Vamos
a ver su me aclaro. Rajoy dijo el otro día sobre Grecia que nos dejemos de
populismos y que “lo único serio al final en la vida es ser
serio”, lo cual no deja de ser simplemente otro mal chiste de los suyos.
Centrémonos, pues, en lo esencial: sobre todo los estratos inferiores del
pueblo heleno padecen hambre, incertidumbre diaria y precariedad sine die.
Precisamente por ello, surgió el
partido Tsiriza, que ganó las últimas elecciones generales sobre la base de
oponerse a los dictados de la Troika y acabar con la política de “austeridad”
(=recortes de derechos y libertades fundamentales, así como crecimiento imparable
de la brecha social entre ricos y pobres).
Los principales acreedores (bancos alemanes y franceses, principalmente) se
alarman e inician el goteo de propaganda sucia y subterránea contra el
“populismo” y la irresponsabilidad de incumplir los acuerdos internacionales. El
Gobierno de Rajoy no les va a la zaga: recuerda que ha prestado 26.000 millones
de euros a Grecia, lo cual es verdad y a la vez una completa falsedad, porque
lo único que España ha hecho es prestar un dinero a Grecia sin que llegue
apenas un euro al pueblo griego, pues ha ido directamente a saldar deudas con
el FMI, el BCE y la Banca europea y mundial. Pero el líder de Tsiriza, Tsipras,
no reblo y mandó a negociar con los señores de la zona euro a su mano derecha
en el ámbito económico, Varufakis, lo cual irrita y exaspera a los dirigentes
políticos defensores de los intereses de la gran Banca y las grandes empresas
europeas. A todo esto, España, como siempre más papista que el Papa, echa
gasolina al fuego y se opone, según el presidente de la Comisión europea,
Juncker, a una quita griega, dada la proximidad de elecciones en España.
Como los señores de la zona euro
advierten a Grecia de los riesgos que corre el país de no atenerse a las
condiciones draconianas de un posible rescate, Tsipras convocó y ganó un
referéndum por el que el pueblo griego, harto de tanto recorte y tanta
depauperación sin salida, confirmaba su apoyo al programa de Tsiriza. Sin
embargo, al parecer el referéndum apenas sirvió para otra cosa que para
encrespar aún más los ánimos de los interlocutores europeos, no querer ver ni
en pintura más a Varufakis y hablar noche y día solo con Tsipras, que
finalmente concierta un “Memorando para el Entendimiento” para un tercer
rescate griego con unas condiciones devastadoras para Grecia, ratificadas en y
por el Parlamento griego, aunque con la oposición de una parte considerable de
los diputados de su propio partido Tsiriza.
Mi cortedad de mente no llega a
entender por qué y para qué entonces ese referéndum griego, ese programa de
Tsiriza y esas supuestas convicciones públicas anteriores de Tsipras. Y es que
el mundo de la política tiene cosas que la razón no entiende (¿por ser quizá
intrínsecamente ininteligibles?). No soy quien para condenar a nadie, incluido
Tsipras, pero me pregunto si tan difícil es decir “señores, me voy por donde he venido, ya que lo que ustedes proponen
repugna a mi conciencia ética y política”, en lugar de pasarse por el arco
de triunfo la voluntad de su pueblo expresada en un cercano referéndum, aferrarse
al cargo y declarar que todo ello se hace por el bien del pueblo o por el mal
menor del pueblo. Tsipras tenía que
decidir entre aceptar el Acuerdo, enfrentarse a una probable
quiebra del país o su salida de la eurozona. Eligió la
esclavitud pero con seguro de vida en lugar de la libertad, pero a la
intemperie y en la incertidumbre. Puede que Tsipras sea un hombre sensato y
prudente, pero en mi opinión no tiene madera alguna de héroe.
Total, que Grecia va a contar con
86.000 millones de euros para su tercer rescate, de los que al parecer ya ha
recibido 26.000 millones, 10.000 millones de los cuales se destinan a la
recapitalización de la banca, 13.000 para pagar vencimientos de deuda al FMI y
al BCE y los 3.000 restantes a pensiones, poner tiritas en las heridas abiertas
y demás zarandajas. En otras palabras, más deuda, más intereses de deuda, más
dinero para la gran Banca y demás instituciones económicas internacionales y
calderilla para el pueblo heleno. ¿Eso es todo? No, en absoluto.
Suponiendo que Grecia tenga superávit
presupuestario primario y del déficit primario (sin contar los pagos por
intereses de la deuda) a partir de 2016, suponiendo también que el PIB griego
tendrá una subida del 2,3% en 2017, se “desregulará” (¡menudo eufemismo!) el
mercado del gas natural, 50.000 millones de euros se destinarán a la
recapitalización de la banca y al pago de la deuda, se simplificará (=subirán)
las tarifas del IVA, se bajará y se reformará las pensiones, se privatizará la
red de energía eléctrica y otros servicios públicos básicos, se confeccionará otra
reforma laboral más “liberalizadora”, se estará bajo la tutela de la UE hasta
2018, se renuncia a pedir cuentas a los banqueros y políticos anteriores
griegos, se llevará a cabo una reforma fiscal a la carta de las grandes
empresas y fortunas del país…
En un interesante
blog (Gurusblog) encontré el otro día un buen resumen de la
ruina a la que está abocado el país heleno, haciendo un guiño al humorista
Eugeni Jofra, conocido por los 80 y 90 como Eugenio: “Saben aquel que diu … hay un
alemán, uno del FMI y un griego diseñando un rescate.. Y lo que diseñan
es poner más deuda para repagar la deuda a la vez que reducen el crecimiento
para hacer aún más impagable la deuda”.
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