lunes, 26 de julio de 2010

El muñeco de madera y el rey desnudo


Allí estaban ayer las autoridades políticas, militares y eclesiásticas de España, en la llamada Ofrenda Nacional al Apóstol Santiago. Entre ellas, el rey y la reina,  el ministro de Fomento, José Blanco; el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y el presidente fundador del PP, Manuel Fraga. 

El Rey destacó en las peticiones a Santiago. "Te pido --dijo en la catedral compostelana-- que fomentes todo aquello que nos une y nos hace más fuertes, que ensancha el afecto entre nuestros ciudadanos, que asegura la solidaridad entre nuestras comunidades autónomas y que hace de España la gran familia unida, al tiempo que diversa y plural, de la que nos sentimos orgullosos". La crisis económica estuvo también presente en la ofrenda del Monarca, que pidió al Apóstol "iluminación" y ayuda para superar estos tiempos "difíciles y complejos", "de tan duras consecuencias para millones de personas y de familias". La guerra, el terrorismo, la opresión, el hambre, la discriminación y la violación de los derechos humanos, por este orden, fueron otros de los asuntos contra los que Juan Carlos reclamó la intercesión del santo.
Como estos, Juan Carlos y Sofía cumplieron con el ritual de abrazar la efigie del Apóstol después de presenciar el vuelo del botafumeiro por la nave central de la catedral compostelana.
Para no ser menos, en su homilía, el arzobispo católico de Santiago, Julián Barrio, que presidió el oficio religioso concelebrado por más de 70 obispos y sacerdotes, se encomendó al santo para pedirle que "revitalice" la identidad que "ha vertebrado la historia de los pueblos de España, con lo común de todos y lo específico de cada uno".

Y me pregunto: allí no había más que un muñeco de madera. Si esta mañana me pongo a hablarle a un muñeco en el centro de Zaragoza, me tendrán por loco y solo moveré, siendo optimista a lástima. Si proclamo que hablo con los marcianos, se reirán de mí. Pero se reúnen unos cuantos en un lugar serio y solemne, le hablan a un muñeco de madera (“ídolo” lo llamarían, si no perteneciera a su cultura) y todos creen (= se creen) que se dirigen a una persona real que vivió hace 2000 años, y que se dedicó posteriormente a matar sarracenos junto con las tropas reconquistadoras.
Erase un rey que convoca a los mejores sastres para hacerle un traje especial. Uno de ellos le asegura que el suyo será muy especial, mágico, invisible, pero con la característica adicional de que no podrá ser visto por los necios, sino solo por las personas inteligentes.  Llega el día de la gran fiesta y el rey aparece en público, desnudo.  Nadie quiere ser necio y todos le aplauden hasta que destaca la voz de un niño que grita ¡pero si el rey va desnudo! El rey pierde la compostura e intenta taparse.  A partir de aquí todos se dan cuenta de la superchería. 

¿Había alguien ayer en Santiago que se diera cuenta de que estaban hablando a un tronco de madera tallado conforma humana, que ni ve ni habla? ¿Solo hablan con él los inteligentes (en este caso, los que tienen fe)? De ser así, me declaro necio, pero no necesito a un niño que me diga que el rey está desnudo (en realidad, el  rey actual en nuestro país está algo más que desnudo de casi todo) y que se ha montado una celebración en torno a un muñeco.

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