miércoles, 12 de febrero de 2014

Diario de un perroflauta motorizado, 183

ESTÁN VOLVIENDO ESTOS TIEMPOS….

Mañana atemperada por el sol y una relativa tregua del cierzo. Ex alumnas mías de IES “Grande Covián” Lorena y Virginia, esta acompañada de Víctor, me han hecho una grata visita. Marisol y su familia han estado especialmente y desde la distancia con mis mejores ánimos y deseos.


Hoy me he levantado muy pronto. Quizá la explicación final sea la desazón de vivir en un país que ha dejado paso a la Ley Gallardón sobre la interrupción del embarazo. Realmente, parece que de un momento a otro volveremos a ver y escuchar la siniestra melodía del NODO. Duele la pantomima ofrecida ayer por y en el Parlamento con su “votación secreta en conciencia” (¿es que alguna vez lo ha sido realmente? ¿es que no tendría que ser siempre y verdaderamente una votación en conciencia?). Toda la ciudadanía de un supuesto Estado constitucionalmente aconfesional regido por la moral de la iglesia católica. Sin embargo, hoy paseaba la gente igual de tranquila en la calle Alfonso I de Zaragoza. Y sobre mi ánimo llovía sobre mojado… 
 A las 10.00 horas de una mañana de la semana pasada, tras “una oración comunitaria”, la Consejera aragonesa de Educación, María Dolores Serrat, ante cuyo portal está apostado el perroflauta motorizado desde hace nueve meses, asistió a la inauguración en un colegio religioso concertado de las XII jornadas de reflexión sobre "La religión en la escuela", junto al arzobispo de Zaragoza, Manuel Ureña, y el obispo de Huesca y Jaca, Julián Ruiz, amén de ante, cabe, con… 230 profesores de religión de varias diócesis católicas cercanas. Una preclara fotografía, un inequívoco síntoma.

Aseguraba allí la Consejera que el 35 % de los alumnos de la escuela pública en Aragón cursa la asignatura de religión católica, especialmente en la etapa de Educación Primaria, mientras que un 4% elige estudiar otra confesión (2,5 % la islámica y 1,5 % la evangélica). Olvidaba la señora Serrat de paso concretar que los centros de titularidad pública tienen las tasas más bajas de matriculación en religión por etapas educativas: 70,1% en primaria, 65,4% en infantil, 55,8 por ciento en ESO y 21,1% en bachillerato. Y allí estaba ella, la señora Serrat, un cargo público de primer orden en una institución pública perteneciente a un Gobierno autonómico, contribuyendo a reflexionar sobre la enseñanza religiosa, a través de la coordinación entre la escuela y la parroquia”.
La Consejera Serrat, ante los datos deplorables de la poca asistencia del alumnado de la enseñanza pública en Aragón, aseguraba que “harán lo posible desde el departamento de Educación, para que los alumnos elijan también la asignatura en Secundaria y continúen profundizando en cursos posteriores”, pues, a su juicio, la formación religiosa es "fundamental" para conocer la esencia y la dignidad del ser humano y hasta para rechazarla, ya que "es imposible rechazar lo que uno no conoce" (desconozco si pensaba también en el alumnado de religión de Infantil y Primaria, que no tiene la más remota idea sobre la dimensión religiosa del ser humano ni la menor capacidad de decisión acerca de asistir o no a las clases de religión católica).
En un Estado democrático, social y aconfesional en  la escuela deben impartirse saberes, no creencias. Deben imperar allí la razón y la ciencia, y jamás la superstición, el dogma y el mito. Cientos de parroquias pueden acoger al  creyente y a las familias creyentes que lo deseen. Nunca tendrán tanta libertad religiosa como en un Estado laico, donde la ley fundamental al respecto es la ley de la libertad de conciencia, en igualdad de condiciones para todas y todos. Pero se trata de aferrarse al poder multisecular y a los privilegios anticonstitucionales que la iglesia católica ha disfrutado en España. En la mano de la Conferencia Episcopal está siempre el chantaje de cambiar unos votos (los votos de sus numerosos adeptos incondicionales) que pueden producir un viraje significativo para otorgar o arrebatar el poder a un determinado partido o grupo político. Son unos delincuentes, unos mafiosos.
Así, el arzobispo de Zaragoza abundaba en el tema y afirmaba que la disminución del número de alumnos en las clases de religión no viene motivada por una decisión tomada a conciencia, sino más bien influida por el clima "laicista" de la sociedad, un discurso "dominante que hace mella en los padres". Consejera de Educación y Obispo de Zaragoza, ignorantes de lo elemental (vg. qué es realmente el laicismo) y engañadores del pueblo.
Por último, en su plan de innovación pedagógica avanzada, la Consejera Serrat debió de ponerse muy contenta al conocer la noticia de que la Hermana Glenda, teóloga por la Universidad Gregoriana de Roma,  iba a enseñar en las Jornadas a dinamizar la clase de religión a través de la música concebida como un elemento evangelizador. Recortan drásticamente la Música en la escuela y ahora sale la monjita dando las clases de religión cantando bajo la lluvia laicista que les manda el mismísimo diablo. Como botón de muestra, he aquí una pieza musical de alto valor pedagógico y pensada en la alegría del niño ante la vida.

Maldita sea. Canta, canta sin descanso, Michael. Mi cerebro está ya en plena fase REM.

Hasta mañana

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