sábado, 7 de junio de 2014

Artículo de Félix Población sobre el primer aniversario de nuestra defensa de la escuela pública en el portal de la Consejera de Educación

Mi querido y admirado amigo, Félix Población, publicó un artículo sobre el primer aniversario de nuestra presencia en el portal de la vivienda de la Consejera de Educación Universidad, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón. María Dolores Serrat Moré, que ha publicado, entre otros, en Diario del Aire, diario que dirige, y en Periodistas en español.com.


¡GRACIAS, FÉLIX, UN FUERTE Y ÚNICO, NUESTRO, ABRAZO!


La abdicación del rey me pilló casi camino de Zaragoza. Aproveché el itinerario para hacer parada en Madrid y asistir a la concentración de la Puerta del Sol en pro de la tercera República. Al fin y al cabo, lo que representó la segunda en la enseñanza es lo que defiende  -más de ochenta años después- quien me aguardaba en la capital aragonesa: Antonio Aramayona, profesor jubilado de Ética y Filosofía, cumplió el pasado día 3 un año de presencia al pie del portal de la consejera de Educación del gobierno aragonés. Reclama y defiende, como Perroflauta Motorizado que se nombra, una educación pública y laica, lo hace durante dos horas, todos los días de la semana -excepto sábados y festivos- y no va a cejar en su empeño mientras el cuerpo aguante. Le acompaña desde hace meses su amiga Marisol, que mantiene la misma y consistente postura.

Llego a Zaragoza a mediodía. La de Alfonso I, que allí llaman sin ordinal,  es una calle comercial, ancha, de uso peatonal, sin un solo banco para sentarse, desde la que se avista al fondo la gran cúpula de la basílica del Pilar. Un flautista toca a Telemann en una esquina. Como la zona está bastante transitada, no percibo ni intuyo la presencia de Aramayona hasta que me la advierten una, dos, tres y hasta cuatro furgones policiales, como si se hubiera montado todo un dispositivo de vigilancia en previsión de graves altercados públicos. Extraña  tamaño celo cuando se trata de dos pacíficos ciudadanos, dos, de edad avanzada, cuyo mensaje, actitud y comportamiento no han podido ser más cívicos y ejemplares. 

¿Manejan acaso estos dos ciudadanos otras armas que no sean las de expresarse en paz y de palabra? ¿No se limitan a ejercer uno de los más preciados y esenciales derechos del ser humano, cual es el de la libertad de expresión, propio de todo sistema democrático, pues sin él no está garantizado éste? ¿A qué vienen entonces esos cordones policiales y ese numeroso grupo de recios agentes marciales ante dos únicos y pacíficos manifestantes cuya única herramienta de combate consiste en reclamar con unas pequeñas pancartas un derecho básico?

No me extraña la energía del saludo al abrazar a Antonio. Su delicada salud física –usa silla de ruedas por la amputación de una pierna, ha sufrido un infarto, un ictus, muchas operaciones y es enfermo de riesgo que impide otras-, contrasta con el vigor de una mente lúcida, una voluntad rocosa y una sensibilidad para los afectos que le ha hecho ganar muchas y hondas amistades. Se trata, en suma, de un curtido luchador por la democracia, un ciudadano cuya ejemplaridad cívica y profesional están fuera de toda duda, pero al que se le vigila día tras día como si el derecho que ejerce y profesa equivaliera a cualquier delito o atentado contra la sociedad civil, a la que por el contrario está defendiendo con su postura y su resistencia.

¿Qué es lo que teme la Delegación del Gobierno en Aragón para organizar esos despliegues policiales desmesurados ante dos pacíficos ciudadanos que  reclaman un derecho elemental? ¿No es más propio de una dictadura o de una rabieta autoritaria que de una democracia con fondo tal alarde de fuerza?  ¿No debería tener esa Delegación un poquito de vergüenza para disimular al menos tan añejos arrebatos, capaces de convertir el sosegado trasiego de una calle en una imagen con visos de estado de excepción, solo porque dos ciudadanos, dos, levantan unas pequeñas pancartas allí donde creen que deberían ser leídas?  

A la tarde, los amigos y compañeros de Aramayona quisieron homenajearle, a él y a Marisol, y se montó un pequeño acto festivo en el que se cantó, se bailó y se dieron vivas a la república. Al acto acudió el eurodiputado electo de Podemos, Pablo Echenique, que no pudo franquear el cordón policial para expresar su solidaridad con Antonio delante del portal de la consejera. Los agentes les disuadieron a ambos con muy buenas palabras, frustrando de ese modo el primer acto de Podemos en aplicación coherente con su programa político.

Al día siguiente, cuando Aramayona se dirigió como cada mañana al portal de la consejera, la policía le comunicó que había sido sancionado por segunda vez. En este caso solo él, no Marisol, que también fue multada hace unos meses y recurrió la sanción. Antonio se negó entonces y se negará ahora a pagarla (1). 

Cabe preguntarse qué tipo de democracia es ésta que persigue a quienes reclaman lo que la segunda República instauró hace casi un siglo. La misma pregunta cabe para los medios de comunicación dominantes, que en ningún momento han hecho pública durante un año entero la noticia protagonizada por Antonio Aramayona y Marisol, rechazando incluso El Periódico de Aragón el artículo que el primero firmó sobre su escrache, después de haber colaborado en ese diario durante casi veinte años (2).

             Notas
1.- Me llegan de Antonio Aramayona estas últimas notas, correspondientes al día de ayer, y de las que no disponía al escribir el artículo. Dice Aramayona en su blog: "Ya al llegar al portal [por ayer], un coche de la policía nacional estaba esperando frente a la puerta. Nada más desplegar el cartel (Marga acababa de llegar), ha llegado otro coche y cuatro agentes han explicado que venían a imponer una multa, si es que nos quedábamos allí e invitándonos a alejarnos a unos metros (¡¿cuántos?!) en lugar de estar en el portal. Mismas explicaciones, mismas conversaciones, bajo la atenta mirada de algunas personas, entre ellas mi hermano Jose y una abogada joven. En resumidas cuentas, que la señora Consejera está bastante irritada y molesta por esa presencia en el portal de su vivienda durante más de un año (“acosada e indignada”, literalmente) y, supongo, especialmente tras la fiesta del pasado martes. Ha llamado a quien habrá querido (¿Delegado del Gobierno?) y se han tomado medidas para atajar el problema. Ya llevo tres multas (Marga ha recibido hoy su bautismo de sanciones) y me han comunicado que desde mañana pasarán diariamente a imponerme la multa correspondiente, mientras me encuentren allí. Han dejado caer también la posibilidad de que la cuantía de las multas puede ser con el tiempo cualitativamente y cuantitativa mayor (“hasta tres mil euros) y han insinuado asimismo la posibilidad de que la señora Consejera denuncie personalmente por “acoso”, con lo cual el asunto pasaría también al ámbito judicial.Sigo firme en mi decisión de ir cada día al portal de la Consejera de Educación, de no alegar y de no pagar. Pueden embargarme lo que tengo, pero jamás lo que soy, principalmente mi libertad y mi dignidad. Al mismo tiempo, no puedo ni quiero ni debo reconocer la autoridad de unos supuestos políticos y gobernantes que atentan contra los derechos fundamentales de la ciudadanía, y en este caso particularmente el derecho de la educación laica, pública y de calidad, recortando salvaje e impunemente el ejercicio de tales derechos. Carecen, a mi juicio, de autoridad. Eso no es autoridad alguna ni se le parece".

Posiblemente -añado a la nota de Aramayona-, la participación del eurodiputado electo de Podemos en el escrache del pasado martes haya incentivado el celo sancionador o inquisidor del delegado gubernativo, pues detrás de las "inteligentes" percepciones que su partido exhibió acerca de ese movimiento político está el fundado temor de que Podemos vaya a más. Y hasta pueda más.

2.- Justo es excluir de esos medios silenciadores a la agencia AraInfo, que si reflejó el escrache de Aramayona y Marisol hace unos días, coincidiendo con el aniversario: “El pasado martes, 3 de Junio, se cumplía un año que Antonio Aramayona Alonso decidió aparcar su silla de ruedas delante del portal de la Consejera de Educación, Universidad, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón, Dolores Serrat Moré. Sentado delante de ese portal ha señalado con constancia, durante un año completo, un problema, el de los recortes en educación, que ha generado muchos nervios entre los responsables de lo que Antonio considera un desgobierno. +@AraInfo



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