martes, 6 de enero de 2015

Diario de un perroflauta motorizado, 416

No me han puesto nada los reyes, menos mal. La propaganda subliminal del orden establecido deja bien grabado en la mente de l@s más pequeñ@s que hoy “los Reyes” (no lo presidentes de la República, no; los Reyes, así, con mayúscula) traen regalos en la “noche mágica” por antonomasia, pasados ya los días del consumo a discreción. Los magos, los portadores de magia son “los reyes magos”. Aún recuerdo mi sorpresa cuando, al visitar la catedral de Colonia (Alemania) me topé con ¡la tumba o el relicario de los reyes magos! Malo es que haya habido alguien con la maquiavélica mente de afirmar que un montón de huesos reunidos en el medioevo pertenecen a los “reyes magos” (los armenios creen que fueron doce: ¿Los doce signos del zodíaco?; los católicos romanos creen que tres: ¿los tres continentes conocidos por entonces: Europa, África y Asía?). Peor aún es que sigan venerados esos huesos en 2015 en una catedral católica.
  La cosa es que la monarquía tiene subliminalmente las de ganar: nos hace niños, nos vuelve a transformar en súbditos, no tenemos nada que opinar o que elegir, el rey mago, Baltasar, Melchor o Felipe, lo llevan en su sangre (azul, como el fondo de las gaviotas del PP), que nada tiene de plebeya, roja, comunista. ¡Viva Cristo Rey! o El Reino de Dios. Siempre monarquía, siempre.
En una mañana tan fría como era de esperar unas cuantas personas que no hemos recibido regalos de rey alguno (¡menos mal!) hemos acudido al portal de la Consejera de Educación del Gobierno de Aragón.



Día festivo, sí, pero allí hemos acudido, cada un@ con sus propias motivaciones. Personalmente, lo dejé ya claro ayer: reivindicando la escuela pública y laica, denunciando los recortes, en homenaje a Marisol Ibáñez y también porque rechazo que haya días festivos de corte confesional para toda la ciudadanía.  Hemos estado en el portal de 11 a 12 horas, hemos cantado el Canto a la Libertad y después nos hemos ido a tomar un vermú al que que no se ha dignado invitarnos ningún rey y ningún mago.
Antes, se nos acerca un hombre nórdico que saluda en farfalloso castellano: “Hola, soy Ólafur, va por tod@s vosotr@s, y especialmente por vuestra compañera Marisol, que hoy cumple años”, y se pone a cantar:



Hasta mañana

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