Todos y cada uno de los grupos políticos creen
firmemente que a) son diferentes de los demás y b) son mejores que el resto de
los grupos políticos. En realidad, repiten los mismos ciclos y desembocan en
los mismos planteamientos.
Tienen en común el mismo punto de
partida: confeccionar las listas de candidat@s. Para ello hay unos cuantos
personajes importantes (en realidad Primos de Zumosol políticos locales) que
dan, rehúsan y reparten nombres y puestos según unas pautas algo alejadas de la
política (si aún seguimos pensando que política viene de “polis”). Esos primos
de Zumosol locales no son autóctonos, pues dependen, a su vez, de unos órganos
“centrales” (generalmente, “Madrid”) que aprueban, desaprueban, tachan, añaden
y dejan la lista definitivamente apañada.
Tras las listas, vienen los programas:
los partidos nuevos han de tener un programa “confeccionado por unas cuantas
personas militantes que quizá vean machacados sus resultados por obra y gracia
de algún grupo de Primos de Zumosol locales-centrales y siempre al servicio de
objetivos e intereses más o menos confesables e inconfesables. Los partidos con
historial y experiencia en otras elecciones lo tienen más fácil: es una
cuestión de cosmética y de aparentes mutaciones lexicográficas y sintácticas de
unos cuantos párrafos escogidos aquí y allá. Está por ver que cumplan su
programa, pero es seguro a) que poc@s o nadie del pueblo van a leer su programa
y b) les va a preocupar mucho más el incumplimiento del programa del vecino que
el cumplimiento del propio.
Y llega la campaña. Unas cuantas personas
de buena voluntad montarán mesas, repartirán folletos y consumirán gasolina de
algún coche con megafonía desde el que lanzar mensajes ininteligibles y sobre
todo exentos de interés para la inmensa mayoría de la gente transeúnte. Sus
eslóganes y sus mítines tendrán carácter especialmente negativo (Alfonso Guerra
fue un maestro sin igual en este campo): anticapitalista, anti-neoliberalismo,
anti-populismo bolivariano y radical, anti-casta, anti-corrupción… También
prometerán generalidades, principalmente cuando avisen al orador de que conecta
una cadena televisiva o un programa radiofónico. Los candidatos se someterán a viajes y
actividades frenéticos y agotadores, que quienes todavía no tienen los callos
muy endurecidos aguantarán con gusto porque declaran sinceramente que la causa
lo merece.
Llegará el día de las elecciones… y todos
los grupos políticos habrán ganado o –no es lo mismo- ninguno de ellos habrá
perdido.
El jueves es festivo en la ciudad de
Zaragoza, por lo que no iremos al portal de la Consejera. Nos volveremos a encontrar
el viernes.
Hoy ha sido una mañana la mar de
tranquila.
Hasta mañana
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