Pedro Sánchez
candidato a intentar formar gobierno. Un árbol, mejor que el árbol de Rajoy,
pero frente al que se corre el riesgo de perder de vista el bosque. Ayer
Sánchez compareció hablando del programa-marco de sus conversaciones y
negociaciones con el resto de los partidos. Mientras hablaba, resonaba en mi
cabeza “otra vez, más de lo mismo”, pues ya son demasiadas las veces en que
sucede, se dice y se promete lo mismo. Sánchez cree que debe intentar conseguir
ante todo un gobierno del país, pero lo que realmente debe conseguir, al menos
en mi caso, es credibilidad.
Desconozco si
va a haber nuevas elecciones, si Sánchez conseguiré aunar a los grupos
políticos necesarios para formar gobierno, si logrará vencer finalmente en la
carrera de obstáculos externos e internos donde se halla. Solo sé que,
recordando la portada de El Jueves, lo seguro es que el verdadero gobierno
seguirá estando en manos de la Troika. No me puedo quitar de la cabeza que “Bruselas”, la Comisión y el
Eurogrupo anunciaron ya antes del 20-D que el Gobierno español deberá recortar
otros 10.000 o 12.000 millones de euros más y realizar otras “reformas
estructurales más” (privatizaciones y más reformas laborales al servicio de la
parte contratante). Esa es la realidad, no hay otra. El Gobierno que, con
suerte y celebradas nuevas elecciones, llegare en los albores del verano a
empuñar el timón de gobierno, se encontraría con esa bomba de relojería debajo
de su asiento.
Repito y repito
que la puerta por donde entran todos los buitres y todos los depredadores para
seguir esquilmando “legalmente” a España es el artículo 135 de la Constitución,
alevosamente reformado por PP y PSOE al final del mandato de ZP. Se me quedó
congelada la sangre al ver la
noticia sobre el puerto griego (ya no…) del Pireo que había colgado en
Facebook mi buen amigo Toni Gabaldón, de ATTAC España.
Pues eso, pues
eso.
Ánimo, Pedro. Vas
a ser “Un hombre que lo hace todo en España”
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