domingo, 30 de noviembre de 2008

Feliz navidad, Yolanda


Próximo artículo a publicar en El Periódico de Aragón, el 3 de diciembre de 2008

Fernando Pastor no quiere destruir los crucifijos, mucho menos hacerlos objeto de desprecio, sino solo retirar los símbolos religiosos en el colegio “Macías Picavea” de Valladolid, de donde es alumna su hija Yolanda. Con ello quiere hacer realidad el mandato constitucional de que ninguna confesión religiosa tiene carácter estatal(16.3), por lo que no se acaba de entender que presida un centro público de enseñanza o un lugar público cualquier símbolo religioso que no pertenece a toda la ciudadanía; por ejemplo, un crucifijo. Como la dirección del colegio (cercana al Opus Dei) se opuso a esta iniciativa, Fernando y la Asociación Cultural Escuela Laica de Valladolid llevaron el asunto a tribunales. Corría el año 2005.

Hace unos días se pusieron muy contentos, pues el Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 2 de Valladolid dictó una sentencia que obliga al colegio público “Macías Picavea” a retirar los símbolos religiosos de sus aulas y espacios comunes, por entender que vulnera los derechos fundamentales reconocidos en los artículos 14 y 16 de la Constitución. Entre otras cosas, la sentencia cita la reiterada jurisprudencia del Tribunal Constitucional, en la que se recuerda que “el Estado se prohíbe a sí mismo cualquier concurrencia, junto a los ciudadanos, en calidad de sujeto de actos o de actitudes de signo religioso”, y se alude a “la laicidad y neutralidad del Estado”. Dicha sentencia indica además que “el Estado no puede adherirse ni prestar su respaldo a ningún credo religioso ya que no debe existir confusión alguna entre los fines religiosos y los fines estatales”.

Fernando y su Asociación recibieron de inmediato muchas felicitaciones y parabienes de personas y organizaciones que coinciden con sus objetivos y quieren un Estado aconfesional, e incluso el Grupo Socialista de las Cortes de Castilla y León exigió a las pocas horas de conocer la sentencia a la Junta de su Comunidad que los efectos de la sentencia se extendiera, de oficio, a todos los centros públicos de la Comunidad Autónoma.

No obstante, pronto les llovieron conminaciones y exhortaciones desde los cielos católicos e integristas hispanos. Un obispo tildó el asunto de “cristofobia”, mientras otro declaraba que el crucifijo es símbolo de la cultura e historia " del Occidente en el que vivimos y los valores que sostienen la democracia", y expresión de "los valores civiles que delinean la sana laicidad" española. Lo que quizá olvidó aquel obispo es que un símbolo, según la RAE, es “una convención socialmente aceptada”, y que los españoles convinimos en 1978 que el Estado español es aconfesional, por lo que cualquier símbolo confesional (cristiano, judío, musulmán) tiene un carácter privado, y hay muchos españoles que no los desean en lugares públicos, pues no se identifican con ellos ni pertenecen a toda la ciudadanía.

Pero la lluvia arreciaba. La Confederación Católica de Padres de Alumnos (Concapa) aseguraba en una nota de prensa que la sentencia judicial forma parte de "una política de ataque rabiosamente laicista contra los símbolos religiosos”, el portavoz de los obispos declaró que el crucifijo es “signo de libertad” (lo cual resulta sarcástico a muchos si se repasa la reciente y no tan reciente historia de España) y otros muchas autoridades católicas hicieron tremolar el suelo de sus catedrales con sus invectivas tremendistas contra el laicismo.

Y parió la abuela… La Junta de Castilla y León ha decidido recurrir el fallo judicial que obliga a retirar los símbolos religiosos presente en el antedicho colegio público de Valladolid. Para justificar este recurso, la Junta defiende la presencia de símbolos religiosos en centros y lugares públicos, entre otros argumentos, por considerarla similar a la presencia de simbología religiosa en la toma de posesión de cargos públicos. Olvidan entonces otro argumento análogo y adicional: ¿por qué retirar los crucifijos de un colegio público vallisoletano, si uno muy grande y muy artístico es transportado desde el despacho del Alcalde, J.A. Belloch, hasta el salón de Plenos del Ayuntamiento zaragozano, cada vez que se celebra un pleno? ¿Cómo se entiende que los socialistas castellano-leoneses exijan la retirada de los símbolos religiosos y los socialistas aragoneses voten y hagan lo contrario?

El hecho es que Fernando lleva ya unos días soportando comportamientos incívicos por parte de algunos miembros de la comunidad escolar del colegio de su hija. Por ejemplo, la dirección del colegio culpa a Fernando de la posibilidad de no organizar ninguna fiesta navideña en el centro si se retiran los crucifijos, y más de una vez hija y padre han debido pasar entre una nutrida fila de personas envenenadas por el integrismo y el cerrilismo que les gritaban que cambiaran de colegio. Quizá la hija de Fernando no sea consciente aún del hermoso y valioso regalo que le está haciendo su padre estos días en forma de coherencia y de lucha por unas convicciones y unos ideales, pero sin duda alguna un día se lo agradecerá vivamente.

Feliz navidad, Yolanda

2 comentarios:

  1. No sé cómo lo consigues una y otra vez, Antonio; para empezar hablando de lo que importa, y terminar hablando de lo que realmente importa.


    Abrazo de sol

    ResponderEliminar
  2. Son intentos de que el mundo se ponga de color naranja y de color de amor. Lorca dixit...
    Un abrazo de luna

    ResponderEliminar

Si lo deseas, puedes hacer el comentario que consideres oportuno.