Cuántas veces nos colocan (o nos colocamos) ante un dilema (en lógica proposicional se lo suele llamar disyunción), que debemos resolver o que simplemente es una trampa. Los medios, el discurso político, la calle, las ideologías, la vida cotidiana suelen plantear muchos dilemas de esta clase.
O A o B. Me quieres o no
me quieres. La bolsa o la vida. Carne o pescado, Derechas o izquierdas. Hétero,
homo o bi. Madrid o Barça. O conmigo o contra mí. O yo o el caos. Voy al
dentista (pero me da miedo) o me quedo en casa (pero me está doliendo mucho)…
Hay que tener mucho cuidado e
ir con pies de plomo en un dilema, porque puede tener dos alternativas excluyentes (o A o B, pero no
ambos: o este hombre está vivo o está muerto) o las alternativas pueden compatibilizarse entre sí (o A o B, o ambo: no sé
si ir a la montaña o a la playa –o quizá puedo hacer una escapada a ambas).
Pues bien, la mayor parte de
los errores o trampas proviene de que alguien presente un dilema como excluyente,
cuando en realdad no lo es. O un Gobierno del PP que
garantiza sensatez, estabilidad y sentido común, o el caos de cualquier otro
Gobierno donde haya radicales y/o independentistas. Se trata de un dilema
falso, pues 1) hay otras alternativas y 2) el dilema mismo es falso por los
rasgos que se atribuyen a una y a otra alternativa.
El presentador del dilema
falso “se olvida” de otras posibles alternativas porque su objetivo es
confundir y llevar únicamente el agua a su molino. Si alguien afirma que o permanecemos en el euro y sus políticas de “austeridad” o
nos espera la pobreza y el hundimiento económico, “olvida” otras
posibilidades. El dilema falso es propio de tramposos que gustan de argumentos
burdos y zafios. Es como decir que “esto ha sido un asesinato o un suicidio”. ¿Por qué no una muerte súbita
o un accidente? O “¿cómo
va el enfermo, mejor o peor?”, porque puede estar igual. “O eres devoto de la Virgen del Pilar o no eres un verdadero
aragonés”. Falso a
todas luces. “O la
coalición PP-PSOE-C’s o cualquier otra posibilidad atentará contra la unidad de
España”.
Obviamente, dilema falso. “O una alternativa de izquierdas, progresista y de cambio progreso o quedarnos en la corrupción y el
inmovilismo de los partidos hasta ahora gobernantes”. Falso, si no hay más matices.
En
resumidas cuentas, el dilema falso, presentado como excluyente, pero que admite
otras alternativas, equivale a decir “o blanco o negro”. ¡Ya está bien” ¿llevamos ya muchos siglos de gente que intenta
manipular al pueblo
Muy
a menudo se construye falsos dilemas excluyentes con el único fin de
descalificar a un adversario y confundir a la gente. Hay que ser muy caut@ en
cuanto nos encontremos planteamientos del tipo “los buenos y los malos”, “los amigos y los enemigos”, “lo
blanco y lo negro”
que simplifican la realidad, que más bien la ofuscan. La filosofía del término
medio (no aritmético, sino el hallado desde la razón, la sensatez y la
prudencia) puede venirnos a veces muy bien.
“Si las alternativas no son
incompatibles, no obligan a escoger” (Damborenea).
Para compensar toda esta
pesadez, bueno es descansar en el Reflejo de la Luna, con Paco de Lucía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si lo deseas, puedes hacer el comentario que consideres oportuno.