miércoles, 1 de octubre de 2014

Otro caso más, esté aún más grave, de barreras arquitectónicas




Ayer me acerqué a la Casa del Estudiante (c/ Corona de Aragón, 42) de Zaragoza, donde estaba convocada una Asamblea de Marea Verde a las 19 horas. Me llevé, una vez más, el chasco de ver que el edificio no era accesible para personas que van en silla de ruedas. Me quedé sin Asamblea, y mientras regresaba a casa estuve pensando en que si los docentes ni el alumnado ni el resto de miembros de la comunidad educativa carecen de la mentalidad y de la sensibilidad acerca de esta cuestión (se trata de derechos elementales de personas como ellos), si el sujeto impersonal está por encima de la responsabilidad y la conciencia personales (al parecer, no atañe la solución del problema a personas, sino a instituciones, por lo que el lavatorio de manaos puede llegar a ser general), de qué grados, másters, educación, enseñanza o marea se está hablando. Entre las escasas personas que hasta el momento que volví a casa parecían asistentes a esa Asamblea estaba incluso el Presidente de la FAPAR, por lo que también me pregunté qué ocurría con todos esos niños y niñas que necesitan acceso y atención especiales si la mirada y la sensibilidad al respecto parecen estar en partes poco confesables. ¡Qué pena!

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