¡Ay, Señor! Supongamos que son dos
botarates, con poco juicio y que obran precipitadamente y sin reflexión. A
nadie se le ocurre ir a la capital misma del Reino y montar, como titiriteros
que son, una obra satírica dentro del Festival organizado por el Ayuntamiento
comandado actualmente por ese remedo de la Bruja Avería de otrora, Manuela
Carmena. Y para colmo, aparece uno de sus muñecos con un cartel que lleva
escrito “Gora ALKA-ETA”, que ensalza, no a un conocido medicamento
efervescente, sino a la mismísima banda terrorista vasca, que en 2011 anunció y
desde entonces cumple “el cese definitivo de la actividad armada”.
¡Ay, Señor! ¿Cómo no previeron esos dos
titiriteros, con su obrar precipitado y poca reflexión, que un juez los iba a
mandar ipso facto a prisión sin fianza por enaltecimiento del terrorismo, a fin
de evitar que esa obra u otras similares pudieren ser representadas y por flagrante
riesgo de fuga? ¿Acaso confiaron ingenuamente en que otros delincuentes
corruptores y corruptos de envergadura apenas pisaban el calabozo al pagar
sustanciosas fianzas? ¿Es que no saben que “terrorismo” es una de las palabras
políticamente más maleables en su interpretación y aplicación, según la
conveniencia y los intereses de quienes juzgan o gobiernan? ¡Pobres titiriteros
botarates, con tanta precipitación como escasa reflexión!
Una vez más, la acorazada mediática del Reino ha cargado
a galope tendido contra los dos titiriteros, pues con el tema del terrorismo no
se juega ni en broma, ni en Carnaval, ni jamás de los jamases. Por eso, unos
cuantos ciudadanos se aprestaron a denunciar igualmente a la concejala de
Cultura del Ayuntamiento madrileño, acusada por el PP de "colaboración en
enaltecimiento del terrorismo", "desprotección de menores" e
"incitación al odio". ¡Ay, Señor! ¡Ay, España! España…“un trozo del planeta por donde cruza errante la sombra de
Caín”, escribió Antonio Machado, y Manuel Vicent asegura en su Balada de Caín,
premio Nadal 1986, que “si hay algo que nos justifique como sociedad es que somos cainitas” y “si somos
descendientes de Caín es porque todos somos Caín y no al revés”, si bien disfrazados
de distintas figuras.
La acorazada
mediática aúlla o guarda silencio, según los casos. Nada dice ya sobre que “los
buenos, los aliados” bombardean diariamente tierras sirias para combatir a los
malos, los terroristas. Poco dice ya sobre los refugiados sirios en tierras
europeas o aún en su propia tierra. Ni una palabra se oye ya sobre el campo de
detenidos acusados de “terrorismo” de Guantánamo. Vale la venganza de los
buenos (=defensa de la democracia y de los valores occidentales contra el
terrorismo) y es execrable la venganza de los malos (=terroristas a secas y sin
paliativos). Vale la defensa del estado de bienestar de una minoría (=buenos),
no vale demandarlo de palabra y de obra para todos, pus eso es de terroristas y
antisistema.
No es terrorismo
esquilmar el dinero del pueblo mediante corrupciones ciclópeas activas y
pasivas, ni dejar a familias enteras en la calle por desahucios perpetrados por
Bancos y Cajas rescatados con el dinero de todos, incluidos los desahuciados.
No es terrorismo destruir impunemente discos duros que contienen información
decisiva en una causa judicial, ni que haya más de trece millones y medio
españoles pobres y en riesgo de exclusión, a la vez que se propaga que España
esta en plena –dicen- recuperación económica y
creación de empleos (no puestos de trabajo, que no es lo mismo). No es
terrorismo que, tal como denuncian seis organizaciones de Derechos Humanos y
contra la tortura, tras treinta años de democracia sea
"frecuente" la tortura en España, a pesar del silencio generalizado
sobre el tema y que aún sea tabú en no pocos medios de comunicación. El
terrorismo de Estado existente en el mundo se llama hoy guerra preventiva y
defensa de la democracia. Terrorismo es solo el de los terroristas: AlQaeda,
ISIS, ETA, los titiriteros del barrio de Tetuán y la Concejala de Cultura del
Ayuntamiento de Madrid, Celia Mayer, por cooperar en el enaltecimiento de lo
que no debe.
No hace mucho tiempo, en el municipio
madrileño de Qijorna, el ayuntamiento, con su alcaldesa del PP a la cabeza,
organizó en la única escuela pública del pueblo un acto de exaltación
franquista y nazi, con cruces gamadas, insignias de las SS, pósteres y efigies
de Franco y José Antonio, amén de otros muchos “souvenirs” franquistas y nazis.
Pues bien, Mercedes García, la mencionada alcaldesa, no solo no dimitió o fue
cesada, sino que pidió públicamente que dimitiera la oposición por “el daño
irreparable” que habían causado al pueblo dando a conocer los hechos. Muy
comprensible, claro, porque el enaltecimiento del franquismo y del nazismo no
es terrorismo. Al fin y al cabo, líbreme Dios siquiera de pensar que la ex
alcaldesa (ya no lo es tras las últimas elecciones locales por las malas artes
de grupos masones y comunistas compinchados contra España) tiene poco
juicio y obra precipitadamente y sin reflexión. ¡Todo lo contrario!
¡Y los titiriteros, a chirona!
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