Acabo de
escuchar en la radio que Stephen Hawking
ha afirmado grosso modo en una
conferencia en Estocolmo que la caída en
un agujero negro sería un viaje solo de ida, pero los posibles viajeros espaciales
podrían terminar en otro universo.
Y no le falta razón. He caído en
barrena en otro agujero negro que me ha llevado a otro universo, muchas veces
ya conocido y repudiado, al enterarme de que la Guardia Civil ha irrumpido en
el edificio de la sede de Convergència en Barcelona, así como en la sede de la
Fundación convergente CatDem y los ayuntamientos de Sant Celoni, Figueres,
Lloret y Sant Cugat, regidos también por Convergència. E inmediatamente una
molesta mosca se me ha pegado irremisiblemente a la oreja.
No soy militante ni siquiera
simpatizante de Convergència, pero me parece mosqueante que la policía entre y
se lleve información de la sede central y la sede de su Fundación un mes antes
de las elecciones generales (tenidas por tirios y troyanos como un plebiscito de facto) y unos días antes de la
celebración de la Diada catalana el 11 de septiembre. Me resulta indigerible
que sea solo y principalmente un acto movido solo por el deseo de hacer
justicia y esclarecer unos posibles actos delictivos. Vivimos cada vez más en
el país del “todo vale” y de que lo que más importa es ganar elecciones para
seguir mandando y a la vez para que no fisguen en los propios asuntos.
Me resulta intragable la pregunta de
por qué la policía no entró jamás en la sede del PAR, cuando, por centrarnos
solo en su affaire más maloliente y
claro, en el municipio zaragozano de La Muela el tufo a choriceo y negocios
sucios era insoportable. O cómo no fue la policía al domicilio de sus
principales dirigentes, más preocupados en tapar y acallar que en contribuir al
esclarecimiento de asuntos paracriminales. ¿No sabían nada quizá?
Recordemos otras cloacas: la Púnica
(¿entró la policía en la sede del PP Madrid, 1ª planta de Génova?), los papeles
de Bárcenas, la caja B del PP, los sobres en negro, los pagos en negro del PP
(¿entró alguna vez la policía en la sede central del PP, calle Génova? ¿Detuvo
a alguien por destruir pruebas definitivas, como la memoria de varios
ordenadores en su propia sede?), la trama Gürtel (¿entró la policía alguna vez
en la sede del PP en Valencia? ¿indagó realmente e irrumpió a tiempo, por
ejemplo, en el ayuntamiento de Alicante o en decenas de ayuntamientos
similares?), el caso de la Plataforma Logística “Plaza” en Zaragoza (¿ha
entrado acaso la policía en la sede del PSOE aragonés, calle Conde Aranda,
138?). Hablando de Fundaciones de Partidos (dejo aparte sindicatos,
organizaciones empresariales, por no ser demasiado prolijo). ¿Ha entrado la
policía y se ha llevado documentación de la Fundación FAES, presidida por José
Mª Aznar? ¿O de cualquiera de las numerosas Fundaciones socialistas?
Me parece vergonzante la manipulación
informativa a la que quieren someternos. Me parece vergonzante cualquier tipo
de juego sucio para ganar o hacer perder unas elecciones. Me parece vergonzante
el silencio de muchos dirigentes o las declaraciones turiferarias de otros
acerca de la inspección de Convergència, portada ipso facto de la mayoría de medios. Es posible que Convergència
haya perpetrado no pocos delitos contra la hacienda pública. Lo sabía González
cuando pactó con nacionalistas para gobernar. Lo supo Aznar cuando pactó con
nacionalistas y habló en catalán en la intimidad para gobernar. Lo que más me
cabrea es tener que seguir oliendo la podredumbre política y ética de los
“partidos mayoritarios”, de orden tan ordenado y ordenante, coautores de la
modificación del artículo 135 de la Constitución. PSOE y PP son dos grandes
Tartufos, de pomposos y graves discursos, engañabobos, hipócritas, trileros.
Solo tengo que agradecerles con esto de Convergència que Sergio Morate, el
asesino de dos mujeres jóvenes de Cuenca, por fin no será ya asunto de portada
y primera página en los medios.
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