jueves, 30 de julio de 2015

Cómo ser independentista y no morir en el intento



 PUBLICADO HOY EN ELDIARIO.ES/ARAGÓN
Ante Mas, quizá también por Mas, dice Felipe VI que hay que cumplir la ley como garante de la legitimidad de las instituciones. Cataluña preocupa y Rajoy intenta minimizar los conatos programáticos de independentismo, Morenés no descarta ocupar militarmente su territorio y otras fuerzas políticas ejercitan su destreza como volatineros proclamando, según momentos y lugares, su ineluctable amor a la unidad de España y su adscripción al derecho a decidir de los pueblos.

La cosa es que resulta difícil, diría yo que imposible, acabar siendo un territorio  independiente de otros o sabiendo al menos si la mayor parte de los habitantes de ese territorio quieren cantar Els Segadors o el Virgencita, que me quede como estoy. Felipe VI, repito, aboga por el cumplimiento de la ley y no hay ley que permita el menor asomo de independentismo real y concreto. Aparecen así para avalar los sentimientos españolistas, además de las Acorazadas militares de Morenés y las Acorazadas Mediáticas hispanovisigóticas, la Constitución, el derecho de TODOS los españoles a decidir sobre la independencia o no de alguno de sus hasta ahora territorios integrantes y sobre todo (la madre de todos los argumentos) que el Barça no podría jugar más contra el Real Madrid.

Cataluña lleva siglos reivindicando su identidad y su deseo de independencia, pero ahora el Gobierno de Rajoy pretende relegarlos al rincón de las ocurrencias. Por si fuera poco, quedan pocos meses para las elecciones generales de ¿noviembre? por lo que una sola sonrisa a la Cataluña independentista puede constituir una sangría de votos no obtenidos o perdidos para el resto de los grupos políticos. Mas y cía piden que las votaciones de septiembre en Cataluña sean al menos una forma de saber si y cuántos catalanes quieren la independencia, pero el pesado brazo de la ley dice que eso es un plebiscito, que la Constitución tampoco permite esas veleidades, que Morenés puede mandar a sus blindados, que la vicepresidenta Soraya dice que no, que no y que no, y también que menos hablar de esteladas y más crear empleo, como hace magistralmente el mago De Guindos y su aprendiz de brujo Montoro.

La Virgen del Pilar dice que no quiere ser francesa y la Virgen de Covadonga intenta por todos los medios persuadir a mi amigo Jordi, natural de Manresa, de que no tiene la menor posibilidad de desear y reivindicar  ser catalán, y no español, en un país llamado Catalunya, limítrofe con España, amigo de España, pero que no es España. La Virgen de Montserrat, a su vez, sabe muy bien que en la corte celestial todas las vírgenes son iguales, pero unas vírgenes son más iguales que otras.


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