Sólo una pequeña reflexión para empezar.
Hablan los prelados católicos de “profundo dolor” y de “pecados de la Iglesia”
en relación con los abusos sexuales a menores perpetrados por clérigos y algún
profesor de Religión en Institutos dentro de la provincia de Granada (no es más
que asomarse al inmenso pozo negro de abusos de sacerdotes y religiosos a
menores existente en España: quedan miles, decenas de miles de casos más). El obispo de mi ciudad
es cesado fulminantemente por el Papa Francisco por ocultar un caso de acoso
sexual e indemnizar a escondidas a la víctima (lo que faltaba: 100.000 euros de
los 10.000 millones de euros que obtiene la iglesia católica de las arcas públicas
del Estado son destinados a tapar acosos y abusos sexuales). Pues bien, más
allá del posible dolor y de los inextricables discursos sobre el ”pecado”, los
abusos sexuales a menores son un delito y quienes los cometen son delincuentes,
que merecen solo un juicio ecuánime dentro de los cánones del Derecho Penal,
una sentencia en correspondencia y la cárcel, si así dictamina el juez y su
sentencia. Ya está bien de hablar sin ambages del “violador de Ciudad Lineal” o
del “monstruo de Ciudad Lineal” y en este caso, en cambio, hablar de
“presuntos”.
Hoy día algo plano, como el tiempo meteorológico.
Hemos cantado el canto a la Libertad Carlos, Javier y el perroflauta motorizado.
Después han venido Cristina e Israel. Comienzan a llover algunos escritos por parte
de los visitantes del portal el día 3 de junio, primer aniversario de nuestra
presencia en el portal de la Consejera aragonesa de Educación. Formarán parte
de las alegaciones que presentará mi abogada. ¡Gracias!
No tengo ninguna gana de cantar, pero
Zager y Evans, sí.
Hasta mañana
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