosamente parciales como
el FMI, el Banco Mundial, el Banco central Europeo o algunas agencias de
calificación.
A propósito de las agencias de
calificación, Bruselas se descuelga ahora con que los inversores que se sientan
engañados por los informes de este tipo de agencias (Standard & Poor´s, a
la cabeza) podrán denunciarlas ante los tribunales de justicia, así como pedir
indemnizaciones por daños y perjuicios. En el fondo, pura palabrería: la
palabra de algunas agencias de calificación es tomada como si procediera de
algún libro sagrado y los gobiernos se cuidan de irritar a “los mercados” con
medidas disciplinarias contra tales agencias de calificación, a su servicio
cual estratégicos instrumentos de su política de expolio al pueblo.
Contra esta táctica de interesados hechos
consumados, presentados como productos de alguna mano invisible, la ciudadanía
se manifiesta y protesta en todo el mundo, por lo que es objeto de la
contundente respuesta de las fuerzas del “orden” (acorde y concorde con el
orden exigido por los mercados). Como botón de muestra, la policía estadounidense
ha desmantelado recientemente cuatro campamentos y detenido a más de setenta
personas del movimiento Ocupa Wall Street. Por lo mismo, el movimiento 15-M
puede ir preparándose en la semana anterior al 20-N y en los meses posteriores,
pues corren el riesgo de ser sistemáticamente aplastados por la mayoría
absoluta de las fuerzas más conservadoras del país y sus medidas tendentes al
orden y la seguridad.
Pues bien, una semana antes las
elecciones, la ministra de Economía y
Hacienda se descuelga con un rutilante brindis al sol, al exigir más lucha
contra el fraude fiscal para cuadrar el déficit y comunicar que la Agencia
Tributaria está estrechando el control sobre el impuesto de sociedades. Huelga
cualquier comentario…
Se está perdiendo en el mundo no solo
algún referente ético básico, basado en los derechos humanos fundamentales,
sino también el rubor por poner de manifiesto actitudes morales contrarias. Así,
Michele Bachmann, reina de los mares del Tea Party, proclamaba hace unos días
que, si fuese Presidenta norteamericana, no tendría el menor reparo en usar la
técnica de tortura de ahogamiento simulado (waterboarding). Como justificación
de semejante aberración moral, adujo la eficacia en la lucha contra el
terrorismo.
El maquiavelismo político le parece al
conservadurismo del país más poderoso del mundo demasiado contemporizador con
el enemigo y prefiere la chapucera apelación a un supuesto patrioterismo
instaurado sobre el principio de que cualquier fin cercano a sus intereses
justifica los medios. El país al que más se le llena la boca de democracia,
libertad y libertades queda así convertido en el tópico elefante que entra en
una cacharrería. Y no solo es Michele Bachmann, sino también seis de los ocho
candidatos republicanos que aspiran a la Casa Blanca, los que son igualmente
partidarios de la utilización de la tortura. Prescinden de lo que ocurre en los
sótanos de su casa y para ellos el enemigo a combatir son esos ambiguos molinos
de viento denominados “terrorismo internacional” y su enemigo común, Obama.
Por si fuera poco, unidades de élite
de la Policía Militar, Civil y federal de Brasil, apoyadas por tanques y
helicópteros de combate, ocupan militarmente durante la noche las favelas de
Rocinha, Vidigal y Chácara do Céu en Río de Janeiro. Esas favelas donde
malviven, hacinados desde hace decenas de años, cientos de miles de seres
humanos molestan sobremanera a los señores de los negocios y del dinero del
país. ¿Por qué ahora y no antes? Lo quieren revestir de éxito de la lucha
contra el narcotráfico afincado en las favelas, pero es sobre todo un lavado de
cara en una ciudad que será sede de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016
y la Copa del Mundo de Fútbol de 2014. El hambre, la roña y la miseria deberán
únicamente afincarse en otro sitio, apartados de las miradas de los turistas y
visitantes.
Mientras, la angustiosa travesía de
4.000 kilómetros por Méjico de las mujeres migrantes centroamericanas hacia
Estados Unidos está repleta de todo tipo de abusos, principalmente sexuales
(entre seis y ocho mujeres son violadas en su paso por México). ¿Saldrá alguna
vez la noticia al menos en algún telediario?
Y
para colmo, Estados Unidos se añade explícitamente a las amenazadoras
advertencias de ataque militar contra Irán, acusado de fabricar armas nucleares.
Además de Estados Unidos, Israel y Gran Bretaña, partidarios sin ambages de
perpetrar tal agresión militar, quieren agregar a esta enésima “guerra
preventiva” a Rusia y China. Es decir, los mayores fabricantes y poseedores de
armamento nuclear, químico y biológico se proponen atacar a un país por el mero
hecho de que quizá pueda estar en trance de fabricar alguna bomba atómica.
Autoridades norteamericanas señalan como único culpable el “comportamiento
iraní” e Israel va lanzando mensajes de
que puede atacar Irán por su cuenta. (Huele a petróleo…).
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