Mi buen amigo, Benigno Arias, excelente profesor-orientador y execlentye persona, con el que he compartido durante años sendas y horizontes educativos, pronunció estas hermosas palabras el día de la celebración de su jubilación en el IES "Grande Covián", de Zaragoza.
A MIS COMPAÑEROS DE VIAJE, EL PROFESORADO DEL
IES GRANDE COVIÁN DE ZARAGOZA EN LA HORA DEL AGRADECIMIENTO Y RECONOCIMIENTO.
No quiero abrumaros con
pensamientos profundos, antes al contrario me gustaría enunciar tres sencillos mensajes.
PRIMER MENSAJE
Quiero comenzar manifestando que
estoy agradecido por haber podido disfrutar de vuestra compañía. Estoy muy
agradecido y satisfecho porque todos habéis contribuido a que una labor
compleja y difícil como es la de la orientación y la tutoría se haya vuelto más
sencilla y fácil de realizar.
Toda palabra dicha o escrita
encierra un mensaje que no es neutro, porque el propio lenguaje carece de
neutralidad. Detrás de las palabras que pronunciamos o escribimos están las
ideas, creencias, vivencias y experiencias. En este momento importante de mi
vida he elegido la palabra compañero para comunicarme con vosotros porque su
etimología,”el que come su pan con”, me resulta altamente significativa.
Hemos sido compañeros y hemos
tenido una asignatura común, el
cotidiano “aprender a vivir y convivir”.
También, cada uno de nosotros desde los
contenidos de nuestras asignaturas, áreas o materias, según la legislación de
turno, hemos comido con nuestros alumnos
el pan de la enseñanza que conlleva la instrucción y el enseñar a vivir, el enseñar a convivir.
Quizá porque rauda y veloz acude
a mi mente la idea de que la educación es un arte noble, parafraseando al
célebre poeta Miguel Hernández, me siento tentado a añadir que hemos sido y
somos “compañeros del alma, compañeros…” Quiero confesaros en voz alta que me es muy grata vuestra compañía y deseo
hacerlo muy explícito recurriendo ahora
a los versos de Mario Benedetti sin cambiar el tiempo verbal:
Con tu puedo y con mi quiero
vamos juntos compañeros
compañero te desvela
la misma suerte que a mí
prometiste y prometí
encender esta candela
la misma suerte que a mí
prometiste y prometí
encender esta candela
En efecto, quiero reiterar mi
agradecimiento y reconocimiento hacia vosotros, porque son palabras que hacen
referencia al bien recibido
gratuitamente de otra persona y que provoca un sentimiento positivo de
benevolencia y deuda hacia ella. La elección de la palabra agradecido, pues,
no obedece, a esa frase tan traída y
llevada de que “de bien nacido es ser agradecido”, no. Más bien la he escrito y
la pronuncio por el afecto, la emoción y el sentimiento de deuda, pero sobre
todo de gratitud, que os profeso a todos
sin excepción, si bien, tampoco tengo porque ocultarlo, en diferente grado o
medida. Soy humano y sintonizo con todos los seres humanos pero no siempre en
la misma honda. He interactuado con vosotros en
mayor o menor cercanía, pero nunca en la lejanía. A vuestro lado he aprendido
mucho, bastante más de lo que algunos podáis imaginar. Nos hemos influenciado
mutuamente y por eso formáis inevitablemente, de forma consciente e
inconsciente, parte de mi vida. Vuestros
gestos, vuestras palabras, vuestra imagen ya está en mi memoria y espero
conservarla viva durante mucho tiempo.
Después de este agradecimiento y
reconocimiento general y para todos me gustaría
ir haciendo algunas concreciones, sin pretender ninguna preferencia.
Gracias a los equipos directivos
con los que he trabajado gustosamente y de manera especial a los jefes/as de estudio que han colaborado
muy estrechamente en las reuniones de tutores.
Gracias a todos los miembros de
mi Departamento de Orientación con los
que he convivido más intensamente y
que han tenido que soportar diariamente
mis defectos.
A todos los que habéis
desempeñado en cualquier curso la función
tutorial. A los compañeros del café en el Siglo XXI donde hemos dado
rienda suelta a nuestra filias y fobias y hemos tenido nuestras tertulias futboleras.
A Carlos Fernando y el Departamento de Inglés por haber permitido colaborar en una experiencia tan gratificante
como fue el intercambio con Suecia, aunque no exenta de cierto riesgo e
inquietud.
SEGUNDO MENSAJE.
Me gustaría transmitiros la idea
de que un orientador, psicólogo, pedagogo, o psicopedagógo juega, hoy, un rol importante en los Institutos. Nadie
mejor que él, por la formación que ha recibido, entiende o debe entender al
profesorado. Aunque a alguno os cueste
comprenderlo y más aún, admitirlo, es así. Siempre he intentado
comprender cualquier tipo de problema o dificultad vuestra. Es más, he partido
del hecho de que esta es una de las principales
funciones del orientador y que no ha de reclamar esa comprensión del
profesorado hacia él, sino darla de manera profesional sin ningún tipo de
cortapisas.
Por eso me considero,
también, autorizado a poder decir que
TENGO PLENA CONFIANZA EN VOSOTROS para
resolver los nuevos retos que vayan surgiendo en la educación de hoy y de mañana.
La confianza tiene lugar porque hay una creencia en la previsibilidad del
comportamiento ajeno, del otro o de uno mismo y que provoca un sentimiento
positivo ya que anticipa un futuro exento de amenazar y rodeado de cierto grado
de seguridad. Vuestra capacidad creativa, vuestra capacidad de adaptación,
demostrada a lo largo de todos estos años, es la mejor garantía de que el
futuro está asegurado y en buenas manos.
TERCER MENSAJE.
Espero humildemente poder decir
que os he ayudado a descubrir los Vinos del BIERZO QUE SON CASI TAN BUENOS COMO
LOS DE ARAGÓN.
Gracias, Benigno. Un fuerte abrazo.
Gracias, Benigno. Un fuerte abrazo.
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