Publicado hoy en El Periódico de Aragón
Cuando el actual ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, exponía su recién
estrenada ideología y sus consiguientes proyectos en una entrevista en la SER,
no daba crédito a lo que estaba escuchando: el ministro estaba leyendo los
mismos párrafos del mismo libro sobre la asignatura Educación para la
Ciudadanía que habían estado leyendo desde hacía años los detractores de la
asignatura (PP, los grupos católicos más granados del ultraconservadurismo
moral y la Conferencia Episcopal Española: tanto monta, monta tanto…). Lo que
el ministro ignoraba (¿o no?) es que el libro que estaba leyendo ni ha sido
propuesto ni ha sido adoptado como libro de texto en algún centro escolar,
sino, a lo sumo, si nos atenemos a lo declarado por la Editorial que lo
publicó, es un “ensayo crítico” sobre algunas materias de la asignatura.
En realidad, el ministro Wert ha ejercido solo de vocero de la ideología
nacionalcatólica del Partido Popular, que hasta ahora había azuzado a sus
peones de infantería a declararse objetores de la asignatura, apelando a que
supone una grave intromisión en la educación de sus hijos. Paralelamente, el
adalid de las buenas costumbres y ex Presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps, había ordenado que la
asignatura se impartiese ¡en inglés! en Valencia, y un sinfín de artilleros
católico-populares habían lanzado a discreción toda suerte de obuses contra la
asignatura.
Ahora Wert repite exactamente las palabras de la jerarquía católica
española: Educación para la Ciudadanía es “un adoctrinamiento sociopolítico y
moral” del alumnado español y para evitar tal supuesta tropelía educativa, el
ministro resuelve sustituirla por otra “objetiva”, sin “connotaciones morales”
y por encima de “cualquier ideología y adoctrinamiento”: Educación Cívica y
Constitucional. Toda una “tartufiana” ceremonia de mala fe e hipocresía,
indigna de un ministro de Educación, pues, hablando de adoctrinamientos, el
ministro debería tener presente que no hay actualmente mayor adoctrinamiento en
los centros públicos de enseñanza que la asignatura Religión y Moral Católicas,
impartida en horario lectivo por un profesorado designado directamente por el
obispo católico del territorio correspondiente, con rango igual al resto de las
asignaturas fundamentales, costeado con el dinero de todos los españoles, que supone 700 millones de euros solo
en concepto de sueldos de profesores de religión.
Hace unos años fui invitado a intervenir en una Jornada sobre la
asignatura Educación para la Ciudadanía, organizada por CEAPA-FAPAR. Leí
entonces detenidamente cinco libros de texto de la asignatura publicados por
distintas editoriales y llegué a la conclusión de que cualquier persona de
buena voluntad no podría poner una sola objeción a aquellos contenidos y
explicaciones, que la algarabía armada en torno a la asignatura por la
celtiberia hispanovisigótica se debía básicamente a mala fe, y que era
imposible que hubiesen leído uno solo de aquellos libros de texto. Sospecho que
tampoco el ministro Wert se ha molestado en informarse por sí mismo.
En España el poder económico-político-militar y el poder religioso
institucional llevan siglos acostumbrados a dictar en exclusiva qué hay que
pensar y no pensar, leer y no leer, decir y no decir, hacer y no hacer.
Interpretan cualquier intento de formación ciudadana como “intromisión” y
“adoctrinamiento”, cuando son ellos los que han tenido durante siglos la patente de corso como entrometidos y
adoctrinadores. Niegan, de hecho, que los órganos competentes del Estado,
constitucionalmente aconfesional, puedan desempeñar una función formativa de la
juventud en el ámbito de lo público, también a través de una asignatura que se
imparte sin problemas en numerosos países del ámbito de la UE.
Ninguna institución o grupo privados
deberían haberse opuesto a la enseñanza de Educación para la Ciudadanía, pues
en ella se transmiten solo los valores y los principios esenciales existentes
en la Declaración Universal de los derechos Humanos de la ONU y en la
Constitución Española, así como su concreción legal y social que
democráticamente se han otorgado los españoles a través de sus representantes
en el Congreso y en el Gobierno.
La asignatura Educación para la
Ciudadanía responde a la necesidad de que la ciudadanía joven de una sociedad
tengan la oportunidad de conocer, reflexionar y debatir todos los elementos y
aspectos tocantes al ámbito de su ciudadanía en el ámbito local, nacional e
internacional.
Esta asignatura no comprendía
solo el marco de los datos y los conocimientos teóricos, sino también el de la
implicación personal y colectiva que conllevan los derechos y las obligaciones
fundamentales de todo ciudadano. Así como la asignatura de Ética responde a la
necesidad de reflexionar personal y críticamente acerca de los elementos
morales de cada individuo, de igual forma Educación para la Ciudadanía responde
a la necesidad de reflexionar personalmente y en grupo, crítica y fundadamente,
sobre todo cuanto implica ser
ciudadano libre y responsable en la ciudad, en la comarca, en la nación y en el
mundo.
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