Otro día más de
luz y de calor, en el que hemos estado a gusto y activos desde el primer al
último momento de la mañana Marisol. Carmen (de Huesca), Javier, María,
Maribel, Mario, Jose, Bego, Paz, Teresa… y el perroflauta motorizado.
¿Quién nos iba a
decir que a estas alturas del año 2014 íbamos a estar de juicios y de abogados?
¿La imaginación más siniestra no podía suponer que la Consejera iba a seguir de
rositas en su Consejería, sin decir esta boca es mía, recortando y recortando y
venga a recortar?
Hemos padecido
(seguimos padeciendo) una campaña masiva de monarquía y borbonismo, basada en
la legitimación televisiva que no le da la voluntad popular mientras no se
celebre un referéndum. La monarquía busca su legitimación a base de programas y
tertulias monolíticas y unilaterales con
los que se pretende justificar lo
injustificable. Ahora los aforados los quieren aforar hasta las orejas, no sea
que venga alguien a pedir cuentas del monarca que nos salvó del golpe del 23-F
y de tanto elefante perdido por la sabana. Para las nuevas generaciones,
nacidas después del 75, eso es historia, “tradición” en lugar de recuerdo, que
es presentada bajo un enorme manto de nuevas legitimaciones y explicaciones,
oficialmente tan respetables como intocables.
Pretenden que la
monarquía queda enlazada con la historia
de España (en realidad, con la historia que conviene presentar y solo con
ella). La monarquía se hace entonces objetiva, “de toda la vida”, secular, inamovible,
constitucional, incuestionable, pues siempre habrá “otros problemas más
urgentes y acuciantes que tratar en el país”. Cuando conviene, monarquía ante
todo en los medios de comunicación. Cuando conviene, la monarquía se da por
hecho y se la deja en la planicie de los asuntos poco urgentes y acuciantes.
Como siempre hay
elementos que seguirán cuestionando esa monarquía, el poder, los amos del
dinero y de las armas, los beneficiarios del sistema de reparto entre ricos y
solo entre ricos, desarrollarán paralelamente unos mecanismos específicos de
control social y de sanciones coercitivas. Quienes cuestionan el sistema son
antisistema, radicales, molestos en extremo. El poder exige acatamiento
(apelará a esa pantomima llamada Constitución, sagrada e inamovible cuando
interesa, reformada a su antojo en un simple fin de semana cuando también
interesa).
O acatamiento o
sanción. Surgen como setas decretos, proyectos de ley y normativas dirigidas a
sancionar a cuanto se mueva en la foto social. Cuando más se institucionaliza
un hecho, un estado o una situación (monarquía o recortes en derechos
fundamentales, por ejemplo), más controlado se vuelve y más potencialmente
sujeto a sanción estará si algún disidente los cuestiona. Queda entonces la
coda final, recitada por el poder y sus emisarios uniformados: si te hemos
sancionado es porque no te has quedado en tu casita, como Dios manda,
integrando así esa mayoría a la que apelaba un día Rajoy de la gente que no
sale a la calle.
¿Quién nos iba a
decir que a estas alturas del año 2014 íbamos a estar de juicios y de abogados?
¿La imaginación más siniestra no podía suponer que la Consejera iba a seguir de
rositas en su Consejería, sin decir esta boca es mía, recortando y recortando y
venga a recortar?
La cosa es que
vamos a continuar allí, de lunes a viernes, de 11 a 13 horas, en primavera, en
verano, en otoño y en invierno, por una educación pública laica y de calidad y
contra los recortes perpetrados desde la Consejería de Educación, Universidad,
Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón, a cuya cabeza está la señora María
Dolores Serrat Moré.
derechgos humanos, el major
instrument
Muchas gracias Antonio, por tu conciencia, constancia, serenidad, ejemplo, lucha y valor.
ResponderEliminarMuchas gracias igualmente a Mari Sol.
Sois encantadores.
Muchos besos bonitos.
Maite.